De té e infusiones
especiales

Imagen tomada de https://clubdelicatessen.com
Después del agua el té es la bebida más consumida en el mundo, por encima de la Coca-Cola, el café, y una lista inmensa de líquidos famosos. Así lo sostienen algunos centros de datos que estudian la estadística global como el alemán Statista.
Y no es de extrañar, el té es muy antiguo. Es una práctica milenaria en Asia, con fuerte tradición en China, donde se estima que surgió hace aproximadamente cinco mil años y luego se extendió a la región y lentamente a los demás continentes, donde ganó en popularidad y sofisticación, hasta el día de hoy.
Como casi todos los descubrimientos, se cree que llegó por casualidad y curiosidad, cuando el emperador Shen-Nung se sentó bajo la sombra de un árbol del cual cayeron hojas en el agua caliente que tenía allí. Leyenda o no, tiene sentido, y quizás ese arbusto fuera el propio Camellia Sinensis, el llamado té originario, del que provienen los más conocidos como el verde y el negro, entre otros, que recibirán su nombre gracias al proceso y nivel de oxidación.
Sin embargo, hoy se trata de un concepto ampliado de manera equívoca. Podemos encontrar sobres de té de muchos sabores, de flores, de yerbas y raíces. Popularmente así llamamos al modo de elaborar toda bebida que cumpla lo básico de sumergir en agua caliente algún producto natural ya mencionado, mientras decimos infusión cuando hervimos agua con el contenido ya dentro.
Es un error. De todas maneras, lo disfrutamos igual, aunque técnicamente solo se le debería llamar té al que en su contenido tenga hojas o flores del Camellia Sinensis.
Alrededor de su origen existen muchas versiones. Lo que sí no se puede negar es su aceptación e influencia mundial, y también su adaptación. En muchos países es considerado un elixir divino. En Marruecos, por ejemplo, es la bebida nacional, y de Inglaterra ya conocemos lo importante que es con todo su ritual de delicadeza, elegancia y horario, siendo un acontecimiento social, motivo para reuniones y eventos.
Con las migraciones y las rutas comerciales, de China se universalizó por sus propiedades medicinales porque era considerado eficaz en el tratamiento de diversas afecciones, pero también llegó a simbolizar status, sinónimo de realeza en algunas culturas.
Ilustración de la autora
Podemos encontrar sus hojas sueltas que serán sumergidas en el agua y luego serán coladas, o mejor con ayuda de un infusor o la tradicional bolsita de papel o tela muy fina para acelerar el proceso. Más allá de los clásicos podemos infusionar manzanilla, menta, orégano, toda especia, fruta, flor, hoja, planta aromática, corteza o raíz que tengamos en el patio. De hecho, aunque muchas también se pueden encontrar en su presentación industrial, tenerlas frescas es muy conveniente.
En Cuba podemos tener a mano anís, tilo, cúrcuma, jengibre, canela en rama, piña, guayaba, mango, y tanto más que en infusión sabe muy rico, y según sea el ingrediente así será su beneficio, que puede ser estimulante, antioxidante, antiinflamatorio, digestivo… numerosos.
Las infusiones son una bebida anterior a la era cristiana, es deliciosa tanto si logramos acompañarla o la bebemos sola. Y muchas son las formas de preparación: con leche, sin azúcar, siendo un mejunje de hierbas, incluso de sabor salado y hasta con hielo para resistir un verano ardiente. Todo dependerá de la región porque cada una adaptó la tradición a su contexto.
Dicen que en Inglaterra el té suele servirse con sándwiches y pasteles, en Rusia con mermelada o limón, en el Tíbet con mantequilla y sal; mientras en China con dumplings, rollitos de primavera, frutos y semillas deshidratadas o galletas de ajonjolí; y en Japón con dulces tradicionales hechos con frijol rojo, arroz glutinoso, también con pasteles y galletas de arroz.
El acompañamiento dependerá del gusto o el propósito, a veces será para equilibrar sabores, crear contraste entre lo dulce y lo amargo, pero las infusiones, sean de lo que sean, sirven también para calentarnos en el invierno o refrescarnos del intenso calor si lo hacemos helado. Se acomoda a cualquier ocasión porque cada una tiene su propio sabor y beneficio. Es una bebida muy apreciada, que une culturas y personas.
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