Covid-19: El barrio puede hacer más
especiales
Los barrios en Cuba han quedado al centro de la diana. Les nacen aceras, farmacias, mercados, agua potable… pero también desde el barrio debería nacer mayor intransigencia ante las indisciplinas que atentan contra la salud de todos.
Como resultado de esa “fatiga pandémica” -según llaman al cansancio de mantener durante tanto tiempo las medidas higiénico-sanitarias, el aislamiento y el distanciamiento social, entre otras- cada vez es más común tropezarse a muchachos jugando en el barrio, lo mismo fútbol, que pelota, que a las bolas los más chiquitos.
Ante esas situaciones, en que muchos de ellos andan sin nasobuco o con él mal puesto, pegándose, empujándose, divirtiéndose como si nada pasara, a algunos vecinos se les ha escuchado comentar entre ellos con disgusto: “¿pero por qué las autoridades no hacen nada?”
Pareciera que se refieren a agentes del orden, pero es que la autoridad en el barrio somos todos, en primer lugar sus líderes, los dirigentes de las organizaciones de masas, el delegado, el médico de familia...
Sin embargo, ahí siguen los muchachos jugando y engrosando tristemente las estadísticas de los contagiados.
El decano de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana, Doctor en Ciencias Raúl Guinovart Díaz, lo aseguraba en el más reciente encuentro del Presidente con científicos y expertos: “los pronósticos pueden cambiar si, junto al incremento de la vacunación, cada cubana y cubano cumple las medidas de aislamiento social y distanciamiento físico y el resto de las acciones higiénico-sanitarias establecidas”.
Y los pronósticos, como el estudioso afirmaba, son francamente sombríos a corto y mediano plazo: por encima de los 8 mil casos, altos números de confirmados y también de fallecidos.
Entonces, si el propio Guinovart indicaba que solo la variable “comportamiento humano” podría modificar esas estimaciones, ¿por qué no tensar cuerdas precisamente desde los barrios, que tantos beneficios están recibiendo?
Añadir nuevo comentario