DE LA HISTORIA DEPORTIVA: Si de la jabalina se habla, Jan Zelezny
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Seúl 1988. El dardo vuela. Ya se clavó. A medir. El checo Jan Zelezny ha logrado un buen disparo: 84 12. Debe contentarse, eso sí, con el sitio plateado. El finés Tapio Korjus ha traído en su brazo la defensa de la tradición de su patria en ese lanzamiento: triunfa al conseguir 84,28. Lo más importante: ha comenzado para el subtitular la carrera ganadora que lo convertirá en el mejor jabalinista de todos los tiempos.
Su primera dorada: Barcelona 1992. Con 89.66 deja atrás a Seppo Raly (86.60) y Steve Blackey (83,38), de Finlandia e Inglaterra, respectivamente. Del vencedor se empieza hablar con admiración entre los expertos. Los más visionarios, no son demasiados, le ven perspectivas superiores, aunque no es necesario en su caso imaginar o soñar tanto para observarle el posible ascenso. Su técnica, su potencia, su combatividad ofrecen bases objetivas. La prensa lo toca a veces, mucho menos que a corredores, futbolistas, boxeadores...
Ya está dispuesto a batallar en Atlanta 1996. Su envío vuelve a ser el superior: 88.16. Principales contrincantes: Blackey y Raly con 87.44 y 86.98. Los escépticos aducen que ganó, pero le observan cierta baja. Dentro de cuatro años hay que ver, agregan. En realidad, la mayoría de entendidos y seguidores confía en él.
No les falla en Sydney 2000: campeón otra vez y el jabalinazo llegó a 90.17. De nuevo Blackey le sigue más cerca: 89.85; ancla en tercero el ruso Serguei Makarov al tirar 88.67. Entonces, hacia el camino de la enseñanza, y el más refulgente jabalinista tiene mucho que enseñar en lo deportivo, desde el ejemplo y el saber.
Como me he referido a una de las disciplinas de los lanzamientos, recuerdo mi discrepancia con algunas opiniones vertidas en sus maravillosas crónicas deportivas por Pablo de la Torriente Brau, quien es mi ídolo, un espejo que me ayuda a luchar contra mis manchas. Enlazado por la incomprensión, señaló aburrimiento, solo fuerza repetida una y otra vez en la labor de los balistas y no arribó a la esencia, a pesar de ser un atleta, poseedor de un físico tan fuerte como su ideología humanista. Ese decir, golpeaba también a las otras especialidades basadas en los envíos.
Tampoco estoy de acuerdo plenamente cuando se refiere al voleibol con frases duras, anclado en el dogma -él tan dialéctico al ser marxista- al no observarle el posible desarrollo. La vida le respondió en la Mayor de las Antillas, sobre todo en el sector femenino del ámbito: Cuba es el único país que ha tenido campeonas olímpicas en todas las especialidades del lanzamiento, y las fabulosas morenas del Caribe son nuestro mejor equipo cubano de todas las épocas, contando además a los hombres, y uno de los más brillantes de la historia. Con dicha respuesta se pondría tan contento como con su bañera rebosada de arroz con frijoles.
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