Archivos Parlanchines: Batalla naval de los mambises

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Archivos Parlanchines: Batalla naval de los mambises
Fecha de publicación: 
4 Enero 2025
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La nave mambí,Three Friends.

Transcurría diciembre de 1896, cuando un grupo de patriotas cubanos intentó desembarcar frente a la desembocadura del río San Juan, entre las ciudades de Cienfuegos y Trinidad, en la costa sur de la antigua provincia de Las Villas y se produjo un intercambio de cañonazos entre buques de guerra españoles y una nave de los insurrectos. Fue la única batalla naval de los mambises. 

Según un artículo publicado en Granma en 2016 por Tomás Gutiérrez González, luego de concluida la Invasión de Oriente a Occidente, en enero de 1896, el gobierno de la República en Armas decidió, por sugerencia de Antonio Maceo, enviar una expedición en apoyo al Mayor General Francisco Carrillo Morales, quien participó en las tres guerras por nuestra independencia y colaboró con José Martí en momentos en que se preparaba la “guerra necesaria”.

Tras arduos trabajos organizativos a cargo del general Emilio Núñez, jefe del Departamento de Expediciones, en la ciudad de Jacksonville, quedó formado un destacamento llamado a hacer historia.

El coronel Federico Pérez Carbó fue designado jefe de mar, mientras que la jefatura de tierra cayó en el comandante Rafael Pérez Morales, un fiero guerrero que en la batalla de Mal Tiempo había perdido un ojo y, ya restablecido, regresaba ahora al campo de batalla.

Tras un gran acopio de armas, municiones y medicamentos, varias decenas de patriotas, entre quienes figuraban también marinos norteamericanos y de otros países, partieron hacia Cuba desde playa Fernandina, cerca de Tampa, a bordo del vapor Three Friends, en las primeras horas del 14 de diciembre de 1896.

La nave navegó a una discreta distancia del territorio de Estados Unidos, antes de adentrarse en el Golfo de México, sobrepasar la provincia de Pinar del Río y continuar por el sur en busca de la desembocadura del río San Juan.

El sitio del desembarco, muy próximo al sistema montañoso central de Cuba, constituía un refugio seguro para los mambises, aunque los colonialistas habían reforzado la vigilancia de esa zona tras ser descubierto un intento de infiltración.

Al atardecer del 19 de diciembre el Three Friends se sitúo a una distancia de 15 millas de San Juan, al mismo tiempo que los patriotas emplazaron sobre la proa un cañón Hotchkiss de de 12 libras y, armados con fusiles, ocuparon posiciones en diferentes puntos de la cubierta. 

Más tarde, se comenzó a preparar el primer bote, al mando del capitán Rafael Gutiérrez Marín, el cual llevaría a tierra firme a un grupo de exploradores para proteger el arribo.

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Sin embargo, de repente, se observó un extraño movimiento en el río y una espiral de humo se levantó en el área hacia donde debían dirigirse: una cañonera enemiga, emboscada a la desembocadura, se movió en dirección a ellos seguida por otra similar.

Se dio la alarma y enseguida un fuerte cañonazo estremeció la noche. A continuación, sonaron otros de diferente calibre que cruzaron muy próximo a la nave cubana. 

El capitán del Three Friends, John O’Brien, con aplomo, dio vueltas al timón para cambiar el rumbo y a toda máquina trató de evitar que el navío fuera apresado o hundido. 

En estas difíciles circunstancias, los patriotas realizaron varias descargas cerradas de fusilería, no obstante, la velocidad de desplazamiento de las embarcaciones españolas era superior a la de los cubanos y la distancia entre ellas se comenzó a reducir.

Entonces, el coronel Pérez Carbó, conscientes de que el grupo corría un peligro real, ordenó preparar el cañón instalado sobre la proa para dispararle a las cañoneras.

El arma fue ajustada por el colombiano Ignacio Medrano y el norteamericano Michel Walsh, ambos antiguos artilleros en los ejércitos de sus países de origen, mientras que O’Brien, giró la embarcación para hacer más favorable el tiro del cañón. 

Medrano intentó el primer disparo que fracasó por problemas con el fulminante y, en un segundo intento, accionó el disparador y retumbó un fuerte cañonazo, el primero y único, en la historia de nuestras guerras por la independencia.
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Los efectos de la metralla se sintieron en el barco enemigo: destrozó parte del entrepuente y según una fuente que nunca se pudo confirmar le ocasionó a los españoles 13 muertos y 12 heridos.

Las cañoneras, al percatarse que les respondían con un arma de grueso calibre, redujeron la velocidad, hicieron varios disparos más, lanzaron luces rojas en señal de auxilio y desistieron de la persecución.

Aun así el poco carbón disponible y la máquina desnivelada del Three Friends no le permitieron a los rebeldes hacer nuevos intentos de desembarco en otras playas, por lo que el contingente decidió dirigirse a los cayos de la Florida.

Por carambolas del destino, en el trayecto fue azotado por una tempestad que estuvo a punto de hacerlo naufragar. 

En un islote los expedicionarios escondieron el armamento y esperaron el envío de nueva embarcación solicitada al general Emilio Núnez: el Dauntless que zarpó el 1 de enero de 1897 con 33 combatientes que arribaron dos días después a un lugar conocido como María la Gorda, en la península de Guanahacabibes, Pinar del Río.

La odisea casi les cuesta la vida a los conspiradores, pero valió la pena:  en la más occidental de las provincias de Cuba desembarcaron con 1 200 fusiles, 500 000 cartuchos, el cañón Hotchkiss, héroe de la batalla naval, 200 proyectiles, 600 machetes, dos cajas de medicamentos, revólveres y otros pertrechos de guerra.

El Dauntless llegó a Cuba en momentos en que el capitán General español Valeriano Weyler daba erróneamente por concluida la pacificación total de la provincia de Pinar del Río tras la muerte de Antonio Maceo en San Pedro. Por fortuna, la realidad fue otra. 

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