¿Eres una persona peculiar?

Yo sí y, por lo tanto, hoy es mi día. Nada oficial lo marca, pero en el calendario de días internacionales y mundiales que circula por la red de redes aparece marcado el 10 de enero como la fecha para celebrar a la “gente peculiar”.

Francamente, no podría listar mis “peculiaridades” ahora mismo, pero de que las tengo, las tengo y estoy segura de que usted también, de hecho, la definición de "personas peculiares" es tan subjetiva y variable según el contexto y la perspectiva de cada persona, que me atrevería a decir que la fiesta es de todos.

No obstante, ahí les cuento lo que se publica como definición de gente peculiar: comportamientos no convencionales, acciones, hábitos o formas de ser que se apartan de lo considerado "normal" o "común" en su entorno. Personas con pasiones, aficiones o curiosidades que no son compartidas por la mayoría. Una manera diferente de abordar los problemas. Su visión del mundo o sus creencias pueden ser poco tradicionales o divergentes. Formas distintivas de vestir, peinarse o expresarse, sin apego a modas o tendencias.

¿Me sigue? ¿No se vio un poco en algunas de estas características? Pero hay más. Leí por algún sitio que abrazan su individualidad, se muestran tal cual, sin miedo a ser juzgados o rechazados por no encajar en los moldes sociales.  Se sienten cómodos con su singularidad y no intentan cambiarla para complacer a otros. Se valoran a sí mismos y a sus diferencias, sin necesidad de la aprobación de los demás.

No se limitan a las normas: son gente creativa, innovadora, abiertos a nuevas ideas y perspectivas, cuestionan las normas y los prejuicios, siguen su propio camino, sin más límites que el respeto a las peculiaridades del resto.

¿Qué me dice? ¿Celebramos? Es un excelente momento para mirarnos y vernos, reconocernos y amarnos porque somos seres únicos e irrepetibles. Se trata de disfrutar la diversidad de la naturaleza humana, decidirnos a aprovechar la maravillosa oportunidad de no ser copias, sino originales, abrazar lo que nos hace “peculiares”, distintos, en lugar de tratar de encajar en un molde. Más bien, asumir el mundo como un rompecabezas en el que justamente la diferencia entre sus piezas es lo que hace permite armar el paisaje completo.