Estrecho de la Florida o fractura de las familias
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Foto: Tomada de Internet.
Algo muy doloroso estamos sintiendo los cubanos que hoy vivimos en Cuba desde que comenzaron los actos violentos y vandálicos, los más despiadados, cuando hombres y mujeres arremetieron no solo contra establecimientos, sino contra un hospital pediátrico en Cárdenas poniendo en riesgo la vida de médicos, enfermeros, madres y niños inocentes, y peor aún, enfermos, hecho tan inhumano como imposible de entender y menos de perdonar.
La gran mayoría de las familias cubanas se sienten tristes, agredidas y dolidas por ver a todas esas personas destruyendo tiendas, volcando carros, robando, intimidando y agrediendo con palos y piedras. La tranquilidad, la paz y la seguridad que todos sentimos aquí se vieron maltratadas. Y es que no existe una justificación o motivos para entender la furia e indecencia de todos esos que pusieron en riesgo a familias, incluso, teniendo las de ellos viviendo en este mismo suelo.
En persona y de frente a frente se siente ello, pero virtualmente el dolor se agudiza por la campaña de odio y los más despiadados ataques que están llevando, no todos, pero sí una buena parte de los cubanos emigrados, sobre todo los que decidieron desarrollarse en los Estados Unidos, y para ser más específicos en el estado de la Florida. Una furia cruel, egoísta, desmedida, fría, ciega, injusta, una furia de cubano a cubano, un malestar entre familias.
No se sabe a dónde fueron a parar el respeto, los buenos modales, la educación recibida en casa, aquí en Cuba, desde cuándo alguien tiene derecho a maltratar a otro por ser negro, o por su inclinación religiosa, sexual o política. Cuál veneno echaron en miles de Coca Colas para olvidarse de tal modo de sus familias e incitarlas a vandalizar a las calles, cuando sabemos que la libertad que exigen es una total anexión y sin importar las consecuencias a la propiedad pública y las familias.
¿Qué hay de esos amigos de la escuela que desde hace mucho no viven aquí y postean imágenes de soldados americanos abogando que la guerra es la solución a nuestros problemas, o que es la suya para acabar con el comunismo y con la que ellos dicen dictadura de Díaz-Canel? ¿Acaso se olvidaron de sus seños en el círculo, de cuando fueron pioneros y orgullosos con sus pañoletas exclamaban “Seremos como el Che”? ¿Tampoco se acuerdan cuando marchaban con total tranquilidad, confianza y orgullo en un 1ro de mayo por la Plaza de la Revolución?
¿Qué hay de las amistades que se creían sólidas y verdaderas en el tiempo y por todo este show político, por el cual se dejaron manipular, terminaron en burlas, acosos, faltas de respeto, y rencores? ¿Cuánta hipocresía llevan esas almas conteniendo dentro de sí mismo, o es que son tan cobardes como para nadar a favor de la corriente así sea bajo el costo de perder los lazos humanos más importantes y valiosos que una persona pudiera atesorar, la familia?
¿Qué hay de esos amigos y familias, que cuando los dos todavía vivían aquí compartían el puesto de trabajo, se ayudaban en las tareas laborales y también si hacía falta una personal se echaban la mano? ¿Por qué el que está afuera ofende al que se quedó, y lo hace contra sus ideales, su forma de pensar y ver la vida, pero también ofende a su patria, y a su madre? ¿Cómo siendo como si fuera familia, hay quienes protagonizan las bajezas más sucias que un humano puede hacer?
Pero es que incluso, ¿qué hay de esos hijos que decidieron emigrar y soltaron como la cigüeña equivocada a sus propios hijos en manos de sus abuelos y hermanos, y en ese que voló no habita una pizca de agradecimiento de que esos abuelos se hayan ocupado, educado, alimentado y corrido en momentos de enfermedades a esos pequeños como si fueran sus padres? ¿Esos que incitan a la guerra se acordarán de sus hijos, padres y hermanos en esta tierra?
¿Qué hay de esos trumpistas que incluso estando a favor de Trump protestaron cuando las remesas fueron barridas y la ayuda económica a los suyos de aquí se vio fuertemente dificultada, pero que ahora les ha dado por hacer viral ciertos videos incitando a quienes viven allá y tienen familias aquí a una ruptura familiar, diciéndoles que si no van a las calles y no rompen tiendas van a desentenderse de la familia por supuestamente no ser recíprocos con ellos? ¿Será que querrán cobrarle a sus familias y amigos todo el supuesto “apoyo desinteresado”?
¿Qué cosa ha sido capaz de envenenar a tantas almas, o será que el capitalismo y lo material que ya consiguieron allá los despojaron de sus sentimientos, raíces, amistades y familiares que decidieron quedarse aquí? Son muchas las familias cuyos lazos se han quebrantado a raíz de todo esto. Como dijera nuestro presidente es como un odio “que fractura a la familia, a los amigos, a la sociedad, y que amenaza con llevarse muchos de nuestros valores al rincón de lo inservible”.
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Mariangeles Rodriguez
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