Franceses dicen No a planes del gobierno de Emmanuel Macron
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Los principales ejes de protesta resultaron la reforma ferroviaria y las transformaciones previstas en el sector público, aunque también participaron jubilados opuestos al alza de impuestos y estudiantes que demandaron la derogación de las nuevas reglas de ingreso a la universidad.
En resumen, los cambios impulsados por el Ejecutivo -que casi todas las semanas anuncia un proyecto- están lejos de satisfacer a la ciudadanía, y algunos llegan a ser catalogados de 'impopulares'.
A nivel nacional se registró una movilización aproximada de 300 mil a 500 mil manifestantes, según los diferentes conteos realizados, mientras en París se reportaron cifras en un rango de 47 mil a 65 mil, con dos desfiles que confluyeron en la emblemática plaza de la Bastilla.
Los trabajadores de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles protestaron contra la reforma ferroviaria impulsada por las autoridades, considerada el inicio de la destrucción de ese sector modelo del servicio público en Francia.
Por su parte, los funcionarios públicos salieron a rechazar los planes de eliminar 120 mil puestos de trabajo y de recortar 60 mil millones de euros del presupuesto destinado a esta división.
La huelga generó perturbaciones en diversos sectores como el transporte aéreo, el ferroviario, las escuelas, las universidades y diversas instituciones de la administración pública.
Varios políticos se unieron a las demostraciones como el líder del movimiento Francia Insumisa, Jean-Luc Melenchon, quien abogó por hacer un frente común contra los planes gubernamentales.
También participaron el secretario general del Partido Comunista, Pierre Laurent; el nuevo líder del Partido Socialista, Olivier Faure, y numerosos dirigentes de los principales sindicatos del país.
La movilización de este jueves está considerada el preludio de lo que sucederá de abril a junio: la SNCF convocó a hacer huelga dos días de cada cinco en esos tres meses, lo que significa 36 jornadas de paralización de servicios en los trenes.
'La intersindical constata que el gobierno no tiene ninguna voluntad de negociar y por tanto toma la responsabilidad de un conflicto intensivo de larga duración', declaró hace pocos días Laurent Brun, de la CGT, tras reunirse con sus colegas de Unsa, CFDT y SUD-rail, las principales organizaciones.
De confirmarse tal movimiento, muchos temen que la primavera se convierta en un caos nacional, en un país donde aproximadamente cuatro millones y medio de personas toman trenes diariamente para trasladarse al trabajo.
En general, la movilización podría tener un costo económico importante para las arcas de la SNCF; de hecho, la empresa ya suspendió la venta de pasajes para los días de abril incluidos en el calendario de la huelga.
De cualquier forma, los analistas coinciden en que lo más importante será el costo político para el todavía joven gobierno de Emmanuel Macron, cuyas principales figuras refirmaron la voluntad de seguir adelante con las reformas, a cualquier precio.
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