¿El amor tiene edad?

A un grupo de mis contactos, de edades, profesiones y nacionalidades diversas, les hice esta y otras preguntas pensando en la reacción de muchos cuando ven demostraciones de amor entre sus padres, abuelos u otros adultos, como si estuviera mal amar a alguna edad “avanzada”, como si les pareciera cursi o repulsivo.

Recuerdo que de pequeña también me resultaba raro ver afecto ajeno. Me refiero a, incluso, un simple acto como un abrazo, o un beso moderado de labios. Supongo que el motivo tendrá que ver con la crianza discreta que tuve, aun no siendo mojigata. Sin embargo, razonado esto y madurados mi personalidad y sentimientos, sigo sin sentirme cómoda cuando veo a otros, sobre todo mayores, en contexto meloso.

Ya sé que es un reflejo extraño cuando, de repente, ahora ya no soy una muchacha y me toca ser quien adopta una postura afectuosa en público mientras otros, quizás, me ven fuera de lugar; pero esto fue lo que realmente me impulsó a encuestar sobre la edad para amar, y otras cuestiones relacionadas con cómo lo sentimos ahora que ya estamos “grandes”, y qué tanto necesitamos el amor en nuestras vidas.

En primer lugar, me encantó la repercusión de las preguntas en mis amigos porque reaccionaron rápido y parecían felices de poderme hablar de sus sentimientos. Creo que si les hubiera pedido otro tipo de ayuda no hubieran estado tan dispuestos a conversar a las once de una noche invernal. Por lo tanto, mi primera conclusión, a priori, es que, el amor moviliza aunque estemos viviendo ya la cuarta década, y menos también, así como más de 50 y casi 70, que son los rangos de edades de la muestra que elegí.

El amor es, simplemente, un conjunto de emociones que cada quien vive de manera particular, pero intensa. Es subjetivo, y muchos coinciden en la forma de conceptualizarlo y en asegurar que, con amor todo es mucho mejor, más llevadero y enriquecedor.

Desde el más joven de mis encuestados hasta el de más edad, todos concuerdan en que la experiencia acumulada hace que con los años veamos el amor de pareja con un carácter más sólido, con los pies en la tierra, sin renunciar al romance, pero tampoco sin titubeo ni superficialidad. Por ejemplo, Mayra respondió lo siguiente: “ya a los 50 años tienes madurez y pasaste por tantos episodios que te marcaron en la vida, que puedes llevar mejor una relación, y la disfrutas más. Cuando eres mayor tienes más tiempo vivido y menos por vivir, y te das cuenta de que es en ese momento que puedes ser más tolerante con los problemas que enfrentes con tu pareja”.

Mientras tanto, para Carlos “lo importante es construir relaciones de valor, desde la espiritualidad, hasta la realización personal. Amar en pareja es compartir la felicidad”. Asimismo, Villalba me comenta que con los años el sentimiento “es más fuerte porque se conoce mejor a la pareja, se madura juntos y se es más que dos, socios de vida”. Además, garantiza que siempre el amor es importante para vivir, “es una necesidad humana”.

Por su parte, Luis Ángel considera que “nunca perdemos la capacidad de amar, aunque tengamos cien años. Hoy sigo viviendo el amor con mucha pasión, he aprendido a ser más tolerante, comprensivo, a querer sus virtudes y a aceptar sus imperfecciones. El amor no es indispensable para vivir, pero indudablemente nos hace más placentera la vida, nos regala motivos para querer existir”.

Para Lien el amor en la madurez llega mucho más sano y consciente porque en edades más tempranas la pasión ciega y no deja ver el complemento, y esa condición con el tiempo se vuelve indispensable y protagónica, “me refiero al respeto, la consideración y demás sentimientos esenciales para que el amor funcione y perdure”. Me confiesa que a ella a los 40 años le llegó un amor diferente, “a esa edad entendí lo que era verdaderamente el amor en toda su dimensión, lo que era la pareja y cómo se podía vivir feliz en ese sentido. Hoy por supuesto disfruto del amor mucho más que 20 años atrás porque está basado en pilares fuertes de valores, ética y sentimientos sinceros. Me da seguridad, abrigo, y es un amor sano porque sabemos lo que queremos y cómo alimentarlo cada día, sin competencias ni resentimientos”.

OASIS Y COMPLEMENTO

“La forma de ver el amor cambia porque se siente más tranquilo, relajado, con más confianza en uno mismo, es agradable compartir ideas, sueños, esperanzas, ser cómplice con alguien —ratifica Fedora, al tiempo que otro amigo con más de 50 años de edad, Juan Carlos, garantiza que el amor es oasis y complemento, y responde que “hace veinte años, era joven, menos considerado, paciente y cuidadoso. Hace tiempo que el atractivo, además del físico, incluye para mí otras cualidades. El amor en pareja nos hace ver la vida diferente, a veces es apoyo, escape a las dificultades, siempre ayuda a completar la vida”.

Para Maydaned cada etapa le ha enseñado de un modo distinto lo que es el amor. “Después de los 40 años es diferente, se es más experimentado para valorar cada sentimiento, para tomar decisiones, incluso en el sexo. Definitivamente sí necesito el amor en mi vida porque me llena día a día; pensar en alguien, y saber que esa persona está ahí a tu lado, en buenos y malos momentos, es totalmente enriquecedor”.

Mabel reflexiona que cada pareja tiene su tiempo, pero piensa que se necesita madurez para conseguir estabilidad en el amor. “No obstante, creo que entre los 25 y los 35 años es un momento excelente porque se mezcla juventud, algo de experiencia y cierta madurez. Después de más de 20 años es más lindo, más seguro y profundo porque solo necesitas ser feliz y sabes cómo; además, todo es más natural, sin penas. El amor es la verdadera compañía, los hijos crecen y se van de tu lado, y tu pareja es fundamental para ser más feliz”.

Fotografía tomada de Internet

En el amor es mejor dejarse llevar y guiar por el instinto, no existen fórmulas y nadie lo expresa del mismo modo y tampoco son, necesariamente, iguales las experiencias porque no solo es único cada camino, sino también la manera de sentir, los intereses, las circunstancias e impresiones. Para Magalys el amor de pareja “debe ser cuando se esté preparado para asumir la responsabilidad y el compromiso que implica tener al lado otra persona que no piensa igual y tiene sus propios asuntos, que no siempre coincidirán. Con los años el sentimiento es más equilibrado, tolerante, se comprende mejor lo que sucede porque ya no se actúa por impulso de juventud, sin pensar, se analiza más”.

“El amor, como sentimiento, no envejece —afirma Nadiezhda— con los años se fortalece. Amar y ser amado te hace sentir positivo, feliz, con energía". En ese sentido, Ernesto aporta que “la persona con la que compartes tu vida siempre te hace falta. Estar solo no es bueno, y no hay nada como compartir la vida con quien amas. La experiencia ayuda a ser mesurado, conservador, a valorar y darle importancia a lo que de verdad lo merece, pasar de largo de lo trivial, y evitar desacuerdos para concentrarte en lo que realmente vale la pena. El amor me ofrece intimidad, confianza, tranquilidad, preocupación, todo”.

A sus poco más de 30 años Mayrita reafirma que “la mejor edad es después de los 25 por la madurez acumulada. Se tiene más responsabilidad, planes, compenetración, y sin mucho drama. En la primera juventud es más importante el gusto, la diversión, y a veces no se piensa mucho en el futuro”.

Para terminar, María Isabel dice que pensar en que el amor es para una edad es completamente absurdo, “el amor nace o no, solo hay que sentirlo y ya. Con los años no es igual porque los tiempos cambian, uno cambia y la pareja tampoco es la misma, pero si estás enamorada, correspondida y feliz, wow, es lo mejor, gratificante, pasional. Es bonito contar con un compañero de vida que complete tus días. El amor mueve al mundo”.