El sionista Benjamin, todo lo contrario a la paz
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Las recientes y repetidas agresiones israelíes contra Siria, Iraq y El Líbano; las presiones para que Irán no ayude a sus aliados en el Medio Oriente; la expulsión de los palestinos de sus tierras y el asesinato metódico de los líderes árabes conforman la actual política del gobierno de Benjamin Netanyahu, quien mantiene los propósitos del sionismo de conformar el Gran Israel, con el apoyo del imperialismo norteamericano y la complicidad de sus aliados europeos.
Ahora, preocupado por los resultados de una política interna que le puede sacar del poder, está ofreciendo viviendas gratis a miles de colonos para que voten por él en las venideras elecciones, y para ello, acelerar el desalojo de los palestinos de sus tierras.
Nada de hacer caso a Naciones Unidas, cuando le condena por haber destruido 70 viviendas palestinas de Jerusalén Este, dar miles de las prometidas a los colonos y crear más asentamientos en Cisjordania, mientras bombardea intermitentemente a la indefensa y abigarrada población en la estrecha Franja de Gaza.
Tal genocidio ha estado ocurriendo durante años, y jamás ha sido detenido, debido al chantaje atómico de un Israel al que se le permite todo por obra y gracia del Imperio.
Además de que la fuerza aérea está pilotada, en gran parte, por norteamericanos de origen judío, otros 60 000 de esa condición ya se han establecido en Cisjordania, donde, en los últimos días, se ha acelerado la construcción de nuevos asentamientos, la destrucción de viviendas palestinas y de otros inmuebles, además de no permitir que los niños asistan a escuelas destinadas para los judíos en algunas zonas cisjordanas.
Práctica ilegal
Algunos opositores a Netanyahu —no a la política antipalestina— se han quejado de que, a pocas semanas de las segundas elecciones legislativas del año en Israel, en repetición de los comicios no concluyentes de abril, Netanyahu aprobó la construcción de 2 304 viviendas en los ilegales asentamientos de Cisjordania.
El Primer Ministro, repito, intenta atraer para su partido, el conservador Likud, el voto de los más de 400 000 israelíes que viven en el territorio palestino ocupado por el Ejército desde 1967. El Ministerio de Defensa regularizó también con efectos retroactivos tres asentamientos aislados construidos sin su autorización.
“La luz verde dada por el gobierno a estas edificaciones culmina una política desastrosa destinada a torpedear las oportunidades para la paz y la solución de los dos Estados, al anexionarse una parte o la totalidad de Cisjordania”, advirtió la ONG israelí Paz Ahora, que sigue de cerca el proceso de colonización de territorios palestinos, al informar sobre la aprobación de uno de los mayores planes de alojamientos para colonos en los últimos tiempos.
El 88% de las casas que ahora reciben espaldarazo oficial se localizan en zonas alejadas de los grandes bloques de asentamientos, que Israel plantea permutar en el futuro por otros territorios con los palestinos en un eventual acuerdo de paz, preparado por Estados Unidos, con la complicidad no sólo de Tel Aviv, sino de regímenes reaccionarios árabes.
La Administración Civil del Ministerio de Defensa, organismo que gestiona la ocupación, ha completado el proceso de planificación con la concesión de licencia definitiva para 838 nuevas viviendas y la aprobación inicial para otras 1 466. En un mensaje electoral a los colonos en el asentamiento de Erat (sureste de Belén), Netanyahu les garantizó hace una semana que nunca serán “arrancados de su tierra”.
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