Industriales: El Rey Anglada azul que conozco

Mintiera si dijera que no soy fanático de Industriales. Más allá de la ética profesional y esa imparcialidad que como una coraza nos reviste a los periodistas, corre por mis venas sangre azul y mi difunto abuelo “Pipito” fue el responsable de eso. De su mano atestigüé en el corazón de la esquina caliente del Latinoamericano el jonrón de Agustín Marqueti a Rogelio García en 1986. Tenía cinco años, pero ese hervidero del banco de tercera, la voz de Armandito el Tintorero… más nunca se borraron de mi mente.

Con semejante huella, y sus historias incontables sobre Anglada, Pedro Chávez, Jorge Trigoura y muchos otros legendarios caballeros azules, no podía tomar otro camino que el de convertirme en industrialista.

Ya a estas horas todos los adeptos de Industriales superaron esa alegría febril inicial luego de conocer que Rey Vicente Anglada, a sus 65 años de edad, volverá a retomar las riendas de los Leones de la capital. Parafraseando el título de una película muchos consideran que bajo su mando la armada azul vivió la última etapa de nuestros años felices (2001-2008) con tres coronas de Series Nacionales incluidas, y un balance en postemporada de 43 victorias y 25 derrotas.

Justo en esa era conocí a Rey personalmente. No tuve el privilegio de verlo jugar en su época de pelotero en activo, cuando en una decena de clásicos domésticos defendió los colores de Industriales, Metropolitanos y Habana en las Selectivas, promediando 291, dueño de 303 impulsadas, además de pegar 109 dobles, 35 triples y 40 cuadrangulares.

No pude degustar sus excelentes jugadas a la defensa, su explosividad sobre la grama, virtudes que le permitieron pasar a la historia como uno de los mejores segundas bases de la Isla.

En cambio, la profesión me abrió las puertas de muchas conversaciones, de debates de pelota de la más diversa índole, de beber de su conocimiento, de radiografiar a un otrora pelotero y timonel que como se dice en la jerga beisbolera, siempre está en la jugada. De calar al hombre que dirige con conceptos que debiéramos poseer todos: disciplina, hombría y amistad…

Estar cerca, cubrir el béisbol, viajar dos veces a Santiago de Cuba por carretera en el lapso de una semana en aquella final 2006-2007, vivir la pasión de Cuba con detalles sin que nadie me lo contara, el Juego de Estrellas del 2007, aquellas míticas 66 sonrisas y 23 fracasos en etapa regular... me hace afirmar hoy, sin poder saber qué sucederá con Industriales y consciente de que en definitiva son los jugadores quiénes ganan los partidos en el terreno, que el hecho de que Anglada tome las riendas nuevamente, aunque sea por un año, ha sido una sabia decisión.

No solo por el bien de la tropa azul, sino por el de nuestra pelota en sentido general, en momentos en los que dirigir cualquier equipo, con tantas mediaciones existentes y en una nueva era, tanto en materia de estructura como de sentido de pertenencia y maneras de expresar el talento en la grama, se torna complejo y difiere de los criterios de hace poco más de una década, cuando Rey tuvo su etapa exitosa como manager.

“Los retos con Industriales siempre son difíciles, porque se trata de un elenco al que se le exige mucho. Lo que hay que hacer es enfrentarlos. Estoy seguro de que con los muchachos que tenemos podemos hacer un buen papel.

Lo principal es dar la cara. Trataremos de llegar a los play off. Este sistema es diferente al que existía cuando dirigí antes.

Lo primero es pasar la primera etapa, luego seguir adelante hasta los play off. Este equipo siempre ha sido muy disciplinado y eso será vital para avanzar”, expresó Anglada en la conferencia de prensa que anunció su designación, al tiempo que señaló que solo quedan seis peloteros en la armada azul que estuvieron bajo su mando antes:

“Siempre me apoyé mucho en los peloteros cuando dirigí a Industriales. A los muchachos de la ciudad que están con otras provincias les daremos la posibilidad de regresar si lo desean”, acotó.

Anglada no ha dejado de latir béisbol ni un solo minuto desde que calzó spikes por primera vez y colocó un guante en sus manos. En la arena internacional, dirigió la escuadra cubana que conquistó los Centroamericannos y del Caribe en Cartagena 2006, la Intercontinental de Taipei, y los Panamericanos de Río de Janeiro 2007.

Ha movido los hilos de conjuntos en el béisbol de Panamá e Italia, con éxito en ambas naciones. Siempre accesible, jaranero, recientemente compartimos en Pinar del Río, como parte del fin de semana de las Estrellas de la temporada precedente. Allí platicamos mucho, incluso sobre su posibilidad de volver a comandar la novena de la capital.

Confieso que me sorprendió un tanto su designación de este lunes, pero algo sí les puedo asegurar: fue fiel al Anglada que conozco al aceptar. Ese explosivo, inteligente, que no le teme a los retos ni a las responsabilidades…