EDITORIAL: La Uneac en su aniversario 63

La Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Uneac, celebra este jueves 63 años de su fundación. La organización, que agrupa a los mejores exponentes de la creación y el pensamiento de todas las manifestaciones del arte, ha desempeñado un rol fundamental en la vida cultural de la nación.

A lo largo de estos años se ha consolidado como un espacio vital para la convergencia y el debate de las ideas, ofreciendo una plataforma a los artistas e intelectuales en los momentos particularmente complejos.

En tiempos de creciente influencia de la pseudocultura, que casi siempre lleva consigo esquemas colonizadores y homogeneizadores, la Uneac emerge como un baluarte de la identidad cultural cubana.

En un mundo globalizado, donde los productos culturales tienden a estandarizarse y donde valores identitarios corren el riesgo de ser silenciados, la Uneac se presenta como baluarte de las expresiones artísticas auténticas y de las tradiciones culturales cubanas, partiendo de claras jerarquías.

Los esquemas colonizadores y mercantilistas de la pseudocultura, con su capacidad para banalizar y desvirtuar, representan un desafío enorme para cualquier nación que valore su patrimonio cultural.

En este contexto, la Uneac no solo debe ser asumida como un espacio de encuentro para los mejores artistas cubanos, sino también un foro permanente donde se defienda la autenticidad y se rechace la mediocridad.

Esta auténtica batalla cultural no es simplemente una cuestión de preferencias artísticas o de modas pasajeras, como han querido presentarla y relativizarla algunos; es una amenaza real para la diversidad cultural.

Con esa consciencia, es necesario fomentar el debate crítico, un análisis profundo que propicie que los artistas cubanos se posicionen con obras que, sin negar la contemporaneidad y el diálogo con el mundo, reafirmen sus raíces.

En ese sentido, una fructífera confrontación de ideas debe cobrar mayor relevancia. Unidad desde la diversidad. No solo de los problemas asociados a la creación deben ser competencia de la Uneac. Hay una clara proyección en todos los ámbitos de la vida nacional. Los artistas tienen mucho que aportar.

Las tensiones del complejo momento que enfrenta el país no pueden limitar la pujanza del discurso artístico. La Uneac puede alcanzar consensos, promoviendo un arte comprometido, y al mismo tiempo crítico. Forjar una cultura de resistencia, una conciencia cívica.

La organización no es un simple club social para artistas: tiene que consolidarse como ente dinámico, trinchera de la mejor creación, conciencia crítica de una sociedad en revolución permanente.