EE.UU. no podrá derrotar a China en el plano tecnológico

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EE.UU. no podrá derrotar a China en el plano tecnológico
Fecha de publicación: 
25 Marzo 2025
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Imagen tomada de https://misionverdad.com

La guerra tecnológica de Estados Unidos contra China tiene como nudo crítico la industria de semiconductores. Dadas las restricciones impuestas desde Washington, que buscan limitar su progreso, el país asiático las ha sorteado encontrando nuevas vías para la innovación, mientras, en paralelo, nuevas oportunidades aparecen en su horizonte.

Esto ocurre en distintos ámbitos como la inteligencia artificial (IA), con Deepseek como muestra. Pero, por ejemplo, en la industria automotriz, China logró superar los desafíos de la tecnología de motores de combustión interna innovando en vehículos eléctricos y baterías.

En cuanto a los semiconductores actuales, ha aplicado diversas estrategias, como la arquitectura RISC-V de código abierto, la litografía DUV más antigua, el empaquetado 3D avanzado y los chiplets.

Más que una guerra entre bandos, la retroalimentación entre China y sus adversarios occidentales es un punto crítico. Estos han contribuido a fortalecer su posicionamiento en la carrera mediante alianzas que alimentan el llamado "ciclo chino", que es el mismo mediante el cual se desarrollaron tecnológicamente países como Japón y Corea del Sur, solo que, en este caso, la escala es mayor.

Las claves del liderazgo tecnológico global chino están en:

    -Inversión: una muestra del incremento constante de su gasto en investigación mas desarrollo (I+D) que, según datos del Banco Mundial, ha sido 2% del PIB en promedio. En 2022 el país invirtió alrededor del 2.4%, unos 372 mil millones de dólares, acercándose a los niveles de inversión de Estados Unidos.

    -Planificación: planes de alta prioridad como el Quinquenal y el "Made in China 2025" buscan reducir la dependencia de tecnologías extranjeras y liderar en sectores como la IA, los superconductores, energías renovables, robótica y computación cuántica.

    -Educación y talento: produce más de 1,5 millones de graduados en ingeniería y ciencias cada año y ha invertido en la creación de universidades de élite y programas de investigación, como la Iniciativa de Doble Primera Clase (Double First-Class), que busca posicionar sus universidades entre las mejores del mundo.

    -Colaboración entre sectores: la colaboración entre empresas, universidades y centros de investigación es fundamental. Por ejemplo, empresas tecnológicas como Huawei, Tencent y Alibaba invierten fuertemente en I+D, a menudo en asociación con instituciones académicas. Además, poseen tanto parques industriales como zonas de innovación, como el "Silicon Valley chino" en Shenzhen para facilitar la transferencia de tecnología e innovación.

    -Reducción de la brecha tecnológica: mediante avances significativos en áreas como 5G, inteligencia artificial y energías limpias, también su creciente capacidad de innovación se reflejó en 2022 cuando superó a Estados Unidos en número de publicaciones científicas y patentes registradas.

    -Incentivos fiscales y políticas favorables: para continuar la mejora en las cadenas de suministro y las capacidades industriales del sector manufacturero, a través de la inversión extranjera, este 2025 el gobierno ofrece incentivos fiscales, subsidios y préstamos a bajo interés para empresas que invierten en I+D.

La arrogancia occidental alimenta el "ciclo chino"

El analista Kyle Chan ha descrito como "pacto fáustico" el proceso mediante el cual las empresas extranjeras se benefician de vender al mercado chino en el corto plazo, pero fortalecen a sus futuros competidores chinos en el largo plazo.

Estas empresas, en aras de aprovechar las amplias ventajas que ofrece China, construyen plantas de fabricación, forman empresas conjuntas con empresas de ese país, establecen centros de I+D, comparten tecnología y técnicas de producción e, incluso, venden parte de su negocio.

A medida en que las empresas chinas se vuelven competitivas, las extranjeras, primero, se ven desplazadas del mercado chino, por lo cual pierden una importante fuente de ingresos. Luego, se enfrentan a desafíos en mercados fuera del país asiático.

Los fabricantes de automóviles estadounidenses, alemanes y japoneses están viendo cómo sus lucrativos negocios en China colapsan, a la vez que pierden participación frente a su competidor asiático en otros mercados.

Empresas como Apple o Volkswagen se han visto atraídas por el acceso al mercado chino, también porque Beijing ofrecía bajos costos laborales. La externalización de la producción hacia China ha contribuido a transformar el país en una potencia manufacturera, lo cual hace cada vez más atractiva su base industrial para estas empresas y quedan "entrampadas" en una retroalimentación constante.

Asimismo, aceptan compartir tecnología y conocimientos creyendo poder mantener su acervo de vanguardia fuera del alcance de China porque, en su arrogancia, dudan de su capacidad para producir verdaderos competidores globales.

Otro aspecto clave ha sido la venta de activo; plantas con supuestas tecnologías obsoletas le han sido vendidas a precios bajos, lo que ha servido como punto de partida para la ingeniería reversa en áreas como metalurgia, motores eléctricos y dispositivos de almacenamiento de datos.

China ha incorporado, de su propia tradición, la apropiación de bienes o técnicas modificados por su cultura y adaptados para ella. Esto se denomina shanzhai y ha sido clave para su participación en la carrera tecnológica.

Chips tradicionales, lo "viejo" como oportunidad

El de los semiconductores es un frente crítico dado que en él radica la innovación a futuro en distintas áreas de la tecnología en desarrollo, incluida la de defensa.

Aunque las políticas estadounidenses y chinas se han centrado más en segmentos de vanguardia de la industria de semiconductores que en los llamados chips "de nodo maduro" o tradicionales, está claro que China mantiene su posición como el mayor mercado mundial de chips y tiene ante sí la oportunidad de priorizar el desarrollo de su industria tradicional.

Esta proporciona insumos cruciales para una amplia gama de sectores, como la automoción, la electrónica de consumo y la fabricación de alta tecnología.

En Estados Unidos y Europa persiste preocupación por el posible exceso de capacidad chino en chips maduros. Así como las restricciones estadounidenses no pudieron evitar la aparición de Deepseek y otras plataformas de IA desde China, tampoco evitaron que este país expandiera rápidamente su capacidad de producción de chips maduros, que se espera alcance 39 % de la capacidad mundial para 2027.

Los fabricantes chinos ya han reducido los precios de los chips de carburo de silicio (SiC), utilizados en los sectores eléctrico y automotriz.

Los chips chinos se encontraban en la mayoría de los productos de las empresas encuestadas en enero de 2024 por el Departamento de Comercio y la Oficina de Industria y Comercio de Estados Unidos.

Aunque solo representan alrededor de 2,8% del total de chips, distintas vocerías occidentales señalan con disgusto que la creación de una industria de semiconductores independiente es un elemento clave del plan "Hecho en China 2025".

Desde 2018, el país asiático ha subvencionado este sector y, tanto el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés) como el Centro de Análisis de Políticas Europeas (CEPA, por sus siglas en inglés), lo conciben como una amenaza por la dependencia que se estaría creando.

Estados Unidos se prepara para imponer aranceles a estos "caballos de batalla olvidados" procedentes de China, y promulgó la Ley Chips en 2022 para otorgar fondos con el objetivo de expandir la producción estadounidense de chips antiguos.

En el marco de la doctrina neoliberal que busca minimizar los subsidios, la salida ha sido subsidiar.

Coevolución industrial versus reacción tardía

Entretanto, las proyecciones apuntan a que Beijing podría tener ventaja en ese mercado dado su dominio en la fabricación de muchas industrias derivadas, sin descuidar las tradicionales y en la búsqueda de las emergentes.

Distintos segmentos de la industria de chips y sus sectores de aplicación pueden mejorar conjuntamente mediante una especie de coevolución industrial.

Misión Verdad ha reseñado el impacto del memorando America First Investment Policy, instrumentado por Trump, que establece un marco de inversiones extranjeras para Estados Unidos en el que no estén incluidos, directa e indirectamente, los "adversarios extranjeros".

Con esta política se busca contener la mencionada dependencia en diversas áreas tecnológicas, incluido el frente de los semiconductores, y captar mayor capital extranjero hacia las industrias del sector.

Al restringir la eventual fuga de propiedades materiales e intelectuales que pudieran beneficiar a los "adversarios extranjeros", la actual administración intenta revertir el peso que han obtenido países emergentes como China en los mercados tecnológicos y, por ende, en el nuevo ordenamiento geopolítico.

Quizás ya es tarde para Trump, aunque China busca aumentar el consumo interno y está creando incentivos para que empresas extranjeras se instalen en otras regiones más baratas, también hay otros países como Vietnam, Laos y Bangladesh que mantienen bajos gastos por mano de obra y que aplican ingeniería reversa. Es un mecanismo que, de manera germinal, se está replicando en Asia y que sigue haciendo atractiva la inversión desde el Norte Global.

Se trata de otro escenario en el reacomodo mundial. En cuanto a la "guerra de los chips", el reto de China está en no abandonar ni debilitar "lo viejo" mientras sus empresas se automatizan, aumentan el gasto en I+D y fabrican productos de mayor valor agregado.

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