ARTE EN LA RED: Verano, de Joaquín Sorolla

El verano nos agobia y la playa puede ser el oasis, sobre todo al atardecer, cuando el sol ya no está en el centro del cielo. La luz de este cuadro de Joaquín Sorolla parece la de las seis de la tarde: le otorga a los cuerpos, al agua, a la arena… matices cálidos, pero no agresivos.

Dan ganas de estar ahí. Hay viento, que hace ondear las telas; y el mar, a pesar del oleaje, luce acogedor. Los personajes se regodean en esa tranquilidad feliz, sin grandes énfasis, que alguna vez hemos sentido… y que añoramos tantas veces.

Sorolla es un maestro de las atmósferas: la recreación de este friso es ejemplar. Es una escena banal, corriente, y sin embargo, encierra el espíritu de una época y de una clase. Casi podemos escuchar los sonidos: las risas de los niños, el arrullar de las olas...

Fíjense en el espejo del agua, en el reflejo sobre la arena: es un triunfo del arte. Nos devuelve la cotidianidad hecha poesía.

Joaquín Sorolla Bastida: Verano. 1904. 149 x 252 cm. Colección de la Escuela Española del Museo Nacional de Bellas Artes.