Archivos Parlanchines: Regatas de Varadero: densas, bulliciosas y domingueras

Archivos Parlanchines: Regatas de Varadero: densas, bulliciosas y domingueras
Fecha de publicación: 
9 Junio 2024
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Alejandro Neyra Gou, joven cardenense que estudió medicina en la Universidad de La Habana fue, sin dudas, un precursor, un muchacho audaz y lleno de adrenalina, a quien, un día, se le ocurrió una de esas ideas llamadas a trascender: la organización en Varadero de unas competencias de remo que les gastarán las suelas de los zapatos a miles de fanáticos en los años venideros. 
    
Tras la ocurrencia y sin pensarlo mucho, Neyra, discípulo de Charles Aguirre y futuro alcalde de Gibara, organizó una colecta en compañía de varios compañeros de clase de Cárdenas para financiar, a principios de 1910, en los dominios de Pío Dubroco (Matanzas), un espléndido bote, y tras fundar el Club Varadero, quedó listo para participar en unas regatas que servirán para que muchos cubanos, por primera vez, ubiquen a la playa de Varadero en el mapa. 

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En el lado opuesto, sus rivales varaderenses encargaron otro bote a Miguel Lluriá, propietario de un astillero de Cárdenas, y alma inspiradora del Club Halley (llamado así por el cometa que pasaría próximo a la Tierra al siguiente año). 

Con el apoyo del recién fundado Club Náutico de Varadero, lleno de figuras prominentes de Cárdenas, el 31 de julio de 1910 Varadero y Halley realizaron unas históricas regatas en embarcaciones de seis remos largos con timonel y una distancia de 1 200 metros, las cuales fueron ganadas por Neyra y sus compañeros con tiempo de 7 minutos y 24 segundos. 

Según los archivos de la revista Bohemia, la nave del club Varadero estuvo integrada por: Alejandro Neyra Gou, Ismael Veulens, Humberto de Cárdenas, Julio Castro, Maximiliano Smith, Octavio Verdejar y Leonardo Sórzano Jorrín, como timonel. 

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Tripulación ganadora de la primera regata de remo efectuada en Varadero: Alejandro Neyra Gou, Ismael Veulens, Humberto de Cárdenas, Julio Castro, Maximiliano 

Estos muchachos, con mucha más voluntad que técnica, se apoderaron, así, de la primera Copa Varadero y el 29 de agosto del mismo año derrotaron a los remeros del Vedado Tennis Club, en la primera regata nacional que tuvo lugar en la Playa Azul (los habaneros llegaron invitados por Sórzano Jorrín, miembro de la referida entidad).

Desde entonces, los gladiadores de los remos aseguraron su futuro: en 1911 fue instituida otra Copa Varadero, ahora con carácter nacional, y una duración de tres años, que pasó a manos del Vedado, y en 1914 se oficializó la Copa Menocal, la cual también adornó las vitrinas del club habanero (triunfa tres veces). 

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Buenos es comentar que durante estos años las regatas de seis remos con timonel fueron consolidando su prestigio gracias a la incorporación del Club Atlético de Cuba, el Atlético de Matanzas, el Habana Yacht Club, el Segundo Regimiento de Infantería y la Universidad de La Habana.

Para apoyar esta atrayente competencia deportiva nació en 1918 en el Congreso Nacional la anual Copa Cuba o Copa Presidente, con tres categorías y escenarios distintos: Senior (Varadero), Novicios (La Habana) y Junior (Cienfuegos). 

A partir de ese año, los mandatarios de turno entregarán personalmente la Copa Senior, pero en julio de 1953 no se pudo cumplir el ritual, porque el dictador Fulgencio Batista tuvo que abandonar apresuradamente el litoral al conocer que los jóvenes de la Generación del Centenario habían atacado los cuarteles Guillermón Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. 
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Se sabe, además, que era tanta la popularidad de las regatas, que muchos de aquellos combatientes revolucionarios, para evitar sospechas, les dijeron a sus familiares y amigos que estarían por aquellos días en la competencia de Varadero.

Durante los certámenes que se realizaban entre finales de julio y principios de agosto en aquella mina de sol, el Club Naútico patrocinó diversos campeonatos de natación y las llamadas Regatas de la Buena Suerte, lidiadas por botes de motor que hacían el viaje La Habana-Varadero y les aumentan el torrente sanguíneo a muchos buenos ciudadanos. 

Eladio Secades, siempre polémico, precisó en la edición del 4 de agosto de 1941 de ¡Alerta!:  

“El censo nacional ese día se divide en dos grupos. Los que fueron y los que no fueron a las regatas. Y para ese gran público, denso, bullicioso, entusiasta y dominguero, lo menos importante de las regatas son las regatas. Lo sugestivo es la serie de atractivos y sacrificios que las rodean. El viaje en máquina por la carretera, la vigilia a carcajadas, el trago en el bodegón del pueblo.”

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Las regatas, con sus bailes, congas mundanas y ventas de productos artesanales (los ramos de flores de caracoles volvían locas a las usuarias más quisquillosas) simbolizaron, un poco, el lado rosa de la historia de esta playa rica y voluptuosa hecha canción por Benny Moré, el Bárbaro del Ritmo. 

 

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