La verdadera historia de Pocahontas nada tiene que ver con la versión idealizada de Disney

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La verdadera historia de Pocahontas nada tiene que ver con la versión idealizada de Disney
Fecha de publicación: 
1 Diciembre 2017
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Donald Trump, en uno más de sus cáusticos exabruptos verbales, ha atacado reiteradamente a la senadora demócrata Elizabeth Warren al llamarla Pocahontas, sugiriendo que ella mintió al decir que es nativoamericana y trata de sacarle provecho, en una suerte de situación inversa a la historia que se atribuye a ese personaje, que el estereotipo ubica como una mujer indígena que unió culturas y se casó con un inglés en los primeros momentos del arribo de los europeos a lo que hoy es Virginia.

Pero se ha criticado duramente a Trump porque su referencia resulta ofensiva para los nativoamericanos y su cultura. Y al parecer revela que no sabe, o prefiere ignorar, quién fue realmente la Pocahontas histórica y el significado de su vida y tribulaciones.

Es decir, una caricatura.

Y quizá ni eso.

De acuerdo a Indian Country Today, la vida de Pocahontas –hija de un jefe tribal que originalmente se llamaba Matoaka y luego adoptó el nombre de su fallecida madre, Pocahontas– nada tiene que ver con la historia idealizada de la película de Walt Disney o con las historias en las que esta se basó, de una joven nativoamericana que se enamora de un colono inglés, lo salva de morir y de cierto modo promueve la armonía entre ambas culturas.

En realidad, se afirma, a principios del siglo XVII los colonos ingleses en Virginia practicaban con frecuencia el secuestro y la violación de mujeres indígenas y dado que Pocahontas era hija y, además, esposa de líderes tribales, algunos de esos colonos exigieron que ella les fuera entregada o de lo contrario desatarían violencia contra su aldea. Con esa terrible presión, Pocahontas aceptó ser entregada en cautiverio a los colonos y luego, separada de su bebé, fue apresada en un barco inglés.

Su esposo fue asesinado y tiempo después ella fue forzada a “occidentalizarse”, se casó con un inglés y, rebautizada como Rebecca, fue llevada a Inglaterra. Nunca más volvió a ver a su familia indígena (salvo algunas personas que viajaron con ella y al hijo que tuvo con un inglés) y justo cuando planeaba volver a su tierra, con 21 años, murió en condiciones extrañas, algunos creen que envenenada.

Al respecto, el testimonio que la nativoamericana Monica Stretten dio en un video difundido por el portal Mic es singular: claramente dice que la Pocahontas real “no es una historia de romance, es una historia de violación y secuestro”.

En ese mismo espacio, la también nativoamericana Tara Houska indica que el uso que Trump hace del nombre ‘Pocahontas’ para criticar a Warren es ofensivo y denigrante para los indígenas estadounidenses, y reduce a todas las mujeres nativoamericanas a una sola figura equívoca cuyo nombre, por añadidura, es usado con tonos de insulto racial y que no considera todo el dolor, abuso y sufrimiento que experimentó la verdadera Pocahontas.

En The Smithsonian Magazine, la historiadora Camilla Townsend comenta que la historia romantizada de Pocahontas ha sido muy popular entre la población en general pero no entre los nativoamericanos, pues lo que al parecer gusta de ese personaje es que alababa la cultura anglosajona y que, en la realidad, la verdadera Pocahontas fue “una mujer mucho más valiente, fuerte y más interesante que el personaje de ficción”.

Cabe decir que no se sabe si Warren tiene o no ancestros nativoamericanos y al respecto ella dijo en su momento que en su familia en Oklahoma, donde ella creció, se contaba que entre sus antepasados había personas de origen nativoamericano. Algo muy común entre la población de ese estado, incluso entre quienes, en sus rasgos físicos exteriores, no parecerían tener esa clase de ascendencia.

Al parecer, la Pocahontas a la que alude Trump no es un personaje con una historia dolorosa, valerosa y trágica, como la de su propio pueblo, sino una caricatura. Incluso la Pocahontas de Disney es una heroína, pero Trump no le reconoce eso pues asocia ese nombre con algo humillante y falso.

Pero al hacerlo ofende a los nativoamericanos y en general al decoro común, máxime cuando hizo el último de esos alegatos frente a ancianos militares nativoamericanos que lucharon en las filas del Ejército estadounidense en la Segunda Guerra Mundial y ante un cuadro de Andrew Jackson, el presidente que en el siglo XIX impulsó la expulsión de tribus indias de sus tierras originales y las forzó a un éxodo trágico y triste, conocido justamente como el ‘Sendero de lágrimas’.

La verdadera Pocahontas sería una mujer que luchó por su comunidad y su cultura, sufrió al ser apartada de ella y fue obligada a plegarse a sus secuestradores. Su historia sería un dramático símbolo de resistencia. Pero ciertamente Trump parece no saberlo, o lo soslaya, pues si lo asumiera se diría que al llamar Pocahontas a Warren en realidad no la estaría criticando o satirizando, sino asociándola con una figura de valor y lucha contra una inmensa adversidad.

Trump, en cambio, se queda en la caricatura para entregarse al golpeteo político y al hacerlo se caricaturiza a sí mismo y ofende a comunidades enteras. Un script que no se parece al que millones esperan de un presidente de Estados Unidos.

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