1 de mayo: los Trabajadores siempre tienen la razón
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La frase de que el cliente siempre tiene la razón ha servido históricamente para que los ciudadanos reclamen sus derechos durante sus compras. Por ahora vamos a atribuirle el protagonismo a los que están del otro lado: a los trabajadores, que a fin de cuentas, hemos jugado siempre el doble papel de atender y ser atendidos.
Los derechos exigidos, esta vez, van mucho más allá del consumo individual y plantean el redimensionamiento de las sociedades actuales, ahogadas en promesas incumplidas y sistemas económicos a punto de colapsar.
Después de varios meses de lucha, la intensa oleada social que ha recorrido el planeta batirá con más fuerza este Primero de Mayo en numerosas ciudades del mundo. Varias de ellas pertenecen a Estados Unidos, cuyos ciudadanos indignados preparan una gran huelga que podría paralizar gran parte del territorio nacional.
Los activistas han marcado esa fecha como insignia en un Estado que desde su cultura hegemónica había tratado de obviar la tradición sindicalista.
Estados Unidos es uno de los pocos países que no conmemora el Día Internacional de los Trabajadores el 1 de Mayo, a pesar de que fue en esa nación donde surgió la efeméride a finales del siglo XIX.
En cambio hace más de un siglo reconocen el primer lunes de septiembre como el Labor Day (Día del Trabajo) con una connotación muy distinta a lo que significa el 1 de mayo. Esa es simplemente una festividad sin evocación reivindicativa. De hecho el gobierno escogió otro día del calendario alejado de mayo para que la fecha no diera oportunidad a desórdenes que reforzaran el movimiento socialista.
En aquel momento los Mártires de Chicago y sus compañeros luchaban por establecer el límite de la jornada laboral a 8 horas.
Casi 130 años después la parábola se hace más incomprensible y el pueblo está en las calles porque no tiene trabajo, o mejor dicho, porque un 1 % de la los terrícolas que poseen la mayoría de los bienes materiales se equivocó en los cálculos, a su favor.
Mientras los políticos y dueños de bancos se desgastan buscando fórmulas para contrarrestar sus pérdidas millonarias en este naufragio financiero, los trabajadores, el pueblo en general de cada nación, piden una salida social a la crisis, la verdadera crisis, traducida en el caos que viven los ciudadanos al no tener los recursos para alimentar a sus familias, pagar su renta o ir al colegio.
De nada vale decir que a tal compañía el gobierno le inyectó una grandísima suma de dinero, de las que no caben en las calculadoras, cuando los empleados que dan vida a esas empresas- desde los que limpian los pisos hasta los que ocupan importantes cargos- son despedidos en masas.
Es por eso que este Primero de Mayo es simbólico, los acontecimientos de los últimos meses lo han confirmado. Los sindicatos de muchos países están llamando a una movilización general que entra en sintonía con la reconquista de la izquierda en el mundo.
Es cierto que un día o una acción puntual no pueden determinar el futuro pero sí pueden empezar a cambiarlo, darle un giro.
Lo mejor que podrían hacer los gobiernos hoy es escuchar a ese 99 % que pide a gritos respuestas y soluciones que los involucren en el proceso. Los trabajadores en el mundo entero tenemos mucho que decir y la razón está en nuestras manos, las mismas que alzamos para cantar, gritar con odio, crear y amar.
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