Con arena en la cabeza ¿por culpa de Karol G y Peso Pluma?
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Fotos: Telemundo
En el bicitaxi resonaba altísimo y cuando se detuvo en el semáforo, la arena caliente de Karol G y Peso Pluma se desbordó como fosa rebosada.
Luego, en el almendrón en que iba, de nuevo la colombiana y su acompañante repetían… no puedo copiar aquí una sola frase de la canción Qlona que resulte publicable.
Sin embargo, es calificado como un éxito, un hit global, que acumulaba cerca de 340 millones de reproducciones en Spotify al momento de redactar este texto y ocupaba el lugar 15 del top 50 mundial a cargo de esa empresa de servicio de música digital.
Claro que hay músicas para todos los gustos, para todos los públicos. Pero pareciera que esa arena de la que habla el número se ha alojado adentro de las cabezas, trastocando referentes, valores y conceptos universales, incluyendo el de arte.
Y no son Karol G y Peso Pluma el epicentro de tal fenómeno, solo una consecuencia más que probablemente supo ubicarse, o fue ubicada, en el lugar y momento justos.
Mejor cabría preguntarse a estas alturas qué se anda entendiendo por música, qué califica como letra para una canción, por dónde anda el concepto de éxito, y cuáles son las expectativas de las audiencias.
Ilustración: Quino
Entre los tantos fenómenos que hoy marcan ese mundo, directamente asociado al mercado, vale igual buscar respuestas y también asombrarse cuando supuestos comunicadores de otras latitudes califican la letra de “sugestiva y sensual”.
Nada sugestivo o sutil hay en esa canción que habla del deseo por un trasero grande; y nada de sensual, solo sexual en su arista más alejada de lo poético.
Sin embargo, ahí está, resonando, multiplicándose indetenible como las emanaciones radioactivas, con su melodía elemental y sus vulgaridades.
No es cuestión de puritanismos o de desfasadas mentalidades “analógicas”, sino de preguntarse dónde está el fondo. ¿Ya llegamos?
Comentarios
Carlos de New York City
carlosvaradero
Luis Pupo
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