DE LA HISTORIA DEPORTIVA: Figuerola y su poema de plata en Tokio 1964
especiales
![](http://cubasi.cu/sites/default/files/styles/slider/public/24-_figuerola.jpg?itok=XgFm9SFC)
Se dice fácil, incluso ha sido el título de muchos escritos desde hace bastante tiempo y ahora se repite: Enrique Figuerola, primer medallista olímpico cubano después de la victoria de su pueblo. Aquella alegría no cayó desde el cielo para sembrarse en la pista de los XVIII Juegos, efectuados en Tokio del 10 al 24 de octubre de 1964. Debemos narrar el hecho desde la emoción y enlazarlo con el análisis, para intentar comunicarlo mejor, camino más difícil, pero robustecedor de la comprensión y la durabilidad.
Se perdió un pelotero, se ganó un velocista
Roletazo entre tercera y short, la bola va a seguir hacia... ¡No! El guante del torpedero lo ha evitado. El muchacho muestra buen brazo en su tiro a primera: out. Mas, se pierde para su inicial amor. La velocidad mostrada por este defensor del campo corto lo conducen al deporte rey como corredor, pese a ciertas discrepancias de algunos: “Mide 1.67, es demasiado pequeño; además, tiene las piernas arqueadas”. Con diversos éxitos les tapó la boca. Había llegado el heredero de Rafael Fortún.
Sin embargo, para él no le fue propicio enseguida el ámbito. Negro y pobre como su antecesor, dos pecados en la sociedad que los rodearon. Para cambiarla, sitúa su grano de arena en la lucha por la libertad: colabora con los barbudos del Ejército Rebelde. Al vencer, comenzaba el derrumbe de cientos de muros que separaban a las masas de la felicidad. La cultura física no sería campo aparte.
Del asomo a la cristalización
El Fígaro -le dicen así cariñosamente a este santiaguero-, asomó los nuevos bríos del deporte de su país en Roma 1960: cuarto puesto en la prueba reina con 10.3, solo superado por el alemán federal Armin Hary, el estadounidense Dave Sime y el británico Peter Radford: los dos primeros hicieron 10.2 y el restante 10.3. Nuestro velocista había terminado tercero en los Panamericanos de Chicago 1959 con 10.5.
Figuerola era el lógico favorito en los Centroamericanos y del Caribe de Kingston 1962. Ah la vida... Con la lógica dialéctica llegó el revés de la formal: se quedó sin galardón. Un entrenamiento, copia de métodos foráneos, sin tener en cuenta el físico del antillano: una doble sesión de entrenamiento, lo sobrecargó y lo condujo al desastre. Zafra para los descreídos: varios muestran las espaldas, los más bárbaros hablan hasta de retiro.
No se amilana, lo han retornado al adiestramiento correcto, se entrega como siempre. Panamericanos de Sao Paulo 1963: obtiene la medalla dorada de los 100 lisos al correrlos en 10.3. Ese año agrega con 10.34 el título de la Tercera Universiada efectuada en Porto Alegre; repetía su premio alcanzado en 1961 en Sofía (10,38). Solo propinó un dawn a los hablantines. A Tokio, un año después, iría a noquearlos.
Octubre 15 de 1964, final de la prueba reina
¡El disparo vuelve bólidos a los contendientes! Figuerola entra segundo, es el medallista de plata con 10.2. Bob Hayes arriba primero a la meta a los 10 segundos: al final espectacular juntó una salida de superior calidad en la que influyó haberla practicado con el nuestro varias veces, unos días antes, en la pista nipona.
Desquite completo para el Fígaro; cetro en los Centrocaribes de San Juan 1966 (10.2) y bronce en los 200 (21.4), Iguala la plusmarca mundial (10 segundos, cronometraje manual), en competencia realizada en Budapest: 17-7-1967.
México 1968. En el conjunto de relevo corto, convertidos durante 15 minutos, en los cuatro primeros recordistas mundiales de su patria: 38.6, marca quebrada posteriormente por los jamaiquinos en la misma fase: 38.5. Medallistas de plata en la final (38.40), solo por debajo de los estadounidenses (38.24), adiós al récord del planeta.
Fue escogido el deportista más destacado de su patria en la primera década de la Revolución, es miembro del Salón de la Fama Latinoamericana de Atletismo. Todavía se mantiene activo en el quehacer del campo y pista, y es miembro de la sección deportiva de la Unión de Historiadores de Cuba.
Añadir nuevo comentario