Habanera rompe esquemas y pone a bailar a músicos al tiempo que tocan su instrumento
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"¿Sabes bailar?", es la primera pregunta que hace Daya Aceituno, directora de la Banda de Música del municipio de Boyeros, a cada nuevo integrante del conjunto, representante de esa localidad del suroeste de La Habana.
Esta habanera de 28 años ha logrado dar un sello diferente a la Banda de Boyeros, creada hace 12 años, al calor de una idea del entonces presidente Fidel Castro, con el propósito de rescatar la tradición cubana de las pequeñas orquestas locales, que estaba a punto de desaparecer.
Después de graduada, en 2009, tras estudiar dirección coral y bombardino, Aceituno trabajaba en la Banda Provincial de La Habana, cuando el director Esteban Quesada le propuso asumir la dirección del modesto conjunto municipal.
La carismática joven no lo dudó y se fue a Boyeros, donde se encontró con un grupo "diezmado, desmotivado, sin disciplina e incluso con poca formación musical", por lo que tuvo que darse a la tarea de “cambiar eso.
"Mi propósito era hacer una banda de concierto, que además se desdoble y baile, y haga una propuesta que incluya las dos manifestaciones artísticas e incluso algo de actuación", explicó Aceituno.
Admitió que el camino no fue fácil, porque "romper la inercia es muy difícil y desde que llegué se lo planteé a los muchachos, pero tenían mucha reticencia".
Los puristas, un obstáculo
Tuvo, además, que enfrentar a los puristas que no veían con buenos ojos que los miembros de una formación musical tradicional abandonaran sus sillas para ponerse a bailar.
Todo comenzó a cambiar con la visita de un amigo belga, Oliver Masar, quien impulsaba un proyecto más o menos similar.
La joven directora, con la complicidad de Masar, introdujo poco a poco elementos coreográficos en la ejecución de los 18 músicos de la orquesta y así hicieron un concierto de estreno el 28 de enero de 2014, que marcó el desenvolvimiento posterior de la orquesta.
"He logrado mi objetivo fundamental: cambiar la estética, la tradición, romper esquemas", expresó Aceituno, quien concluye sus estudios superiores en el Instituto Superior de Arte de La Habana.
La banda hace una retreta cada viernes en el portal del principal cine de Boyeros, donde la gente se reúne a disfrutar la excelente ejecución de ritmos tradicionales, pero también de un conocido mariachi mexicano o del éxito más reciente del estadunidense Bruno Mars.
El público queda, sin embargo, boquiabierto cuando los jóvenes músicos ponen a un lado sus sillas y ejecutan elaboradas coreografías, sin dejar de tocar sus instrumentos.
Complejidad en la ejecución
Hay mucha complejidad en esa ejecución, pues tienen que hacer los movimientos fundamentalmente con las piernas, sin mover mucho el tronco, ya que la caja torácica tiene que emplearse en tomar aire para soplar los instrumentos, que mayoritariamente son de viento.
"Tienen mucho talento esos muchachos y creo que pueden llegar lejos con lo que hacen", señaló Alejandro González, un mulato alto, con figura de basquetbolista, quien asegura ser cantante de reguetón.
González es sólo uno más de los transeúntes que se acercan a ver la actuación de la banda en el portal del cine y que cuando suena la orquesta no pueden evitar dar palmadas, mover los pies e incluso improvisar algún pasillo y hasta cantar.
No faltan las madres con sus hijos, como el caso de Yudelquis Martínez, quien alabó la perfección de los músicos, tanto al ejecutar sus instrumentos, como al bailar.
La banda no se circunscribe a las retretas de los viernes, sino tiene una proyección más social, y por eso se ha presentado en hospitales, escuelas y hasta en centros penitenciarios de alta seguridad.
Muchos consideran a Cuba como "la isla de la música", por eso hacer crecer cualquier proyecto musical es un desafío grande que forzosamente necesita un toque de singularidad que lo diferencie de todos.
Aceituno es una mujer de pequeña estatura, pero voluntariosa y con un ímpetu evidente.
Con base en la perseverancia ha logrado superar los obstáculos para que hoy día la Banda de Música del municipio de Boyeros, entre unas 300 que existen en la isla, marque la diferencia en el nutrido firmamento musical cubano.
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