Tras las cooperativas
especiales
El primer sábado de julio se celebra el Día Internacional de las Cooperativas. Esto ocurre de manera oficial desde 1995, aunque la Asamblea General de las Naciones Unidas ya había proclamado la conmemoración desde 1992.
Las cooperativas son asociaciones de personas unidas voluntariamente para formar una organización democrática y una gestión que busca el interés común de todos los socios. Tienen un peso en la economía mayor del que a veces se imagina. Son la principal fuente de ingresos para más de 279 millones de individuos, casi el 10% de la población activa mundial, según estimaciones publicadas en el sitio diainternacionalde.com.
Los antecedentes filosóficos de las cooperativas se hallan en un conjunto de ideas planteadas por socialistas utópicos como Henri de Saint Simon, Robert Owen y Charles Fourier, quienes cuestionaban las desigualdades generadas por el capitalismo y proponían elementos alternativos a un sistema económico más humano, donde prevaleciera la camaradería, la cooperación y no la competencia. Para ellos, los obreros debían tener mayor poder sobre los medios de producción y las ganancias.
Pero si bien en algunos imaginarios la tendencia es a asociarlas con el sistema de producción socialista, las cooperativas existen tanto en economías planificadas, mixtas como de mercado. De hecho, la primera surgió en el capitalismo inglés. De acuerdo con una reciente investigación conjunta entre la Universidad de Holguín y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, la primera empresa cooperativa moderna fue formada en Rochdale, en el norte de Inglaterra, por un grupo de 28 artesanos que trabajaban en las fábricas de algodón, y se llamó Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale. Los trabajadores tenían salarios muy bajos que no les permitían adquirir productos de primera necesidad. Pensaron que trabajando juntos y uniendo sus recursos mejorarían sus condiciones.
La experiencia fue exitosa. Siguiendo el citado estudio, en los años posteriores, la cooperativa de los Pioneros de Rochdale “creció, logró satisfacer las necesidades de alimentación y vivienda para sus socios (…) creó otras entidades económicas como un molino, fábrica de tejidos, sociedad de socorro, entre otros. Otra aportación muy avanzada fue destinar 2.5 % del excedente a la educación general de los socios”.
Las cooperativas tienen presencia tanto en áreas rurales como urbanas. En ellas, las brechas de distribución de las riquezas entre sus miembros es, en principios, más reducida que en otros tipos de empresas. Se dice que, al tener como objetivo el interés común, son el modelo más estable de la economía, pues el desarrollo social, económico y cultural de sus socios es la prioridad. Si gana uno de los miembros, ganan todos.
A través de su historia, las cooperativas se han identificado con ciertos principios de conformación y funcionamiento. Estos son la ayuda mutua, la responsabilidad, la responsabilidad social, la democracia, la igualdad, la equidad, la solidaridad, la honestidad y transparencia y el esfuerzo propio. Se plantea que a día de hoy el movimiento cooperativista se ha convertido en uno de los modelos económicos que más aportan a la justicia social.
En Cuba, la Constitución de 2019 define la propiedad cooperativa como “la sustentada en el trabajo colectivo de sus socios propietarios y en el ejercicio efectivo de los principios del cooperativismo”. Actualmente existe un número no despreciable de cooperativas operando en la economía nacional. Sin embargo, el lenguaje cotidiano sistemáticamente privilegia el término “privado” como antítesis de “lo estatal”.
Esto último es un discurso engañoso, pues diluye en otras categorías económicas lo que en realidad se ha reconocido como cooperativa, un alternativa cuyo rol ha sido trascendental durante las últimas décadas en la nación caribeña.
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