Ernesto Piña y los poderes de La Súper

El espíritu de la mítica guerrera aborigen Jevalentina, convierte a una joven profesora de Ciudad X en la súper heroína que protege a las mujeres de la violencia machista. Ahora, si usted espera una vengadora fitness, con fuerza suficiente para lanzar a los abusadores con una sola mano, poderes de fuego, hielo o patadas letales, se va a decepcionar...

Yudeisy, cuando se convierte en La Súper, cambia la mentalidad del adversario y lo convierte en aliado, su magia no derrota, transforma. Por otro lado, el largometraje de Ernesto Piña también reconoce, a su modo, la necesidad de la movilización social para enfrentar los cánones patriarcales, el machismo, la violencia.

Al final de la presentación de La Súper en el 43 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que recién concluyó, conversamos con su director.

¿Qué planes hay con La Súper?

«El ICAIC piensa exhibir la película en los cines de estreno del país a partir del 22 de diciembre y a partir de ahí me imagino que después se piense para una distribución, no solamente nacional a nivel de otros eventos, sino también a nivel internacional y eso me encantaría y, por supuesto, por su mensaje social se puede incluir tanto en festivales de animación como en otros relacionados con la violencia de género».

Aunque uno puede descubrir elementos muy cubanos, el filme tiene un lenguaje bastante universal ¿era la intención?

«Sí, hay su lado cubano ahí, pero intentamos con los diálogos que sonara lo más universal posible, hay cosas en el personaje del villano en las que se nota un poquito más la forma de hablar del cubano, pero eso se integra bien a toda la película».

Se anuncia como un filme para adultos, sin embargo, tiene un mensaje que viene muy bien incluso en edades más tempranas ¿Por qué no para adolescentes?

«A lo mejor un niño de 11 ó 12 años, en compañía de los padres, de algún adulto que lo acompañe y le explique, podría verla. El niño y la niña adolescente, tiene quizás muy poca experiencia, pero tiene ahora, más que nosotros, la posibilidad de acceder a mucha información a través de los teléfonos, Internet... y muchas veces se exponen a esa información hasta escondidos de los padres y entonces a veces saben cosas que uno ni se imagina que ellos manejan, así que hay que estar a la viva también y tener en cuenta eso.

«Yo pensé que la película podía ser para un público de 12 años en adelante, pero decidimos que no, por el tratamiento del tema de la violencia, aunque se toca de una manera más distante, pero igual está presente».

No es la primera vez que tratas temas sociales ¿por qué?

«Para mí tocar temas sociales siempre ha sido el pollo del arroz con pollo, porque al final eso es lo que conecta más a la gente. Especialmente aquí en Cuba, la animación se ve como algo más infantil y hacer un trabajo para adolescentes, jóvenes, adultos, es como un "raro" dentro de la animación cubana, entonces creo que es válido y que hay que explotarlo, hay que seguirlo fomentando. Creo que Pubertad fue una serie que a mí me ayudó mucho a entender cómo conectar al público con lo social y crear un producto útil también a la sociedad». 

Sin embargo, logran hacerlo sin perder la frescura y hasta con ciertos rasgos de humor que son casi una tradición en lo mejor de la animación cubana...
 
«En el caso de La Súper, por ejemplo, lo que más nos trazamos el guionista y yo fue tratar ese tema social tan fuerte, pero que al mismo tiempo no fuera un ladrillo de conocimientos con el tema de género, sino más bien, que se contara una historia fresca, de aventura, para conectar con el público destino y el tema que esté ahí, pero bien hilvanado con la historia, bien mezclado y creo que se logró, creo que funciona».