Industriales, una sombra nada más

Desde la Serie 49 (2009-2010) no se pasaba la escoba en la postemporada cubana, cuando precisamente Ciego barrió a Guantánamo en cuartos de final, coincidentemente también el último año en que Industriales levantó el trofeo.

Pero qué va, estos Azules estaban demasiado disminuidos. Si ya eran notorias sus dificultades con el pitcheo, no les funcionó el bateo, que fue su principal arma en toda la campaña. Ausencias claves, incluyendo la última por indisciplina de Stayler Hernández, dejaron demasiado endeble la alineación capitalina, que apenas marcó siete carreras en cuatro encuentros, a menos de dos por choque.

Malos corridos de base, jugadas de estrategia que salieron mal, y pésimo tino del coach de tercera acabaron por enterrar cualquier aspiración industrialista de ganar al menos una vez en esta semifinal.

Por supuesto, nada de esto pretende disminuir el gran mérito de los vigentes monarcas de la pelota cubana. Desde el principio dije que era en el papel el equipo más completo, y ante los capitalinos lo demostraron cabalmente, con un pitcheo profundo, un bateo oportuno, y una defensa hermética.

En esta semifinal, los Tigres funcionaron como un reloj, y el mejor ejemplo fue la jugada que puso fin al tercer partido, pero más allá de un momento puntual, los avileños fueron todo el tiempo quienes dictaron las leyes de juego, y solamente estuvieron debajo en ese tercer choque, apenas durante una entrada.

El cuerpo técnico de los de la tierra de la piña estudió a fondo la alineación de los Leones y los trató cual gatitos. Eso está escrito desde que se tiró la primera pelota: gana el que hace carreras, y sin esa producción, Industriales no tenía ninguna oportunidad en este duelo.

Todavía no se sabe quién será el rival de los Tigres en la final, pero desde ahora los veo favoritos para repetir la corona, algo que no se logra en la pelota cubana desde que la segunda versión de la Aplanadora santiaguera se coronó en las series 46 y 47.