Alimentar el cerebro
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Fotografía tomada de.semana.com
Sí, ya sé, empezamos mal con esta fotografía suculenta que más que hacernos agua la boca nos deprime un poco porque pensamos en la situación país, en nuestra alacena humillada y en la ansiedad que tenemos de alimentarnos de otro modo; pero vamos a sobreponernos, hablemos de salud, adaptemos a nuestras necesidades lo que podamos encontrar, y guardemos conocimientos para cuando vivamos tiempos mejores.
De política y economía doméstica trataremos en otro momento y haremos catarsis como corresponde. Ahora, lo que hoy nos motiva es conocer sobre los beneficios de los alimentos para potenciar nuestras mentes, para estar en estado óptimo de salud, porque al cerebro le debemos casi todo el bienestar.
Comer es un placer, y también una necesidad; es una actividad fundamental que debemos hacer cada tres o cuatro horas, pero hacerlo en grandes cantidades no nos garantizará salud, al contrario. Para estar bien nutrido lo importante es consumir lo que de verdad el cuerpo necesita para estar saciado y adquirir vitaminas y todos los demás elementos que aportan energía.
¿Alguna vez ha escuchado que el estómago es el centro del cuerpo? Ciertamente se encuentra un poco hacia la mitad si extendemos los brazos hacia arriba, pero esta frase quiere decir que todo proceso estomacal es primordial para el organismo, y que una mala alimentación —más de uno lo habrá comprobado— nos hará sentir mal, nos desestabilizará casi inmediatamente.
Si nos indigestamos no solo se puede inflamar el intestino, provocar síntomas molestos que debilitarán, sino que, mentalmente, afectará el estado de ánimo, los niveles de atención, provocará ansiedad, y desarrollará comportamientos que podemos relacionar con la depresión.
La expresión por la boca muere el pez podemos aplicarla a muchísimos contextos, y a mí me parece apropiada para este tema también. Considero que somos lo que comemos, y no tengo dudas de que la alimentación es imprescindible para la longevidad y para vivir de la mejor forma, con dignidad y lozanía. Más allá de la constitución física que podamos tener, adquirir nutrientes naturales siempre será la opción idónea. Y aunque ahora existen suplementos, es costoso, y, además, me provoca suspicacia.
Imagen tomada de alimente.elconfidencial.com
En especias como la cúrcuma y el azafrán podemos encontrar privilegios directos para el estado ansioso y el trastorno depresivo. Incluirlas en nuestros platos no solo proporcionará sabor. Y no se me atormente, el azafrán solo lo he visto seco en sobres que venden por ahí, pero quizás si indagamos encontramos algún cultivo, o semillas para sembrar en casa, ¿quién sabe? Y la cúrcuma sí es más común hallarla en su estado natural, a veces, en mercados agropecuarios, no es costosa. Cuando la encuentre, le sugiero congelar o deshidratar y guardar. Con ella conseguirá ricos platos y lindos tonos desde el amarillo al naranja. Agregue a sus recetas canela, romero y jengibre para conseguir efectos similares.
Otra recomendación es incorporar alimentos fermentados a nuestros menús. De la extensa y exótica lista con nombres raros para nosotros como el chucrut europeo o el kimchi coreano, ambos hechos con col, o la kombucha, esa bebida tipo té atribuida a los chinos, y otras más, aconsejo el yogurt natural. Tradicional en nuestro país, aunque ya sé que es difícil, pero se puede encontrar. Algunos son menos costosos como los que hacen los pequeños productores, y también lo podemos hacer en casa. Recuerde que no se trata de mucha cantidad, una pequeña porción es suficiente para mejorar la función intestinal, por ejemplo, y así cuidamos la contabilidad del hogar.
El aguacate, nuestra fruta ensalada por excelencia, cuya cosecha se extiende durante varios meses, incluso algunas matas nos sorprenden tan tarde en diciembre y enero; no solo son deliciosos y proveen grasa buena, también se relaciona con la rápida recuperación de la depresión. Además, son ricos en magnesio y ese compuesto es importante para el cerebro. Así que, ya usted sabe, ¡a comer aguacate hasta en la sopa! Y no exagero, hay un plato andino llamado chupe que lo lleva en su decoración. Quizás un día les escriba sobre esta delicia.
Son altamente indicadas las verduras de hojas verdes como espinaca, lechuga, o brócoli, célery y berro, cuando se encuentre. Incluso hay quien se atreve y las incluye en jugos y batidos, así que desde CubaSí sugerimos sumarlas en nuestras recetas e innovar con nuevos sabores en cualquiera de sus presentaciones pues está comprobada su eficacia en muchos sentidos. Por ser ricos en vitamina E, carotenoides y flavonoides, protegen contra el deterioro cognitivo; además contienen folato e interviene en la formación de glóbulos rojos y en la producción de neurotransmisores.
El pescado es una fuente de proteína ideal para contribuir a que el cerebro retenga información. Los más convenientes son los que entran en la categoría azul como atún, bacalao, caballa, salmón, jurel y sardinas, aunque, por supuesto, cualquiera que llegue a nuestra mesa, enlatado, seco o fresco, será beneficioso. No es preciso comerse un tiburón entero y mucho menos diario para alcanzar los niveles adecuados, basta con una ración menuda.
Por último, las nueces y el chocolate amargo. Sé que ambos brillan por su ausencia para casi todos, pero si alguna vez tiene la oportunidad de escoger entre ellos y algún alimento chatarra, o si algún amigo le ofrece regalárselo cuando venga de viaje, o si lo encuentra en algún mercadito de nuevo tipo que tenemos por doquier, debe saber que son excelentes para distintas funciones cerebrales.
Las nueces contienen ácidos grasos omega-3, omega-6, vitaminas B6 y E, proteínas y de entre sus propiedades citamos su poder antiinflamatorio y antioxidante. Son buenísimos para el pensamiento y la memoria, para crear y reparar las células cerebrales, y para disminuir el estrés celular, principales causas del envejecimiento y de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. En este sentido también son útiles otros frutos secos como el maní y las almendras, así como las semillas de calabaza y de girasol que podemos tostar en casa. Ya sabe, preste más atención a los almendros del camino, diviértase pelando y machacando. Así mismo, no deseche de la calabaza el enredo de pulpa y semilla que contiene en su interior, además de ser muy ricas tostadas, hay otros platos en los que puede emplearlas.
Por su parte, el chocolate amargo estimula el flujo sanguíneo y protege su cerebro del estrés oxidativo causado por los radicales libres; además es fuente de hierro, cuida las neuronas y controla los químicos que influyen en el estado de ánimo. No por gusto nos ofrece felicidad, no es solo una percepción, es química. No obstante de sus bondades, tampoco se exceda con la justificación de alimentar su lucidez.
Recordemos que la salud mental y la dieta están estrechamente relacionadas, y que el envejecimiento cerebral es inevitable, sin embargo, podemos prepararnos para que no nos llegue de la peor forma, para que tengamos una vejez decente con la menor cantidad de trastornos. Alimentarnos bien nos procurará ganancias a corto, medio y largo plazo: fortalecerá el aprendizaje y la memoria, y de manera general ayudará a la eficiencia del cerebro.
Comer con balance y moderación es la clave. Incluir frutas, vegetales, granos y cereales, así como proteínas de origen animal, y, además, elaborarlos sin demasiado agrego de sal, azúcar, aceites y químicos, es lo que asegurará que nuestra materia gris reciba los estímulos necesarios y que esto se traduzca en mayor calidad de vida. Es importante reiterar que llevar un estilo saludable es un concepto más integral que se enriquece con ejercicio físico, buen descanso, y el control del consumo de tabaco y alcohol.
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