Entre marido y mujer… a veces se deben meter
especiales
Ilustración: Isabel Gómez Guizar
El conocido refrán no siempre es válido, sobre todo cuando se trata de violencia de género, y considerando que recién ha sido aprobada por el Consejo de Ministros la Estrategia integral de prevención y atención a la violencia de género y en el escenario familiar.
Está claro que la mencionada Estrategia no alude solo a las relaciones de pareja, sino a todo tipo de violencia de género y a la intrafamiliar, incluyendo la violencia psicológica, así como la física, desde el silencio que desconoce, minimiza, hasta el acoso sexual, la agresión y el feminicidio, entre otras de las manifestaciones que incluye el lamentable abanico de esas conductas.
Su objetivo, al decir de la secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Teresa Amarelle Bouée, miembro del Buró Político, es “remover las bases estructurales y culturales que sustentan la violencia de género, así como perfeccionar y generar nuevos mecanismos de protección a las víctimas y sobrevivientes”.
La cultura patriarcal que nos distingue no lo hará una tarea fácil. La Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género, de 2016, cuyos resultados deben haber variado de modo significativo con el confinamiento, ya consignaba que más de la cuarta parte de las mujeres entrevistadas (un 26,7%) reconocía haber sufrido algún tipo de violencia en su relación de pareja durante los 12 meses previos al estudio.
Con independencia de la voluntad política y las proyecciones a favor de la igualdad de género y de oportunidades, las investigaciones sociales dan cuenta de que en la Isla existen todas las formas de violencia de género.
“De tal manera, que lo visto en la Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género es solo la punta del iceberg”, aseguró la doctora Clotilde Proveyer Cervantes, profesora titular del Departamento de Sociología de la Universidad de La Habana y coordinadora del equipo asesor de la FMC, en el espacio televisivo Palabra Precisa.
¿Normal-natural?
La mencionada Encuesta Nacional reveló también que, entre las cubanas que refirieron haber sido objeto de violencia de género, solo el 3,7% había pedido algún tipo de ayuda.
Lamentablemente, no asombra demasiado. Ocurre que parece estar extendido entre una cantidad de cubanas el preconcepto de que es “normal-natural” que Ellos les exijan a Ellas por el solo hecho de ser sus maridos, y, en caso de no ser atendidos, pues “que se atengan a las consecuencias”.
Ese es un razonamiento escuchado en variados ámbitos y expresado de diferentes formas, aunque no tanto entre las cubanas más jóvenes.
Sucede que persisten los factores que hacen emerger esas situaciones de violencia: desde la educación recibida en el contexto familiar hasta la socialización a nivel macrosocial de prejuicios y estereotipos.
“Ha faltado un debate público, un análisis de por qué perduran situaciones particulares en determinados sectores –porque tampoco esto se manifiesta en todo momento y en todo el país. O sea, nos queda por hacer”; de este modo aseguraba la psiquiatra Ada Alfonso Rodríguez, profesora e investigadora del CENESEX, en el programa de televisión citado.
De ahí la trascendencia de la Estrategia recién aprobada, resultado del aporte de saberes en los campos de la salud, la legalidad, la educación y otras disciplinas, así como de la contribución de organizaciones sociales y de masas, y de la sociedad civil en general.
Una respuesta integral e integrada
El documento mencionado se propone garantizar la respuesta integral e integrada para la prevención y atención efectiva a la violencia. En esa dirección incluye la prevención, la atención y la protección a aquellas involucradas en fenómenos de violencia de género así como a lo referido a la violencia doméstica, no solo alusiva a las mujeres.
Aspira también a consolidar mecanismos de protección a los grupos más vulnerables a la violencia de género y también a otras formas de violencia en el escenario familiar. Asimismo, entre sus fines queda perfeccionar el marco jurídico nacional, en coherencia con el marco jurídico internacional, la Constitución de la República y el Programa Nacional de Adelanto de las Mujeres.
La Estrategia articula de modo fluido con este último Programa Nacional, sobre el que Cubasí ya comentó, y entre cuyas áreas de trabajo queda comprendido el diseño y creación de un Observatorio de Género, con todas las potencialidades que este puede significar.
En medio de esta pandemia y con los disturbios del 11 de julio en Cuba, el abordaje de este tema podría parecer algo desfasado. Pero no por gusto el Consejo de Ministros debatió y dio su aprobación a la Estrategia integral de prevención y atención a la violencia de género y en el escenario familiar precisamente la semana pasada.
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