Oscar Pino: “Cuando Mijaín y Milián te acompañan, las cosas salen”

Oscar Pino: “Cuando Mijaín y Milián te acompañan, las cosas salen”
Fecha de publicación: 
23 Diciembre 2017
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Oscar Pino (26 de octubre de 1993) siempre recordará el 22 de agosto del 2017 como el día que los dioses de la lucha grecorromana le sonrieron. Iluminó París con el brillo de su presea de bronce en el Mundial de mayores, y de paso, su resultado constituyó la muestra de gratitud más fiel a Héctor Milián y Mijaín López, sus predecesores de contundencia suprema entre los súper pesados antillanos.

Aún impactado por el hecho de haber sido seleccionado el mejor atleta de la lucha cubana en el año, y estar nominado entre los mejores del país, Pino accedió a dialogar con Cubasí:

Con el listón bien alto en tu división, ¿Cómo evalúas esta primera experiencia mundialista con podio incluido?

“Tuve la oportunidad de contar con ambos al pie del colchón. Milián apoyando al colectivo de entrenadores, con notoria influencia y al tanto de los detalles. A mijaín lo tuve en el colchón, realizando sparrings. Con esos tutores, Raúl Trujillo y Mario Olivera, la preparación no podía ser menos que óptima.
Antes del mundial me sentía seguro. Le comenté a Trujillo que sería medallista y así se lo ratifiqué en el pesaje”.

Categoría de peso que técnicamente se hace compleja a la hora de realizar movimientos. Teniendo en cuenta eso, ¿principales recursos de Oscar Pino?

“Como luchador, desde que comencé en la EIDE, siempre me fijé en las peleas de Mijaín, ya estaba establecido en la élite y me he dedicado a tomar todo lo positivo de su sistema. Luego acá en la preselección nacional continúa ese aprendizaje constante. Especialmente en el combate arriba imito sus halones, quitarme y defender, también cuestiones de maña a la hora de realizar los desbalances y cerrar el agarre, pues en eso es indiscutiblemente el número uno. Esas son las claves de mi sistema: intensidad arriba, estudio de contrarios, búsqueda constante de la ofensiva con halones y el brazo metido, control de las peleas…”

¿Combate más difícil en el Mundial? ¿Fórmula para ganar en peso corporal?

“En el Mundial de París luché pesando 123 kilogramos. Fuimos venciendo pelea por pelea, con una estrategia técnico-táctica para cada contrincante. Ya varios eran conocidos, como el húngaro que enfrenté en el primer combate, un adversario difícil. Ese inicio victorioso me dio más confianza. Actualmente estoy en 127 kg. La preparación que hemos desarrollado tras el Mundial ha estado dirigida entre otros elementos a eso. Combinar trabajo-descanso, reforzar la alimentación con la ingestión de carbohidraticos y otros alimentos energéticos.

Ahora busco adaptación, pues eso significa no disminuir la velocidad, trabajar sobre la intensidad y la resistencia a la fuerza en los segundos períodos, pero en general me siento muy bien”.

Para tener una idea de la ruta universal de Pino, quien antes se había coronado en el Internacional Granma y en el Panamericano de la disciplina, en la ciudad Luz abrió con sonrisa 5-1 ante el húngaro Balint Lam, subcampeón europeo. El veredicto llegó después de  tres expulsiones del colchón y dos penalizaciones por pasividad.

Siguió su andadura sin muchos contratiempos por barrida de 4-0 sobre el búlgaro Miroslav Metodiev. Dosis repetida de tres expulsiones del tapiz y una pasividad decretaron el veredicto. Aumentó la exigencia en cuartos de final para Pino pues enfrente tenía al curtido alemán Eduard Popp, quinto olímpico de Río de Janeiro 2016. Pino abrió con ventaja de dos unidades al término del primer periodo y luego el germano logró marcar por pasividad, pero el nuestro ripostó con intensidad y al sacarlo del colchón sentenció el combate.

Cara a cara con Kaayalp

El morbo y el listón de las expectativas se colocaron al límite: el talento novel antillano debía reencarnar al mismísimo ídolo de Herradura para imponerse en su duelo semifinalista con un conocido de varias batallas: el turco Ryza Kaayalp.Fueron seis minutos semejantes al último duelo de Espartaco en el Coliseo romano. El otomano abrió con su habitual postura agachada y empuje como locomotora que surtió efecto, pues sacó a Pino del colchón. Una amonestación por pasividad le amplió a dos rayas la ventaja.

Su lado del pizarrón se mantendría inamovible mientras Pino forzaba con sus entrañas el pleito. De hecho Los jueces le premiaron con un punto por la pasividad del rival, pero ese constante accionar no la alcanzó para imponerse, aunque tanto Trujillo como el Comisionado Nacional Luis de la Portilla consideraron que Kaayalp merecía otra penalidad.

La expectativa a tope y la última batalla de Pino cara a cara con el bielorruso Kiryl Hryshchanka. Su esfuerzo,  tantas horas de aprendizaje y gratitud fueron coronadas tras su airoso 3-1.

El capitalino Oscar, único medallista clásico en la justa del orbe parisina, y uno de los tres de nuestra comitiva, aparece actualmente en la tercera posición del ranking universal, precedido por el propio Kaayalp y el estonio Heiki Nabi, dos bien conocidos y víctimas de Mijaín en el balance global de batallas. Por cierto, el cuarto escaño del escalafón lo ocupa Yasmani Acosta, matancero igualmente fraguado al calor de Mijaín y quien igualmente se vistió de bronce en París, solo que nacionalizado por Chile, un fenómeno que nos sigue golpeando.
 
De cualquier manera, Mijaín ha hecho manifiesta su intención de ir a por su cuarto cetro olímpico en Tokio 2020. Tres años restan para ver qué sucederá. Mientras tanto, Pino continuará creciendo, y el ídolo de Herradura tendrá en el colchón a un talentoso relevo, que igualmente le aportará juventud, ganas y empuje en cada sesión sobre la “arena” acolchonada.

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