Continúa creciendo anomalía del campo magnético terrestre

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Continúa creciendo anomalía del campo magnético terrestre
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Fecha de publicación: 
16 Octubre 2025
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Así se ve en 2025 la Anomalía del Atlántico Sur, expandiéndose hacia el continente africano.Imagen: ESA

 

Un estudio advierte que la Anomalía del Atlántico Sur, una zona de baja intensidad magnética entre Sudamérica y África, sigue expandiéndose desde 2014, lo que podría afectar satélites y misiones espaciales.

Imágenes satelitales revelan que una enorme anomalía en el campo magnético terrestre continúa expandiéndose, según un estudio publicado recientemente en la revista Physics of the Earth and Planetary Interiors.

La Anomalía del Atlántico Sur (AAS), una región del tamaño de Europa situada entre Sudamérica y África, se ha ido agrandando y debilitando su intensidad magnética desde 2014, apuntan los autores.

La AAS cubre ahora un 1 % más de la superficie terrestre que hace una década, una extensión similar a la mitad del territorio de Estados Unidos, rescata el medio especializado IFLScience.

Aunque los científicos aún no comprenden del todo su origen, sugieren que la AAS ocurre por inestabilidades en el hierro líquido presente en el núcleo externo de la Tierra, que generan fluctuaciones en el campo magnético planetario.

Estas alteraciones, explican los autores, pueden modificar este campo externo durante años, afectando la intensidad del escudo natural que protege a la Tierra.

El campo magnético terrestre se origina por el movimiento de metales líquidos como hierro y níquel a unos 3.000 kilómetros bajo la superficie. Ese flujo convierte la energía cinética en magnética, creando una barrera que desvía partículas solares y radiación cósmica.

Este escudo invisible es esencial para la vida en nuestro planeta, ya que mantiene la atmósfera terrestre y bloquea el ingreso de radiación dañina proveniente del Sol. Durante este evento de protección, se suelen formar las famosas auroras boreales (Polo Norte) y australes (Polo Sur).

Aunque se sospecha de la existencia de AAS desde los años 60, fue la misión Swarm de la Agencia Espacial Europea (ESA), lanzada en 2013, la que permitió medir con precisión las señales magnéticas del núcleo, el manto, la corteza, los océanos y la ionosfera.

"Solo con satélites como Swarm podemos cartografiar completamente esta estructura y ver cómo cambia", señala el profesor Chris Finlay, experto en geomagnetismo de la Universidad Técnica de Dinamarca, en un comunicado de la ESA.

"Gracias a los datos de Swarm, podemos ver una de estas áreas moviéndose hacia el oeste sobre África, lo que contribuye al debilitamiento de la AAS en esta región", añade.

Aunque no hay motivo de alarma, la expansión de la AAS plantea desafíos para la seguridad espacial. Los satélites que sobrevuelan la región pueden recibir dosis más altas de radiación, lo que incrementa el riesgo de fallos técnicos o apagones temporales.

Asimismo, astronautas y tripulaciones aéreas que vuelan sobre latitudes elevadas se exponen a una radiación ligeramente mayor en zonas donde el campo magnético es más débil.

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