Cambio climático: ¿Y la vacuna?

Cambio climático: ¿Y la vacuna?
Fecha de publicación: 
19 Noviembre 2020
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Mientras personajes como Trump o Bolsonaro siguen proponiéndose desconocer impúdicamente la existencia y los malsanos efectos del cambio climático, el patrimonio mundial corre cada vez más peligro.

 


Foto: tomada de  elpais.com

Lo aseguró hace pocos días la  Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), cuando por boca de la directora de del Centro del Patrimonio Mundial de esa entidad, la geógrafa alemana Mechtild Rössler, quien calificó de amenaza “sin precedentes” los riesgos en que hoy se encuentran todos los "ecosistemas, regiones y climas" del planeta, a causa del cambio climático.

Las declaraciones de esa directiva, con motivo del aniversario 75 de la Unesco, hicieron particular referencia a mil 121 lugares del mundo que poseen  “un excepcional valor universal”, dijo, y que durante la última década han sufrido un particular deterioro a causa de factores  medioambientales.

Entre dichos factores, Rössler mencionó "la erosión, los terremotos, las inundaciones, las tormentas o los grandes fuegos como los ocurridos en Australia y la Amazonía", todos ellos a consecuencia del cambio climático.

El mundo anda a la carrera para acabar de encontrar una vacuna que ponga fin a la pandemia que hoy se vive a causa del nuevo coronavirus, pero nunca ha existido un apuro semejante para frenar la crisis climática que, aunque más lenta que el Sars-Cov2, no deja de ser menos peligrosa.

 


Foto: tomada de periodicoenfoque.com.mx

Así lo reiteraban los doctores Robert Hamwey, economista ambiental, y Timothy Sullivan, oficial de comunicaciones, en la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo:

“Mientras que la mayoría de nosotros estamos conscientes de los peligros que representa el COVID-19 tan pronto como salimos por la puerta principal, pocos de nosotros hoy nos sentimos inmediatamente amenazados por el cambio climático. Cualesquiera que sean los impactos, dependiendo de dónde vivamos, solo pueden afectar marginalmente nuestra vida diaria.

En pocas palabras, el cambio climático no se ve como un 'peligro claro y presente' sino como un 'peligro difuso y futuro'. Es una pitón que amenaza con estrangularnos lentamente, no una cobra que podría matar de un solo mordisco”.

El abrazo de la pitón

Científicos, ecologistas y otros entendidos han comenzado a llamar crisis o emergencia climática a lo que usualmente se ha catalogado como cambio climático. 

Aun cuando la segunda denominación no deja de ser válida, los expertos precisan que el cambio climático sucede desde la propia formación del planeta, donde han venido sucediendo,  modificaciones en las temperaturas, las lluvias, los vientos… Sin embargo, existe un cambio climático antropogenético, el causado por la actividad del hombre, que es el que nos ha llevado a la actual crisis climática y, por tanto, resulta la forma más realista de llamar a lo que en el presente acontece. 

Emplear el término crisis climática puede resultar más movilizador y, por tanto, más útil y ajustado a la actual realidad porque puede acercar más a las sociedades a este problema, que muchos hasta ahora lamentablemente han visto como algo tangencial o ajeno.

De todas formas, el asunto no es de palabras, sino de acciones. La pérdida progresiva  de la biodiversidad planetaria,  el calentamiento global provocado sobre todo por la emisión de gases de efecto invernadero, hablan a gritos de la emergencia.

 


Foto: tomada de cenejyd.org

Se ha reiterado que la pandemia, al reducir la actividad económica, había traído ciertos beneficios a la salud climática del planeta. No es cierto del todo. El sitio oficial de las Naciones Unidas en su apartado Noticias ONU, aseguraba en marzo último que “A pesar de una disminución de la contaminación en países como China e Italia que batallan el COVID-19, los niveles de dióxido de carbono mundiales han sido, hasta ahora, más altos que el año pasado”. 

Con independencia de ciertas mejoras puntuales en la calidad del aire, expertos de la Organización Meteorológica Mundial aclararon en un comunicado que “es demasiado pronto para evaluar las implicaciones para las concentraciones de gases de efecto invernadero que son responsables del cambio climático a largo plazo. Los niveles de dióxido de carbono en las estaciones de observación clave han sido, hasta ahora, más altos que el año pasado”.

La culpa no es del totí

Muchos aseguran que al futuro solo podremos llegar por una puerta verde. Y la llave para ese “cambio de habitación” la tienen en sus bolsillos los gobiernos de las naciones grandes contaminantes, las corporaciones, las megaempresas…

En tanto el principal resorte sean las ganancias a cambio de la explotación irracional y cada vez más acentuada de los recursos naturales, será difícil el tránsito.

Para algunos resulta más evidente la gravedad si se ejemplifica con espacios icónicos del patrimonio mundial, entonces, por ese camino vale recordar que, según avisos de la Unesco, el monumento funerario del Taj Mahal (India), la Gran Muralla (China), y la ciudadela inca de Machu Picchu (Perú), por solo citar tres ejemplos,  están entre los tesoros patrimoniales de la humanidad cuya existencia se ve amenazada por la crisis climática.

 


Foto: Internet

Pero si lo anterior es terrible, quizás lo sea más que para 2050 unos mil 200 millones de personas protagonizarán migraciones masivas empujadas por los cambios climáticos, así lo revela el Registro de Amenazas Ecológicas 2020, realizado por el Instituto para la Economía y la Paz, radicado en Sídney, Australia.

Dicho estudio subraya que  “ningún país podrá escapar del impacto de la crisis climática, pero las poblaciones más pobres y vulnerables del mundo serán las más afectadas”.

Mientras tantas gravedades se agolpan sobre los hombros de la Tierra y sus habitantes, Cuba recibió el reconocimiento el pasado octubre de Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, por el compromiso de  esta Isla  con la mitigación del cambio climático.

En su cuenta de Twitter, Espinosa mostró agradecimiento a esta Antilla mayor por la entrega a la Convención de la actualización de la Contribución Nacional Determinada para el período 2020-2030, lo cual forma parte del Acuerdo de París.

La directiva se mostró complacida al constatar que esta nación del Caribe expandió sus objetivos para hacer frente a la crisis climática, incluyendo sectores como la agricultura, el transporte y la silvicultura, además de la energía renovable y la eficiencia energética.

Las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional son un compromiso para reducir las emisiones de gas de efecto invernadero, acorde con la convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

 


Foto: tomada de Eomarit

 

Cuba implementa desde 2017 un Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, conocido como Tarea vida, cuyos resultados ya se evidencian en la protección de los ecosistemas y en el empleo de energías más limpias, según ha indicado la ministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba, Elba Rosa Pérez.

De todos modos, solo un actuar coordinado de todas las naciones, empezando por las más contaminantes –y no es nuestro caso- podrá detener y revertir la situación a que la vida en el planeta está abocada.

Ojalá y sin esperar a que la pandemia sea solo un mal recuerdo –si alguna vez llega a ser solo eso- la comunidad internacional igual tome conciencia y se movilice con la misma urgencia para aplicar esa otra vacuna que nos cure al planeta de este grave peligro causado por la crisis climática, más lento pero igual de terrible que la Covid-19.

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