ZAPPING: Y otra vez el folletín
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Con un capítulo trepidante, a golpe de peripecias a la manera de una tradicional historia de aventuras en su primera mitad, y pletórico de gratificaciones románticas, el triunfo defintivo del bien y el amor, en la segunda, concluyó este jueves la telenovela brasileña Orgullo y pasión, que trasmitió Cubavisión martes, jueves y sábados durante varios meses. Ese es folletín de toda la vida, aquí nunca se pretendió hacer otra cosa. Los que fueron buscando honduras filosóficas y conceptuales, a partir de la declarada inspiración en la obra de Jane Austen, deberían saber que eso hay buscarlo, fundamentalmente, en los libros. Una telenovela, sin desdorar, es otra cosa.
Ciertamente, hubo una invitación a adentrarse en un entramado donde la tradición literaria de Austen se encuentra, sin forceps, con las preocupaciones contemporáneas del universo femenino. Inspirada principalmente en Orgullo y prejuicio, el autor utilizó este punto de partida para desarrollar una trama que aborda, con delicadeza y buen gusto, temas como la emancipación de la mujer, el valor del trabajo, la importancia de la familia, la autoaceptación, y la convivencia intergeneracional. Tampoco estuvimos ante un alegato militante. No es en una telenovela donde necesariamente hay que buscar eso.
Pero estas tramas no solo rinden homenaje a la obra de una gran escritora, sino que también dialogan con debates acuciantes.
Desde su primera emisión, la obra dejó claras sus credenciales estilísticas. Presentada como una comedia romántica, Orgullo y pasión evocó constantemente una sonrisa en el espectador. Este tono ligero y optimista resulta ideal para su horario en la televisora brasileña Globo, la casa productora, diseñado para acompañar a familias, adolescentes y adultos en el regreso al hogar tras un día de trabajo... O por supuesto, hay cosas que no cambian, a las amas de casa. En este espacio, las historias no solo entretienen, sino que también proporcionan un refugio emocional en un contexto lleno de tensiones.
Por eso los creadores de Orgullo y pasión no temen abrazar el espíritu del folletín. La trama se permite momentos de inverosimilitud y exageración que, lejos de restarle calidad, forman parte del encanto del género. Este recurso, tan característico de las telenovelas, se maneja aquí con inteligencia, se equilibran las emociones intensas con una buena dosis de humor y aventura.
El elenco, una mezcla de actores consagrados de la televisión brasileña y jóvenes talentos debutantes, es otro de los aciertos de la producción. Este grupo diverso logra dar vida a personajes que transitan por historias románticas, situaciones cómicas y aventuras épicas. Las heroínas y villanas, muchas de ellas francamente inspiradas en el universo de Walt Disney, aportan matices y riqueza a la narrativa.
Uno de los aspectos más destacados de la telenovela es su impecable puesta en pantalla. Los escenarios y vestuarios están cuidadosamente diseñados para deslumbrar, con un uso del color que no solo es estéticamente atractivo, sino que también comunica emociones y simbolismos. Cada detalle visual parece calculado para envolver al espectador en una atmósfera de ensueño.
La música, siempre un elemento clave en las telenovelas brasileñas, no decepciona en Orgullo y pasión. Las canciones seleccionadas no solo acompañan la acción, sino que también potencian los momentos emocionales, reforzando el impacto de las escenas más memorables.
Asumiendo incluso su tono intencionalmente ligero, Orgullo y pasión no renuncia a reflexionar sobre temas profundos y significativos. Al abordar cuestiones como el perdón, la aceptación personal y la fuerza de valores universales, la novela invita al espectador a pensar sobre sus propios desafíos, sin didactismos ni discursos engolados, mientras se disfruta de esa capacidad de entretener. Esta combinación de evasión y reflexión es, sin duda, una de las mayores virtudes de la producción.
En conclusión, Orgullo y pasión es, al mismo tiempo y sin traumas, un homenaje a la tradición literaria, una celebración del folletín y una ventana a algunos debates contemporáneos. Por supuesto que alguien creerá que hace falta más densidad y enjundia... pero muy bien que los podría encontrar en las novelas de Jane Austen.
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Frank
Javier Hernández Fernández
Julio López
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