EE.UU.: Bloqueo a Cuba, campaña electoral y otras paradojas
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El informe sobre el impacto del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba en el último año, presentado el pasado jueves por el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, recoge que las pérdidas sobrepasaron, por primera vez, los cinco mil millones de dólares en un año.
Paradójicamente, por estos días otra cifra también relacionada con EE.UU. salta a la cara como tarántula: unos 11 mil millones de dólares habrán circulado en ese país asociados a la campaña electoral de demócratas y republicanos por la presidencia, según certifica el Center for Responsive Politics (CRP), de ese país.Serán los comicios más caros del mundo.
Bastaría una simple operación matemática de sustracción para aquilatar, solo de manera aproximada, el durísimo contraste entre los daños que nos causa el bloqueo -en lo económico, lo comercial, lo financiero, en cuestiones de vida y muerte, más ahora con la Pandemia-, y cuáles son los fines de esos miles de millones que buscan comprar votos.
Claro, eso de comprar votos es un eufemismo, en realidad, lo que la inmensa fortuna invertida en la campaña electoral estadounidense –la más grande de la que se tenga noticias- lo que busca es garantizar los intereses de los grandes donantes, una vez electo el presidente por el cual hicieron sus aportes.
“El candidato que más gasta, gana en nueve de diez ocasiones. Esa es creo que una muy cruda realidad de la política en Estados Unidos”, lo asegura Sheila Krumholz, directora ejecutiva del CRP.
En esta oportunidad, dada la situación epidémica, los aspirantes han gastado menos que en otras campañas en desplazamientos por el país, pero lo que por ahí ahorraron lo invirtieron de un modo desenfrenado en propaganda política, que sobre todo inunda el ciberespacio en una especie de infodemia, peor que la desatada en torno a la Covid-19 y así calificada por la OMS.
Donativos y compras de insumos médicos obstaculizados, persecución de las transacciones financieras y comerciales de Cuba; la prohibición de vuelos desde EE.UU. hacia todas las provincias cubanas, con excepción de La Habana; la persecución e intimidación a las empresas que envían suministros de combustible a Cuba, y la campaña de descrédito contra los programas de cooperación médica cubana, son algunos de los ejemplos más relevantes mencionados por el canciller cubano de cómo el bloqueo nos ha golpeado. Y subrayó de manera especial, calificándolos de “particularmente alarmantes” los 5 paquetes de medidas adoptados en 2019 en función de vigilar e imponer medidas de castigo contra las empresas, buques y navieras que transportan combustibles hacia Cuba.
Todo eso y más, muchísimo más, son las afectaciones causadas a Cuba, mientras grandes entidades y también multimillonarios a título personal, hacen correr cataratas de dólares buscando el triunfo de uno u otro candidato.
Por un lado, crecen en forma inédita los donativos y aportes a la campaña electoral, y, por el otro, crecen también de forma nunca antes vista las pérdidas y daños que nos ocasiona ese imperio, al punto de significar un incremento de cerca de mil 226 millones de dólares con respecto al período anterior.
Una batalla por el poder, más otra por asfixiarnos a golpe de carencias, andan rechinando metales y sumando millones de dólares, mientras los cubanos seguimos aquí, alzando la frente, porque la dignidad, la honra y la soberanía, nunca tendrán precio. Bien lo sabemos.
Cuánta buena y humanitaria labor podría haberse concretado si tantos millones hubieran llevado como brújula el bienestar del ser humano y no un espurio poder, solo en función de los menos, los que tienen cada vez más.
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