Así serán las mascarillas que usarás en el futuro
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Las mascarillas se han convertido en un complemento obligatorio en los últimos meses y todo apunta a que su uso seguirá siéndolo, por lo menos, hasta que se encuentre una vacuna contra la Covid-19.
Aunque las mascarillas quirúrgicas y las de tela son en principio suficientes para frenar la propagación del virus, ya hay marcas de moda y accesorios y compañías tecnológicas que están intentando convertir este objeto en un elemento innovador, que ofrezca más que protección contra el virus. De esta forma, están surgiendo modelos de mascarillas transparentes, mascarillas capaces de desinfectarse por sí solas o fabricadas con materiales reciclados, claro está, a un precio bastante más elevado que las comunes.
Mientras las quirúrgicas vienen a costar 0,60 céntimos de euro por unidad, las más innovadoras pueden salir por 10 euros o más. No obstante, hay que tener en cuenta que la mayoría son reutilizables, por lo que podrían suponer una buena inversión a la larga. La mayor parte de estas mascarillas todavía está en proceso de desarrollo, pero podrían empezar a comercializarse en un futuro cercano.
Hacer nuestra vida más fácil
Las mascarillas transparentes ya están dando que hablar en redes sociales y prensa. De primeras, se podría pensar que su creación se debe a motivos estéticos, pero lo cierto es que su razón de existir va más allá: hay colectivos a los que el uso de la mascarilla les influye de forma negativa en su vida cotidiana. Las personas sordas o con problemas de audición ahora no pueden leer los labios de la gente, lo que ha motivado a algunos emprendedores a ponerse manos a la obra para solucionar este problema. Así, Anissa Mekrabech, su hermana Souad Mekrabech y su amiga Aïda Najjar han creado la llamada “mascarilla inclusiva”, con un diseño de polietileno transparente que ya se ha empezado a vender en Francia por 11 euros.
También han surgido las mascarillas autodesinfectantes, capaces de eliminar todos los posibles restos de coronavirus. La empresa Yanko Design ha diseñado un modelo de silicona transparente conocido como LEAF, que viene equipado con un sistema de lámparas ultravioleta para esterilizar la mascarilla. Este modelo nos posibilitaría ahorrar dinero y contaminar menos, puesto que pueden ser reutilizadas muchas más veces que mas mascarillas de tela.
Materiales ecológicos
Todos somos testigos de que la pandemia ha hecho aparecer un nuevo tipo de contaminación: los residuos plásticos de las mascarillas de un solo uso, que muchos usuarios arrojan al suelo. Esto ha llevado a algunos científicos a experimentar con materiales más respetuosos con el medio ambiente, como la caña de azúcar, los posos del café o el plástico reciclado, para dar con unas mascarillas que permitan protegerse del virus al mismo tiempo que se cuida del planeta. Por ejemplo, los diseñadores estadounidenses, Elizabeth Bridges y Garrett Benisch, han desarrollado un prototipo de mascarilla de celulosa biodegradable, compuesto por la bacteria Xylinum acetobacter, azúcar y agua de té. Sin embargo, este tipo de mascarillas todavía no está aprobado por las autoridades sanitarias europeas, por lo que habrá que esperar un tiempo hasta que se puedan adquirir en España.
Pero esto no queda aquí: ya hay compañías tecnológicas dispuestas a hacer de las mascarillas un objeto inteligente que se pueda conectar y sincronizar con nuestro smartphone. La japonesa Donut Robotics ya ha desarrollado la C-Face, que se conecta por bluetooth a un dispositivo móvil y permite enviar mensajes de audio y traducir frases hasta en ocho idiomas, para facilitar la comunicación entre usuarios mientras se practica la distancia social. La desventaja: no protege del virus, por lo que sería necesario portar una mascarilla quirúrgica debajo.
Es posible que estos nuevos modelos de mascarillas levanten críticas, sobre todo, de personas contrarias a hacer negocio con un elemento indispensable para garantizar la salud de la población. Sin embargo, también es cierto que estos inventos pueden acabar con los problemas de inclusión y contribuir a no generar más contaminación por su uso. Lo esencial es que las autoridades garanticen el acceso de los ciudadanos a las mascarillas que más se adapten a sus necesidades, manteniendo un precio máximo asequible y asegurando un suministro mínimo que cumpla con sus necesidades básicas.
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