FESTIVAL DE CINE FRANCÉS: Christophe Barratier, un niño más en la guerra de los botones

FESTIVAL DE CINE FRANCÉS: Christophe Barratier, un niño más en la guerra de los botones
Fecha de publicación: 
1 Mayo 2012
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Además de su trabajo como organizador del Festival de Cine Francés en Cuba, Christophe Barratier es un realizador conocido en la isla por sus películas “El coro” y “París 1936”, que en distintos años se ganaron la preferencia de nuestro público.

 

Este año Barratier viene con otro largometraje que promete llevarse de nuevo los aplausos, especialmente de los pequeñines. La nueva guerra de los botones se inspira en un clásico de la literatura gala. La novela fue escrita por Louis Pergaud en 1912 y es considerada por muchos el testamento de ese autor simbólico que murió en el campo de batalla durante la Primera Guerra Mundial.

 

El libro fue  llevado por primera vez al cine por Yves Robert hace 50 años y luego en 1994 por John Roberts en una versión inglesa.

 

La nueva entrega de Barratier -producida por Thomas Langmann (El artista)- cuenta la historia épica de una obstinada y simpática rivalidad entre los niños y adolescentes de dos pueblos franceses cercanos. El filme es una especie de fábula que refleja, desde los conflictos entre menores, las situaciones complejas que enfrentan los adultos en la vida cotidiana.

 

La guerra de los botones es una parábola de la verdadera y cruda guerra que arrasaba a Europa a principios de los años 40 del siglo XX. Un toque de sabiduría y frescura fue colocar en ese triste escenario a personajes protagonizados por infantes traviesos que nos dan motivos para reír, soñar y volver a ser niños.

 

“Mi película no está inspirada en las versiones cinematográficas anteriores, sino directamente en la novela, que es mucho más compleja de lo que pensamos, señaló Barratier. Nosotros modificamos en el filme la región en la que se desarrolla la historia del libro, pero mantuvimos su esencia: cómo pasar de ser niño a adulto y hacer valer nuestro carácter”.

 

El cineasta comentó que para encontrar los actores hicieron muchas audiciones y finalmente decidieron escoger pequeños debutantes de la misma zona en que ocurre la trama para acercarse más a la imagen real de los personajes, que eran campesinos.

 

“Muchos de los actores no estaban familiarizados con la cámara, no sabían lo que era una filmación. Eso fue algo que me emocionó durante la realización de la película, porque entre las misiones de un cineasta está la de descubrir talentos. Así que fue un placer trabajar con ellos”.

 

Cubasí ofrece parte de la conversación que sostuvimos con Barratier.

 

-Usted dijo que su filme no es un remake porque está inspirado en la novela original, ¿cuál era el interés de retomar una historia que se escribió hace un siglo?


-Este es un libro mítico. Hay un montón de filmes sobre Los miserables, Los tres mosqueteros, El conde de Montecristo, Romeo y Julieta… es una tradición del cine revisitar los clásicos. Para mí lo más importante era aportar una nueva visión, no hacer una fotocopia a colores.

 

Desde que yo leí la novela me pareció muy simpática, pero me parecía que le faltaba conflicto, suspenso; entonces decidí recontextualizar la historia en la Segunda Guerra Mundial, durante la ocupación alemana, para aportar a la escena algo más de peligro.

 

-Esta no es la primera vez que usted trabaja con actores niños, lo hizo en El coro, su primer filme. ¿Qué le atrae del trabajo con actores tan jóvenes?


-Yo soy hijo único y de niño era un poco solitario, esto me desarrolló mucho la imaginación y desde los siete u ocho años yo diseñaba y dibujaba historias mezcladas a la fotografía, como si fuera una película. El espíritu de niño no me ha abandonado nunca, por eso me parece raro cuando me llaman “Señor”. (Risas)

 

Esta forma de ser me permite estar cerca de los niños, trabajar con ellos y dar otra visión del mundo.

 

-¿Cuál es su proyecto cinematográfico inmediato?


-No puedo dar detalles aún, pero será un filme muy contemporáneo, aunque refleja la historia como todas mis películas. Es una especie de fábula en el mundo de las finanzas. Es para demostrar cómo la economía y las finanzas pueden enloquecer y hacer que el planeta camine de cabezas, al revés.

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