DE LA TELEVISIÓN: ¿A usted le gusta Juego de tronos?

En Cuba, como en medio mundo, gana cada vez más seguidores…

A Juego de tronos (Game of Thrones) le quedan apenas dos capítulos y cada día tiene más seguidores. No es raro ver en las redes sociales publicaciones por este estilo: “¿Y qué estaba viendo yo que no estaba viendo Juego de Tronos?”. O esta, que ya es casi un lugar común: “Debo ser la única persona en el mundo a la que no le interesa Juego de Tronos”.

Ciertamente, hay millones de personas en el mundo a las que, conociendo la serie, no les interesa: la fantasía medieval gusta o no gusta, independientemente de la calidad de la historia y su realización.

Pero con Juego de tronos sucede que incluso muchas personas que no comulgan con el género, ni siquiera con las aventuras heroicas o el simple (y poderoso) melodrama (que de eso también hay su porción), se enganchan por la magnificencia de la puesta en pantalla, por la empatía de sus personajes (los “buenos” y los “malos”) y por los meandros de una historia que, de cuando en cuando, ha reservado desenlaces inesperados y tremebundos.

De cualquier forma (y de esto se han pronunciado incluso muchos críticos y académicos) la serie ha logrado impactar a un público muy heterogéneo porque responde también a disímiles demandas del respetable: hay quien busca emoción y peripecias (y violencia, que abunda); hay quien la ve por la madeja psicológica, el juego de ajedrez más o menos diáfano; para algunos es una metáfora del poder y sus meandros (de hecho, abundan los ensayos que extrapolan las tramas y las recolocan en el contexto actual); y también no son pocos los que esperan ansiosos las escenas de sexo y los desnudos integrales…

¿Quiénes son los Stark y los Lannister de nuestro tiempo? Aquí algunas similitudes entre 'Juego de tronos' y el mundo real@fjterranova pic.twitter.com/un4xV9znNR

— RT en Español (@ActualidadRT) 6 de mayo de 2019

La Televisión Cubana, que está transmitiendo ahora por las madrugadas las primeras temporadas, probablemente haya editado muchos de esos desnudos. De hecho, siempre ha habido polémica por lo que algunos consideran “excesos”, aunque los productores se han defendido diciendo que el sexo y la violencia están en el espíritu mismo de la serie.

Esa no ha sido la única polémica, remítanse a la página que Wikipedia le dedica a la teleserie (https://es.wikipedia.org/wiki/Game_of_Thrones) para que se pongan al día. Pero el negocio les ha salido redondo a los productores: la cantidad de televidentes casi se ha quintuplicado desde la primera temporada. Y eso que las estadísticas no incluyen a los que disfrutan el producto gracias a los mil y un caminos de la piratería (como los cubanos de Cuba, por ejemplo).

Indudablemente estamos hablando de un gran espectáculo, de televisión con altísimos estándares. Hace mucho que la televisión (cierta televisión) nada tiene que envidiarle al cine de los grandes estudios.

Cada capítulo de la última temporada, por ejemplo, ha costado más de diez millones de dólares —y eso, para algunos, es otro de los excesos—; obviamente hay recursos para costear una puesta esplendorosa.

Se ha llegado al punto de afirmar que esta es la mejor teleserie de todos los tiempos… aunque no han faltado críticas a la dramaturgia y la concepción audiovisual de muchos capítulos. Las últimas entregas han sido muy vapuleadas por los televidentes, que encuentran no pocas contradicciones, puntos débiles y algún que otro Deus ex machina…

No daremos avances, teniendo en cuenta que muchas personas en Cuba todavía van por las primeras temporadas, pero ahora mismo existe un gran debate en las redes sobre la persona que se sentará finalmente en el mítico Trono de hierro (si no ha visto la serie, puede buscar referencias), al que se han sumado incluso grandes figuras de las artes, la política y las ciencias.

Y hay muchas personas, organizadas en auténticos movimientos, pidiendo una nueva temporada. Probablemente a usted le parezca una exageración, pero para no pocos esta serie es un asunto de primerísima importancia. No es siemple cuestión de juego.  

Uno de los personajes más populares... quizás el más.