Dismorfia corporal: cuando el espejo miente

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Dismorfia corporal: cuando el espejo miente
Fecha de publicación: 
29 Mayo 2025
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La bella actriz Megan Fox padece de dismorfia corporal

Maité fue una niña obesa, pero cuando se acercaban sus 15, “se puso las pilas” con dietas y ejercicios y llegó a perder tanto peso, que apenas la reconocíamos. Se convirtió en una muchacha esbelta a los ojos de todos, sin embargo ella y su espejo no lo notaban. Entonces ninguna de sus compañeras de clase lo sabíamos, pero nuestra amiga, en afán desmedido por mejorar su imagen se había enfermado, sufría  algo que muchas enfrentamos en silencio: el trastorno dismórfico corporal (TDC).

Se trata de una lucha interna donde nos obsesionamos con pequeños “defectos” en nuestra apariencia que, a menudo, solo vemos nosotras. Ni siquiera es necesario haber sido “la gordita” o “la narizona” o “el de la frente grande”, incluso celebridades que siempre destacaron por su belleza lo padecen.

Un artículo publicado por la Universidad de Chile trae un par de ejemplos desde Hollywood: la actriz Megan Fox asegura que nunca se ha visto “como me ven otras personas“; mientras que Brian Cox, la estrella de “Succession”, comenta que no ha visto un capítulo completo de la serie porque “siempre pienso que me veo como el hombre elefante”. 

El propio texto comparte las explicaciones de la psicóloga Marcela Cuevas, quien asegura que la principal característica de la dismorfia corporal es la de “enfocarse intensamente en la apariencia e imagen corporal, algunas veces durante muchas horas al día”.

“Es un comportamiento repetitivo que causa un sufrimiento emocional significativo y repercute en la capacidad para desenvolverse en la vida diaria. Es una preocupación por uno o más defectos o imperfecciones percibidas en el aspecto físico que no son observables o parecen sin importancia a otras personas”, agrega.

Según fuentes de Internet, el TDC afecta a entre el 0.7% y el 2.9% de la población, y aunque puede tocar a cualquiera, las mujeres jóvenes son especialmente vulnerables. En la era de Instagram, TikTok y filtros que prometen perfección, estas cifras no sorprenden. Los estándares de belleza irreales están en todas partes, pero lo que más duele es saber que el 76% de quienes viven con TDC enfrentan depresión. Esto no es solo una cuestión de apariencia; es un peso emocional que merece atención.

Hablamos de un trastorno de salud mental donde existe una distorsión cognitiva respecto de la apariencia física, en ocasiones, el supuesto defecto es mínimo o imaginario, pero se ha grabado como una idea fija por diferentes causas y genera un nivel de preocupación no proporcional que le impide a la persona llevar una vida funcional y feliz.

La psicóloga Marcela Cuevas señala que “vivimos tiempos en los que se nos bombardea con imágenes de cuerpos perfectos de forma constante. El ideal de belleza en estos tiempos está socialmente sobrevalorado. Pese a que este ideal estético es inalcanzable para la mayoría de las personas, son muchas las y los que lo eligen como un referente al que aspirar, lo que acaba estrellándose contra una realidad muy distinta a la idealizada, pues todos los cuerpos son imperfectos”.

Según el mencionado artículo el sujeto que sufre este trastorno suele tener comportamientos repetitivos como mirarse en el espejo, asearse en exceso, rascarse la piel o comparar constantemente su aspecto con el de otros.

La buena noticia es que hay caminos para sanar. Si sientes que tu autoimagen te está robando la sonrisa, buscar ayuda es un acto de valentía y amor propio, si adviertes estos síntomas en alguien cercano, si el o la adolescente de casa se obsesiona con algún detalle de su aspecto físico, mantente alerta, pudiera necesitar atención profesional para aprender a amarse y admitir que, muchas veces, el espejo miente.   

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