Covid-19: Hablar en presente
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Diseño: El Economista
De la Covid-19 y su transmisión hay que seguir hablando en presente. Resulta peligroso olvidar y obviar los tres años en que el virus del SARS-CoV-2 mantuvo en jaque y duelo a la humanidad. Ahí están para confirmarlo los cerca de 6.5 millones de muertes y los 606 millones de infectados en el mundo.
Sin embargo, y en justo reconocimiento, 1 095 días de pelea contra ese demonio acumula suficiente combustible para provocar un agotamiento social irrefutable. Además de las crisis económicas y el colapso de los sistemas de salud que provocó.
Hoy, pasado ese tiempo y ante la merma de los duros coletazos pandémicos, las poblaciones se muestran distendidas. ¿Lo siguiente? Pasar a una laxitud en las conductas preventivas frente al coronavirus lo cual derivaría en una posible y peligrosa carnada para desatar nuevos brotes de contagios.
No descuidar la prevención frente a la Covid-19, una conducta que exige sistematicidad. Foto: Ariel Ley Royero / ACN
Entonces, sin dudas, el escenario epidemiológico a nivel global corre el riesgo de volverse resbaladizo y descontrolado dado que la Covid-19 continúa propagándose.
Aun así, esa sería una situación que los organismos sanitarios internacionales y la comunidad científica seguramente tratarán de impedir después de tantos sacrificios y logros obtenidos mediante las vacunas y múltiples acciones de contención.
No en vano, recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizó sus directrices acerca de la atención clínica, los tratamientos contra la Covid-19 y el uso de mascarillas.
Autoridades sanitarias recomiendan el uso de mascarillas en sitios de aglomeraciones. Foto: Osvaldo Gutiérrez / ACN
Este proceder forma parte del permanente proceso de revisión y consulta con grupos de expertos que ejecuta ese organismo de las Naciones Unidas.
Dentro de las pautas recomendadas a la ciudadanía reitera, obviamente, llevar mascarilla en determinadas circunstancias como los espacios cerrados o de grandes aglomeraciones. También a quienes sospechen de tener el virus o sean proclives de presentar síntomas graves de la dolencia.
Asimismo, las nuevas normas de la OMS insisten en que los pacientes con sintomatología de Covid-19 se aíslen durante 10 días contados a partir del primero en que advirtieron sus indicios.
En cambio, para las personas que den positivo, pero que no presenten signos de la enfermedad, la indicación ahora será de cinco días de aislamiento. Cabe recordar la importancia del confinamiento individual, incluso, en el propio hogar, como garantía para impedir la propagación.
Cuba y su realidad
A finales de diciembre pasado, el doctor José Angel Portal Miranda, ministro de Salud Pública de Cuba, presentó un exhaustivo informe donde expuso el panorama epidemiológico nacional, el comportamiento de la Covid-19 y las providencias que tomaría el país de surgir algún brote epidémico.
Coherente con lo que ahora encomienda la OMS, el titular del ramo alertó que aun cuando la isla está en un mejor momento epidemiológico, el alza de trasmisión en las últimas semanas deviene una clara alerta a la ciudadanía de que la Covid-19 no ha desaparecido.
De ahí que insistiera en adoptar las medidas de distanciamiento físico y protección en el hogar, dar máxima importancia al uso de la mascarilla en lugares con aglomeraciones de personas o espacios cerrados; extremar la higiene individual y colectiva y el lavado de las manos.
Mantener las medidas de higiene. Foto: Oscar Alfonso / ACN
Un dato que en la actualidad ofrece cierta confianza en la nación caribeña y que, tal vez, influye en determinadas actitudes sociales de incuria ante las advertencias sanitarias, es el hecho de que el 98,6 por ciento de los cubanos, que pueden recibir las vacunas, ya tiene completo su esquema de profilaxis.
No obstante, Portal Miranda advirtió que de ser necesario se acudirían a la actualización de las medidas que, en su momento, se diseñaron para controlar la epidemia.
La protección de quienes nos rodean, siempre será una conducta sensata en aras de evitar contagios por SARS-CoV-2. Foto Rodolfo Blanco / ACN
En definitiva, las decisiones más sensatas siempre deberán conducirnos hacía el autocuidado y la protección de quienes nos rodean, ya sea en el hogar, la comunidad, el ambiente laboral o el social. Mantener una vocación de corresponsabilidad pudiera ser el primer paso.
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Zarza
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