Deporte cubano: Grandes duplas entrenador atleta vestidas de gratitud (+Fotos)
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Hay una palabra en la vida, que aplica perfectamente al deporte, la cual arropa una virtud que considero toda persona debiera poseer: la gratitud.
Por estos días se ha exacerbado en las redes la presencia del gimnasta Manrique Larduet, uno de nuestros dos clasificados olímpicos por la gimnasia artística a los Juegos Olímpicos de Tokio y quien recientemente retornó a los entrenamientos a la Escuela Nacional de Gimnasia en busca de la forma óptima deportiva.
Esa que le permita coquetear de tú por tú con los pesos pesados de la disciplina, como lo hiciera en el Mundial de Glasgow 2015, cuando se agenció la plata en el concurso de máximo acumulador (90.698 ptos); y el bronce en la barra fija (15.600). a lo que adiciona su quinto puesto en el certamen del orbe de Montreal 2017 en el propio all around ((86.031).
Todo ese palmarés de la mano de su entrenador de toda una vida, a quien no ha dudado el propio Manrique en calificar como a un padre: Carlos Rafael Hernández Gil.
A veces la vida tiene que ponernos en circunstancias adversas extremas para sacar lo mejor de nosotros como seres humanos. La de Manrique en los últimos tiempos no ha sido ni por asomo una panacea: En el cénit de su carrera tuvo que someterse a una intervención quirúrgica en sus dos muñecas que lo mantuvo más de un año alejado de la alta competición.
Luego su retorno fue lento, intentando dar pasos sólidos para no resentirse de esa ni de ninguna otra molestia en el plano físico y de paso salir a perseguir sus sueños de agenciarse una presea olímpica. Algo que en Río de Janeiro 2016 se vio difuminado por una lesión en su pie sufrida tras una caída, y luego una calificación en extremo cuestionable en la barra fija (15.033).
Ustedes se preguntarán cómo empasta todo esto con la gratitud, luego de que el santiaguero nacido el 10 de julio de 1996 se clasificara a la capital nipona con 81.898 en el all around de la cita universal de Stuttgart, el pasado año, donde alcanzara el puesto 21 de la clasificación general y cuarto entre los que no poseían visado.
Pues bien, la conexión es indiscutible. Piense usted en la persona que desde antes de cumplir los cinco años lo acompañó durante toda su carrera deportiva, en ese inseparable entrenador, confidente, amigo… padre, capaz de entender con apenas un gesto, cualquier situación que se pudiera presentar.
Piense en el crecimiento juntos, en los fines de semana en casa de gil como narrara el propio Larduet a CubaSí, en los cambios fisiológicos y de pensamiento, la transición de la niñez a la adolescencia, y luego de esta a la adultez y madurez deportiva. Medite sobre lágrimas de emoción o tristeza. Y luego reflexione sobre una separación o ruptura, para muchos inexplicable, entre mentor y discípulo.
De seguro estoy que eso han hecho, con la almohada como mayor confidente, Manrique y Gil en estos siete meses de “tranquilidad” y más horas que de costumbre para pensar.
Y la respuesta la hallamos en la carta abierta publicada por Manrique a su entrenador, y la respuesta de este, permeada por una emoción indescriptible. Acá le dejamos ambas reflexiones:
Carta abierta a mi entrenador
Ha pasado el tiempo y ha sido el necesario para reflexionar. Te escribo y lo hago público, para decirte que me arrepiento de haberte dicho en algún momento que quiero prepararme con otro entrenador. Admito que no es justo después de todo el trabajo que hemos pasado juntos, después de tantos sacrificios, de tantos sueños cumplidos y que faltan por cumplir. Ese es un logro nuestro. Asumo que nunca pensé que nos fuéramos a distanciar. Toda Cuba tampoco lo creería. Hoy la mayoría no sabe de esta distancia y también agradezco tu discreción. Nunca lo dijiste en ninguna entrevista pública. Yo tampoco lo hice.
Pero lo que nadie sabe es que a pesar de la distancia nuestros corazones estaban juntos. En este tiempo ambos hemos aprendido. Ahora entiendo que por sobre todas las cosas te debes sentir orgulloso de mis triunfos, pero acuérdate que tú formas parte de todo esto largo camino.
Aunque no parezca me he sentido mal, es difícil entrenar sin tu presencia… Sí, es verdad, puedo entrenar con cualquier entrenador, porque para mí todos merecen mis respetos, pero la relación, la amistad, la hermandad, los lazos de sangre, la unión, eso que hace de un binomio cuadrado perfecto, eso sí no se logra con cualquiera. Nosotros sabemos lo que es fajarnos, dejarnos de hablar 3 días, 3 meses, un año, pero también sabemos lo que es disfrutar un triunfo, llorar los dos una derrota, sufrirla, y sin embargo sé que tú la sufres más, por los problemas que después te caen arriba como entrenador.
Amigo, sinceramente no veo el momento de la despedida de nosotros porque nunca quiero que llegue…Sé que tampoco te gustaría dejar tu sacrificio así por así… Entiendo por todo lo que estás pasando. Recuerdo que cuando tuve problemas nunca me dejaste solo. Hoy estoy haciendo lo mismo que aprendí de ti: nunca dejar de lado a quien siempre te ayudó. Prefiero que lo que logremos o no en nuestras carreras sea de parte nuestra y no de terceros.
Te repito que este año de covid ha venido súper bien para reflexionar y quiero hacerlo a tiempo.
Estamos contra reloj, pero nuestro sueño siempre fue la medalla olímpica. Tenemos que trabajar juntos. No podemos perder estos doce años de sacrificio mío, pero también tuyo.
Mucha gente sueña con vernos brillar otra vez. Me siento como cuando empezamos de cero y hay que volver a levantar porque nosotros y nuestro deporte lo necesita.
De la escuela lo que más me importa eres tú. Porque tú me das las fuerzas para quedar bien con mi país, con mi gente y contigo. No me importan las opiniones, lo que hemos pasado como padre e hijo lo sabemos tú y yo.
Espero tu comprensión y que tampoco dejes perder los resultados. Tú eres mi entrenador y siempre lo vas a ser. El que siempre estuvo ahí, al principio y al final.
Confío en que el resultado olímpico llegará, me siento dispuesto para luchar, pero nuestro deporte se pone cada vez más difícil y tiene que ser con tu ayuda.
Rectifico y retiro lo dicho. Tú eres y seguirás siendo mi entrenador porque en el mundo la gente nos admira por lo que hemos logrado.
El pueblo sueña con volver a vernos competir juntos… ¡Tokio 2021 nos espera, campeón!
Respuesta de Carlos Gil
¡Manrique Larduet Bicet, aquí estoy campeón!!!!!!!!!
No creo poder escribir ahora mismo todo lo que siento. Las lágrimas de mis ojos, la rapidez con la que palpita mi corazón y la inestabilidad que tienen mis manos no me lo permiten, ojalá te tuviera delante para darte ese abrazo que te tengo guardado. Siempre te dije que yo iba a estar aquí, listo para lo que necesites.
Esto lo escribo rápido. Prácticamente la emoción no me deja, pero escribo para decirte aquí estoy, hijo mío. Como siempre listo para ir por todo y enfrentar lo que sea como hace un padre por sus hijos. Juntos no hay imposibles, dame unos minutos, déjame llorar que lo necesito. ¡Qué ganas de abrazarte, coñooo! No te sientas solo, yo estoy aquí.
He leído con profunda emoción y no he podido más que pensar en duplas gloriosas que ha tenido el deporte cubano, donde las lecciones, consejos, e interminables horas juntos se han convertido no solo en medallas, sino en una especie de relación paternal, expresada en gratitud ilimitada de ambas partes.
Vienen a mi mente Teófilo Stevenson y Alcides Sagarra; Driulis González e Idalys Ortiz con Ronaldo Veitía; las espectaculares Morenas del Caribe, en especial Mireya Luis y Regla Torres con Eugenio George; Javier Sotomayor con José Goddoy; Iván Pedroso-Milán Matos; Ana Fidelia Quirós-Blas Beato-Leandro Civil; José Antonio Guerra-Lino Socorro, Asley González-Justo Noda; Roniel Iglesias-Raúl Fernández, Mijaín López-Pedro Val…
Y muchos otros que de seguro han hecho todo en materia de entrega y sacrificios para que sus pupilos sean dignos representantes del movimiento deportivo cubano.
Vuelvo a donde todo comenzó, la gratitud. Comprender el peso y la magnitud de ese vocablo en nuestro quehacer cotidiano, de seguro no solo nos hará mejores entrenadores y atletas, sino que también, más allá de cualquier resultado o palmarés en la actividad del músculo, nos convertirá en mejores personas.
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