Fin de año a la cubana y hasta por Internet

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Fin de año a la cubana y hasta por Internet
Fecha de publicación: 
31 Diciembre 2018
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Este será el primer fin de año en que quizás pueda verse en tiempo real algún que otro festejo en familia de los cubanos mientras megabytes de besos y abrazos viajan desde esta Isla a las más inimaginables geografías.

La posibilidad quedó abierta por la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) desde el pasado 6 de diciembre con el servicio de datos móviles en los celulares, y ya existía, aunque en mucha menor medida, con la alternativa del Nauta-Hogar.

Los avileños Yanisel y Yosvani están guardando como pepita de oro el “paquete” que compraron para la ocasión. Quieren que la abuela de los niños los vea festejando y, con un poco de imaginación, hasta se le haga la boca agua frente al pedacito de cerdo asado liberando aromas en su bandeja.

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“Pero esa será una excepción, déjalo bien claro, porque nosotros no podemos darnos ese lujo a cada rato, ni nada de eso. El dinero que entra en esta casa, los salarios de nosotros, es para lo esencial, para comer, para el aseo, la ropa, los zapatos... y los niños gastan bastantes tenis en la escuela. La camarita y el videíto en vivo porque es fin de año.”

Yosvani, con los tenis bien puestos en la tierra, comenta de este modo para CubaSí. Como él, habrá otros, y cada vez podrán ser más a medida que bajen las tarifas en dependencia de una infraestructura tecnológica que lo permita.

Si hoy mismo se hiciera una gran rebaja, la demanda crecería a extremos que el soporte tecnológico no podría responder, y entonces nadie pudiera conectarse. Esa fue la explicación ofrecida por el ministro de Comunicaciones Jorge Luis Perdomo, en la mesa redonda televisada con motivo de la apertura de tal servicio.

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El matrimonio avileño entrevistado por este portal no tendrá muchos gigabytes para navegar por Internet, pero lo que sí le sobra es amor, afectos, el refugio y la tranquilidad que da vivir y compartir en familia.

Al igual que ellos, la familia sigue siendo para todos los cubanos el principal bastión de sus vidas. Así lo ratifican los resultados de las investigaciones sociales y lo evidencia el día a día en esta Antilla Mayor.

“Mientras haya un hilo de amor, habrá familia” comentaba la Doctora en Ciencias Psicológicas Patricia Arés Muzio, profesora titular de la Universidad de La Habana, a periodistas cienfuegueros, y es mucho más que un hilo, que una hebra, un inmenso tapiz puede tejerse con el amor en las familias cubanas.

Precisamente por conocer la relevancia de la familia para el cubano, es que la nueva Constitución, recién aprobada por el parlamento cubano y que será sometida a referéndum el próximo 24 de febrero, se detiene de manera especial en el tema.

Por primera vez en la historia de las constituciones cubanas, el binomio familia y afectos encuentra asiento VIP entre sus artículos.

Serán esas familias –no puede hablarse de una sola dadas las diferentes tipologías de familias que hoy coexisten-, cada vez más visibilizadas y protegidas, las que servirán de escenario fundamental para las fiestas de fin de año.

Sin dudas, en muchas otras latitudes se repetirá la instantánea de la familia reunida en torno a la mesa, brindando o regalándose cariños. Pero los expertos en el tema coinciden también al señalar que a las familias cubanas las distinguen fortalezas muy singulares.

Aunque no podrán verse en los videos o en las fotografías que circulen por Internet o de mano en mano, tras las escenas familiares de fin de año –y de todo el año- alienta el llamado Círculo Virtuoso.

Así han dado en llamar los entendidos a la red de apoyos y solidaridades que se teje en torno a las familias cubanas. Los virtuosos hilos de tal red se tejen desde la escuela, las entidades de salud, las organizaciones barriales, y también desde la casa del vecino, del amigo, desde los parientes que viven en otra provincia o en otro país.

A las puertas de las familias cubanas llama tanta gente. Lo mismo el fumigador de la campaña antivectorial, que la maestra para ver cómo sigue el niño de la gripe, que la vecina con el buchito de café recién colado o el pedacito de pudín, o la tía que voló cruzando el Caribe “porque tenía que estar con ustedes aunque sea una semanita, porque los extraño mucho.”

Las familias cubanas que esperarán este fin de año son singulares porque la realidad social en que se inscriben también lo es. En otros países, las personas viven pared con pared sin conocer sus nombres y mucho menos sus problemas o alegrías.

En otros países, la gente se cae, pasa frío, hambre o dolor y no siempre hay una mano que se tienda para dar ayuda. Aquí, es raro que un pariente, vecino, amigo, o incluso un desconocido, se queje por alguna de esas cosas y no aparezca alguien con al menos un abrigo o un plato de sopa.

El desamparo, el aislamiento, la insensibilidad no son cactus que abunden en tierra cubana hasta desgarrarnos con sus espinas. Existen sí, pero no como tendencia mayoritaria.

Por eso, a lo mejor también podrá verse en algunas de las imágenes de la despedida de año a la abuela que vive sola y que los vecinos de al lado convidaron; o se verá trasiego de platos y “cacharritos” con sus masitas y su congrí para Adalberto y Juana, que no les alcanza parar estos gastos, o para Carmita, tan deprimida desde que se le fueron los hijos que ni el arbolito puso.

Ese Círculo Virtuoso que protege de carencias, soledades varias y apuntala la felicidad de las familias, aunque invisible, estará también en las imágenes de estas fiestas con que los cubanos recibirán el nuevo año en una sociedad que se refunda, crece, y que a la media noche de este 31 de diciembre hará de Cuba entera un gran abrazo.

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