El escudo antimisiles europeo: ¿Defensa regional o perturbación estratégica global?
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Con la aprobación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), EE.UU. está implementando en su primera fase el despliegue de un sistema de defensa antimisil (DAM) en Europa para defender a ésta, según sus líderes, de un potencial futuro ataque de misiles balísticos de Irán o Corea del Norte. Empero, no es probable que Irán o Corea del Norte lancen un ataque de misiles contra una Europa neutral, pues esto provocaría una respuesta militar colectiva de la OTAN. Realmente, el sistema DAM europeo se concibió tomándose en cuenta a Rusia, directa o indirectamente y el gobierno ruso ve en el sistema DAM europeo una amenaza potencial a su fuerza de disuasión nuclear basada en sus misiles balísticos estratégicos.
Las tensiones entre Rusia y EE.UU. en general y con relación al tema de la defensa antimisil se intensificaron tras la decisión del Presidente George W. Bush de sacar a EE.UU. unilateralmente del Tratado ABM (Antimisiles Balísticos) de 1972, lo que se hizo efectivo en junio del 2002, hace casi 10 años. El Tratado ABM firmado entre los EE.UU. y la Unión Soviética prohibía el despliegue de un sistema DAM de ámbito nacional en cada una de las dos superpotencias.
La lógica de esto era la doctrina de la Destrucción Mutua Asegurada (MAD por sus siglas en inglés), por la cual ninguna superpotencia se atrevería a llevar a cabo un ataque nuclear sorpresa contra la otra por temor a que la parte atacada lanzase en castigo un contraataque nuclear que destruiría al agresor, destrucción que ocurriría al no haber una defensa antimisil de cobertura nacional que escudase a EE.UU. o a la U.R.S.S.
Es probable que el Presidente Bush abandonara el Tratado ABM persuadido por miembros de su gobierno y asesores que tenían todavía una mentalidad de la Guerra Fría, a pesar que había desaparecido la Unión Soviética y por ello Rusia no era ya una adversaria. La lógica de este grupo se derivaba del dramático declive económico y militar que Rusia sufrió durante los años 90 del siglo pasado bajo la presidencia de Boris Yeltsin como consecuencia de la caída de la Unión Soviética en 1991 y la subsiguiente transición caótica hacia una economía de mercado. Por este declive económico se pensaba que Rusia sería incapaz por falta de fondos de reemplazar sus misiles estratégicos heredados de la Unión Soviética al expirar su capacidad operativa con los años. Esto le permitiría a Washington no tener que negociar más acuerdos de desarme de armas estratégicas con Moscú, pues según ellos Rusia se desarmaría por sí sola al no tener dinero para reemplazar su arsenal soviético por uno moderno. De ahí la oposición de algunos a la firma del tratado START III en el 2010. Además, el declive económico y militar ruso permitiría a EE.UU. desplegar un sistema de defensa antimisil nacional y extenderlo a Europa sin temer que Rusia reaccionase rearmándose con grandes cantidades de misiles nuevos para contrarrestar esta potencial amenaza a su fuerza de misiles estratégicos.
Un gran error, ya que esta manera de pensar ha ignorado tanto el resurgimiento económico de Rusia durante la primera década del siglo XXI, gracias en gran medida a sus exportaciones de gas y petróleo, como la determinación de Vladimir Putin y el gobierno ruso a hacerle frente a la DAM.
Ahora bien, ¿por qué Rusia desconfía de EE.UU. y la OTAN en relación a la defensa antimisil europea? Se pueden dar varias razones. Una es la relativa proximidad geográfica a Rusia de las bases donde se instalarán las baterías con los misiles del sistema DAM: en Rumanía, la cual tuvo frontera común con la Unión Soviética, y Polonia, con frontera común con Rusia. Mejores localizaciones para defender a Europa de un ataque de misiles balísticos iraníes durante el curso medio de su trayectoria habrían sido Turquía, donde se haya instalado un radar del sistema DAM, la Isla de Creta, el sur de Italia o simplemente navíos de guerra de tipo AEGIS dotados del misil antimisil Standard SM-3 operando en el Mediterráneo, como se prevé en la primera fase de la DAM. En cambio, para el 2020 los misiles SM-3 de la versión Bloque IIB de la fase cuatro de la DAM al ser lanzados desde Polonia podrían interceptar los modernos misiles balísticos intercontinentales rusos Topol-M y RS-24 Yars lanzados desde su base en Teykovo en la región rusa de Ivanovo durante su trayectoria hacia la costa este de EE.UU. Así mismo, los misiles SM-3 Bloque IIB lanzados desde Rumanía y el Mar Negro podrían interceptar a los misiles balísticos Topol-M lanzados desde la base de Tatischevo en la región rusa de Saratov durante su trayectoria rumbo a la costa este estadounidense. Incluso, según Rusia ya en 2018 bajo la fase tres de la DAM el misil SM-3 Bloque IIA, probablemente inmediatamente alertado y guiado por satélites, podría interceptar misiles estratégicos sobre territorio ruso.
Otra razón es la negativa de Washington de garantizar a Moscú legalmente a través de un acuerdo de que el sistema DAM nunca se usará contra Rusia, como el gobierno ruso pide. Tal negativa podría interpretarse como prueba que la OTAN se reserva el derecho a usar la DAM contra Rusia si la ocasión se ofrece. Tampoco ayuda que la OTAN no quiera aceptar la propuesta rusa de un sistema DAM conjunto, en el cual Rusia defendería a Europa de un ataque de misiles de estos seguir una trayectoria que pasase sobre Rusia. La negativa de la OTAN a aceptar esta propuesta de DAM conjunta tampoco hace sentido, pues de haber por ejemplo un ataque de misiles balísticos intercontinentales norcoreanos contra Europa, estos podrían ser interceptados por la defensa antimisil rusa mucho antes de llegar a su objetivo, al seguir los misiles una trayectoria sobre Rusia y los países de Asia Central miembros del Sistema de Defensa Aérea Conjunta de la Comunidad de Estados Independientes, encabezadas por Rusia. Además, la primera fase de la DAM prevé el despliegue de cruceros y destructores estadounidenses AEGIS con la capacidad de lanzar el misil antimisil SM-3 Bloque IA, cuyo alcance de 1,200 km le podría permitir interceptar misiles balísticos lanzados contra la costa este de EE.UU. desde submarinos rusos operando en el Mar de Barents desde la Península de Kola. Ya el General Nikolai Makarov, jefe de estado mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, advirtió que se tomarán medidas si los navíos AEGIS operan como se planea en el Mar de Barents y el Mar Negro. También Makarov advirtió que Rusia podría recurrir a ataques preventivos para destruir los emplazamientos de la DAM europea “si la situación empeora”.
El actual sistema de defensa antimisil europeo como se plantea tan cerca de las fronteras de Rusia es al menos una fuente de inestabilidad en las relaciones estratégicas entre EE.UU. y Rusia innecesaria y gratuita. Una mejor opción es la propuesta que ahora se estudia en el Congreso estadounidense de emplazar un sistema DAM en la costa este de EE.UU., lo que permitiría defender a Norteamérica sin provocar ni amenazar potencialmente a Rusia.
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