Deporte cubano en 2021 (I): En el combate y nuestro espíritu de lucha está el poder (+ Videos)
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
Resumir un año del deporte cubano, incluso bajo circunstancias sui géneris y de azote pandémico siempre resulta bien complicado. Máxime si hablamos del año olímpico, en el cual Cuba, pese a enfrentar dificultades de diversa índole y tener que realizar múltiples adecuaciones a sus programas de preparación y competitivos rindió su mejor actuación desde la edición de Atenas 2004 cuando compilaron (9 oros, 7 platas y 11 bronces).
Ahora, en tierras del Sol Naciente, la foja fue de 7 cetros, tres subtítulos y cinco bronces, para el lugar 14 por países, y luego de que entre Beijing 2008, Londres 2012, y Río de Janeiro 2016 no hayan podido superar las cinco coronas. En materia de preseas, fueron 15 las cosechadas esta vez, igualando el total de la capital británica, y superando las 11 de la Ciudad Maravillosa hace cinco años.
Un ciclo rocoso, en el cual además del lapso de tiempo extendido se limitaron considerablemente las opciones de fogueo, no solo de nuestras principales figuras, sino también del relevo, apelando a estrategias de superación y modelaje competitivo internos, las cuales en disciplinas donde Cuba siempre ha mantenido una notoria tradición, y el empuje de las segundas y terceras figuras es considerable, rindieron mayores dividendos. A los cuales vale la pena añadirle esquemas preparatorios en formato de burbuja, dada la presencia y azote evidente de un enemigo de la magnitud del Coronavirus. Baste mencionar la mella que hizo en nuestras selecciones nacionales de judo cuando estaban inmersas en plena gira de fogueo por Europa.
A propósito, fueron las disciplinas de combate las que nuevamente auparon el performance antillano en el máximo termómetro de la actividad del músculo a nivel global, con seis de los siete vellocinos, una plata y tres bronces del total de metales alcanzados. El boxeo (4-0-1) y la lucha (2-0-1) llevaron la voz cantante en un festín en el cual también se inscribieron el judo (0-1-0), y el Taekwondo (0-0-1).
Bajo ese prisma, y con otras variables asociadas al rendimiento sobre las cuales volveremos la mirada, toca analizar, por su protagonismo, a los deportes de combate:
Boxeo:
El llamado buque insigne del deporte cubano nuevamente se vistió los galones de portaestandarte en el año 2021. El peso de mejor disciplina individual bien justificado una vez más, pues al título por países en el certamen pugilístico olímpico, hay que añadirle el hecho de reconquistar la corona por naciones en el Mundial de la especialidad en Belgrado, donde con tres cetros y dos bronces superaron a Kazajstán (2-2-1) y Estados Unidos (2-2-0) en una resurrección.
A lo cual hay que añadirle el segundo escaño por naciones en la lid de los I Juegos Panamericanos Junior de Cali, donde con cuatro títulos, una plata y un bronce secundaron a los estadounidenses (cinco coronas), de ellas tres de sus féminas, modalidad en la que Cuba aún no inicia su práctica oficial en el ámbito doméstico. Algo por lo que hemos abogado en más de una oportunidad, sin que signifique depauperación de la mujer, como sucedió con la halterofilia y la lucha femenina, sus antecesores en materia de iniciación.
Otro elemento de mucha incidencia para que nuestra escuela boxística siga llevando la voz cantante en los máximos entornos tanto en la categoría élite como entre juveniles es el hecho de la continuidad en el proceso de desarrollo de nuestros boxeadores y su transición por la denominada pirámide deportiva, pues es esta prácticamente la única disciplina que cuenta, además del Centro de Alto Rendimiento conocido como “La Finca”, con Espa Nacional, donde se moldean y esculpen los atletas de perspectiva inmediata.
Lucha:
Continúa siendo el deporte de llaves, tackles y dsbalances bandera dentro de nuestro movimiento. Al hito cuasi sobrenatural de Mijaín López con su cuatro cetro en línea bajo los cinco aros en la división súper completa, dejando inmaculado su casillero de puntos en contra una vez más, y a sus 39 años demostrando que es uno de los gladiadores más temido de la historia; se sumó en esta ocasión Luis Alberto Orta (60 kg) en calidad de matagigantes.
Tuvo, sin temor a equivocarme, uno de los organigramas más cruentos que atestiguó Tokio, y poco a poco sorteó cada uno de sus escollos mucho más curtidos para imponerse y sacar un oro que llegó en el plano de lo inédito, como aquel de Leuris Pupo en la pistola rápida de Londres 2012. Orta empuja, Orta asegura la presa dos brazos un brazo, Orta defiende en la posición de cuatro puntos… ¡Orta desbalancea y se convierte en campeón olímpico!!!!
Igualmente en el plano de clase magistral de maña, dosis insuperable de maestría deportiva, hay que colocar el bronce del librista Reineri Salas (97 kg), con un tobillo lesionado, con una precisión quirúrgica para lanzar sus embestidas de ataque y conseguir los puntos, con los recursos acumulados durante años para defender sus piernas y anatomía de los ataques de sus oponentes.
La lucha mantuvo su estela de oros conquistados de forma ininterrumpida desde la edición de Barcelona 1992; el estilo grecorromano lleva la voz cantante en este sentido. Gracias a los clásicos, a Raúl Trujillo, Julio Mendieta, y el resto del colectivo técnico, por su sapiencia; Gracias a Filiberto Delgado, por haber podido insertar a tres féminas por primera vez en ese excelso panorama…
Y gracias por tener un relevo de tamaña solidez, a tal punto que en los colchones caleños reinaron con holgura, avalados por botín de (9-3-3), holgadamente por encima de Estados Unidos (4-2-6) y los anfitriones (2-1-4), nuestros más cercanos perseguidores.
Una pausa acá habla de que no se trata exclusivamente de mantener la hegemonía continental, a lo que se añade el hecho de clasificar las nueve categorías de peso dorada a los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile 2023, sino de modelar otras variables relacionadas al rendimiento de nuestros gladiadores noveles.
Por ejemplo: seis de los exponentes de nuestra comitiva provenían de la cantera de las Escuelas de Iniciación deportiva, o sea, el despuntar de la lucha en la base, y quiénes fueron capaces de aportar tres cetros, dos platas y un bronce.
Por lo que deviene medular el hecho de rescatar la Espa Nacional igualmente en ese deporte, donde sistemas individualizados y personalización de las cargas a tono de edades, desarrollo físico y otras variables, devendrían sumamente importantes.
Judo:
Santo y seña este deporte de la artemiseña Idalys ortiz, capaz de patentar su cuarto metal en citas bajo los cinco aros y segundo subtítulo en los +78kg. Hay que ponderar también en esta ocasión la forma en la que compitió Kaliema Antomarchi (78), quien estuvo a punto de colgarse un bronce.
Es esta una de las disciplinas de mayor estabilidad dentro de nuestro contexto deportivo, amén de que en esta ocasión los dividendos de podio no fueron totalmente halagüeños.
Sin embargo, el performance de nuestros juveniles en tierras cafeteras, donde con (2-2-3) se colocaron abrazados con Estados Unidos en la segunda plaza y por detrás de Brasil (6-1-4), da la medida de un trabajo constante y sólido desde las categorías tempranas.
El judo no debe perder los escenarios internacionales que se ha ganado a fuerza de rendimientos, pero también acá en casa debe fomentar esa consecutividad tan necesaria desde las categorías inferiores, en aras de lograr poseer sistemas de combate parejos, sin tamañas lagunas ni en el Newaza ni en el Tachi-Waza; para que la cantera crezca con mayor contundencia.
Taekwondo:
Rafael Alba, si bien posee dos coronas del orbe en la división máxima del taekwondo (+ 80kg), en el panorama olímpico no ha navegado con igual suerte. De hecho, tras su derrota en Tokio ante el exponente de Macedonia del Norte, pensé incluso que no lograba escalar al podio de premiaciones.
Sin embargo el espigado santiaguero se sacudió de ese desliz para continuar en la ruta y acceder al anhelado metal por vía de la repesca, apostando al alcance de sus piernas y velocidad a la hora de patear, pese a precisamente la longitud de sus piernas que pudiera verse en algún punto como enemiga de esa explosividad.
Esta fue una disciplina que tuvo su sistema clasificatorio, al igual que el judo, por ranking, el cual, dada la casi nula participación de los nuestros en lides punteables de rigor, les impidió a otros representantes como José Ángel Cobas (80kg) y Yamitsi Carbonell (+67) hacer el grado a la capital nipona.
En Cali tampoco pudieron hacerse justicia nuestros taekwondocas, pues no se inscribieron en el casillero de las preseas entre las 16 naciones que sí pudieron lograrlo. El trabajo hay que agudizarlo, más allá de las reales limitaciones de infraestructura y de escasez competitiva existentes, y otras de índole psicológica que, en alguna medida, se desprenden de ese casi nulo margen de confrontación.
Los deportes de combate siguen colocando a Cuba en los primeros niveles de rendimiento, sin importar el contexto cualitativo. El año 2021 no fue la excepción y en el clímax de Tokio se comportaron a la altura de su poderío y tradición.
Usted espere otras entregas de CubaSí, para darle una última mirada al deporte cubano en este 2021 que llega a su ocaso, y que las reflexiones sirvan de punto de partida para continuar con el trabajo en el 2022, de cara a un punto climático que acogerá París en 2024.
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