DE LA HISTORIA OLÍMPICA: La Burla de París 1900
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¡Cuidado, Coubertin! Lo que se propone hacer Alfred Picard, director general de la Segunda Exposición Universal, con los Segundos Juegos es injusto. Tratará de poner el deporte al servicio de aquella reunión que coincide en tiempo y escenario con la lid. Los negocios siempre han manchado a las contiendas del músculo: en París 1900 las han lacerado.
Picard anda por encima del Comité Olímpico Internacional (COI). Quiere dar sabor de feria al certamen. Intenta incluir en el programa la pesca con caña, salvamentos, natación por debajo del agua, billar, ajedrez…con tal de atraer hacia su principal objetivo: la actividad comercial. Logra algunas de estas “innovaciones” raras y las competencias se anuncian como Concursos atléticos de la Exposición. Existen otros obstáculos como la lucha entre las organizaciones deportivas francesas Desde Estados Unidos llegaron mensajes poco alentadores, hasta plantearon la no participación.
En medio de este ambiente llega a la capital gala un coronel estadounidense con otra propuesta enajenada y enajenante atada a la autosuficiencia: “Venimos a organizar competencias, campos de juego, con el fin de enseñar a los demás países el verdadero deporte”. El citado oficial buscaba sacar dinero, ignoraba el olimpismo, quería crear un espectáculo más parecido al circo que al atletismo.
Los Juegos se realizan y derrotan la mayoría de estos valladares, pese a que muchos de sus 1066 competidores de 20 naciones, contando a los de la sede, andan de aquí para allá por la capital de Francia en pos de algo conocido por pocos. Las muchachas se “cuelan”: seis tenistas y una golfista.
¡Qué momentos para debutar” Chasco tras chasco. No hay recibimiento para las delegaciones, los deportistas deben pagar el hospedaje, no habrá medallas para los triunfadores sino premios; no se realizará la inauguración oficial. Sin embargo, habrá batallas y plusmarcas, campeones y tristezas, alegrías y reveses.
EL MÁS BRILLANTE: KRAENZLEIN
Ante ustedes la gran figura de los II Juegos: el germano norteamericano Alvin Kraenzlein, de la selección de EE.UU. ¡Ahí viene! ¡Zuuuum! Gana los 60 lisos con 7 segundos exactos. Ahora, ataca las vallas: amo de los 200 con 25.4 y de los 110 con 15.4. Hacia el salto largo: buena carrera, el salto, hasta mejor. A medir…Pues, 7 metros y 18 centímetros. Es su cuarto título. En la batalla corta de los obstáculos consigue un nuevo record mundial (nrm); los restantes resultados son nuevos récords olímpicos (nro).
Hay otras cotas del orbe burladas aquí: el as de los cien metros planos, Frank Jarvis con 11 segundos, en semifinales logró la hazaña: 10.8.John Walter Tewksbury lo imitó al cronometrar 57.6 en 400 con vallas, en los 200 llano impuso su calidad con nueva marca olímpica (22.2), señor plateado en cien, había logrado en su semifinal igualar el destacado resultado de Jarvis y aún le quedó espacio para el bronce de los 200 con vallas y la plata de los 60 planos.
Meyer Prinstein, segundo en salto de longitud (7.17), se impuso en triple salto al clavar los pinchos a14.47 metros (nrm), dejando a John James Conolly, el primer as de los Juegos Olímpicos modernos, ganador del salto del canguro en Atenas 1896, en la segunda plaza. Ray Ewry se hace de tres coronas en saltos sin impulso, pruebas válidas entonces en desuso hoy: 1.65 en altura (nro), 3.21 en largo (nrm) y 10.58 en triple (nro).El vicetitular en estas tres lidias, Irving Baxter, vence en el salto con pértiga (3.30) y en salto alto (1.90).
Todos los mencionados hasta el momento son del seleccionado de USA, que volvió a mostrar su mayor potencia. El único no integrante de ese conjunto que quebró en atletismo una marca del planeta fue el británico Charles Bennett al triunfar con 4 minutos, 6 segundos y 2 décimas en 1 500 metros y cronometrar 15.19.4 para encabezar la victoria de su país en los 5 000 por colectivo; agrega el segundo puesto en los 4 000 con obstáculos, a la sombra de su coterráneo John Rimmer (12.58.4).
No pocos textos dan a un francés como el mejor de la carrera de maratón en esta oportunidad. Incierto: Michael Théato, el corredor dorado de la máxima distancia atlética, es de Luxemburgo. Jardinero del Racing Club de France, se inscribió, contendió y envió al segundo puesto a Emile Champion, socio de esa institución exclusivista, , 2 horas, 59 minutos y 45 segundos por 3: 04.17. Primera vez que un practicante húngaro del atletismo es dueño de un sitial en el magno certamen: el discóbolo Rudolf Bauer (36.04), mientras en la bala Robert Garret, titular de Atenas, consigue bronce(12.37) superado por sus compatriotas Richard Sheldon con 14.10(nro)y Josiah McCracken (12.85).
Antes de ir a otras disciplinas, es justo consignar el avance alcanzado en el campo y la pista, sobre todo por los norteamericanos, dirigidos por el entrenador Sherrill, de sólidas innovaciones. Se arrancaba agachado en las carreras, en especial las de velocidad; se utilizaba el estilo del oeste, californiano o de costado, como se nombraba, en salto alto; no se saltaba las vallas: se pasaban.
PRIMERA MUJER, PRIMER LATINOAMERICANO
Los Juegos duraron del 20 de mayo al 28 de octubre con enorme locura en su programación. En la práctica, Coubertin resultó separado de la organización de la justa: un especialista en tiro, Daniel Mérillon, lo suplantó. La prensa publicó que el tirador demostró, “haber apuntado mal”.Alargado el programa por intereses comerciales, figuraron entre las atracciones la tracción de la soga, la natación con obstáculos y por debajo del agua, y hasta la carrera en parejas: durante esta, la pierna de un corredor se amarraba a la de otro. La concurrencia no llegó a lo esperado. Pierre llegó a escribir en su diario: “Si hay algún lugar en el mundo donde son absolutamente indiferentes con los Juegos Olímpicos, ese lugar es París”. No obstante, la contienda afirmó la vitalidad de estos.
Los franceses con 26 de oro, 36 de plata y 33 de bronce finalizaron en el primer escalón de la puntuación. Los norteamericanos con 20, 15 y 16 les siguieron los pasos. Gran Bretaña en el tercero: 17, 8 y 12.
Aplaudan. Ábranle espacio. Raqueta en alto es la dicha misma: Charlotte Cooper, de Gran Bretaña., primera campeona de los Juegos Olímpicos Modernos. No se conformó con ocupar el sitio más importante del podio en individuales: atrapó el oro en dobles mixtos junto a Reggie Doherty. Hubo otra victoria para las damas, Margaret Abott en golf, esta disciplina no estaba reconocida oficialmente.
En tenis, balompié y polo acuático nadie quita la alegría a los ingleses. En natación refulgen el australiano Frederick Lane y el británico John Jarvis quienes encabezan la cosecha de sus países en la piscina. Los belgas en equitación y los de Suiza en tiro. Golf para USA. Repartidos los éxitos entre ingleses, galos, alemanes y suizos en yatismo. La nación sede, a la vanguardia en gimnasia, arquería, remo, rugby (no oficial), ciclismo y esgrima.
Precisamente en esgrima, un joven de 17 años conquista el primer cetro olímpico para América Latina, el cubano Ramón Fonst Segundo. No sería la única victoria en el gran evento. Él y Ewry, que de inválido llegó a estrella de los saltos, serán los protagonistas de la próxima crónica para estos espacios.
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