La contrarrevolución (anti)cubana en México
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Si se considera la depreciación del dólar frente al oro, la cifra asciende a casi un millón de millones de dólares; para ser exacto, 933 mil 399 millones. Lo expresa el informe de La Habana a la ONU cuando se aproxima la votación sobre la medida de fuerza, condenada en los últimos años solo con el voto en contra de Estados Unidos e Israel. Al ver estas cifras, me pregunto si podrán, fríamente, ayudar al lector a hacerse una idea real de las graves carencias que el castigo inflige al pueblo cubano hace más de cinco décadas.
Esta reflexión inicial da una medida del gran interés estratégico de Estados Unidos por destruir a la Revolución Cubana. No obstante, habría que añadir los sistemáticos y multimillonarios planes de Washington para estimular el cambio de régimen en Cuba. Entre ellos, los que lleva a cabo con apoyo de organizaciones de países, y fuerzas aliadas. Es el caso de la persistente actividad anticubana en México de la Fundación Konrad Adenauer (KAS por sus siglas en alemán), en colaboración con la Organización Demócrata Cristiana de América Latina(ODCA), el Partido Acción Nacional(PAN), que ha ocupado varias veces la presidencia de la ODCA, y el Consejo Mexicano de Asuntos Exteriores(Comexi), dirigido por el ultraneoliberal Luis Rubio, miembro nada menos que de la Comisión Trilateral, uno de cuyos integrantes más prominentes es el criminal de guerra Henry Kissinger.
La KAS, la ODCA y COMEXI mantienen estrechos vínculos con la National Endowment for Democray (NED por sus siglas en inglés), organización fachada de la USAID y la CIA de la que COMEXI recibe financiamiento.
Concretamente, en 2016 la NED le entregó 120 mil dólares para el programa Voces de Cuba, dirigido, según aparecía en la página web de la NED, a promover “un programa de entrenamiento e intercambio entre jóvenes líderes cubanos y la sociedad civil cubana”. Ninguno de los millones de jóvenes cubanos que exclaman Yo soy Fidel estuvo entre los líderes que desfilaron por México. Quienes vinieron, pude apreciar en FLACSO en un foro cerrado a los medios, son personas ignorantes en su mayoría, resentidas y unos perfectos desconocidos en Cuba.
Los programas que la NED despliega contra Cuba en México están a cargo de Enrique Bravo Escobar, ex diplomático mexicano graduado de la Universidad de Geogetown. México es la sede principal de las reuniones de entrenamiento e intento de coordinación y unidad de las minúsculas fuerzas que forman la contrarrevolución en Cuba, Miami y otros puntos. Eso sí, bien dotados sus miembros de billetes verdes. La KAS también ha reproducido en México previamente a las elecciones del 1 de julio programas antes desarrollados en Venezuela para contener la fuerza electoral del chavismo, en un intento, obviamente fracasado, de frenar el ascenso de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador.
La KAS organiza todos los años la conferencia Caminos hacia una Cuba democrática, cuya tercera edición, a la vez que la reunión de la Mesa de la Unidad de Acción Democrática -MUAD-(nombre inspirado en la agonizante MUD de la oposición venezolana) se celebró en el hotel Blue Bay Grand Esmeralda de Cancún, Quintana Roo.
Luego vino la cuarta, con igual composición y propósitos que la tercera, celebrada casi clandestinamente de nuevo en Cancún, sin que trascendiera en los medios, salvo la denuncia realizada en este espacio, que exigió al articulista pedir ayuda a amigos para poder confirmar la información de que se reunirían en un balneario mexicano más o menos por estas fechas del año pasado. Dos días después de la publicación pudimos reconfirmar oficialmente la celebración del cónclave en México por una declaración desde Santiago de Chile, de Juan Carlos Latorre, presidente de la ODCA, de lo que dio también cuenta ese día en un trino Marco Adame, coordinador de Relaciones Internacionales del PAN y diputado electo el 1 de julio por esa formación. Pues bien, me acabo de enterar, que del 3 al 10 de agosto se reúnen de nuevo los contrarrevolucionarios en Cancún en el mayor sigilo.
La contrarrevolución ha tenido la desfachatez de invitar a México al asesino del Che, donde hablaría ¡en el natalicio de Martí!, intento frustrado por la denuncia que entonces hizo este diario. Después del retroceso que sufrieron las relaciones mexicano-cubanas en la etapa final de Zedillo, agravadas por el “comes y te vas” de Fox y Castañeda hubo cierta mejoría ulterior, pero fue la actual administración la que avanzó hacia una recomposición de los lazos tradicionales sobre la base de la amistad y el respeto mutuo. Sin embargo, también hemos visto incrementarse notablemente en México la actividad cuasi clandestina de la contrarrevolución (anticubana). ¿Hasta cuándo?
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