Llamada Sexta Cumbre de las Américas: La moral de quienes bloquean a Cuba
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Hace pocos días voceros del gobierno de Estados Unidos reiteraron su oposición a que Cuba tome parte en la titulada Sexta Cumbre de las Américas con el pretexto de que no es un país democrático.
Pero son hechos concretos, más que La Habana, los encargados de probar la aguda fragilidad moral de quienes así se manifiestan.
Este último domingo se conoció que 16 civiles fueron asesinados en sus hogares, próximos a una base militar estadounidense en el sur de Afganistán.
Un comunicado del gobernante de ese país, Hamid Karsai, informó que entre los muertos se encuentran nueve niños y tres mujeres, posteriormente quemados, agregó AP.
Uno de sus periodistas, Sebastián Abbot, afirmó desde Kabul que allí se manifiestan dudas respecto a la versión de que la masacre fue ejecutada por un solo hombre del Pentágono.
“Este es un asesinato, una matanza intencional de civiles inocentes y no puede perdonarse”, afirmó Karzai en su comunicado, así como recordó que en varias ocasiones ha exigido a Washington que deje de matar civiles afganos.
Por su lado, los talibanes emitieron un documento en el que dicen: “los salvajes estadounidenses” cometieron “un crimen inhumano y cruento”, en dos aldeas del distrito de Panjwai, en las afueras de Kandahar.
También prometieron a los familiares de las víctimas que cobrarían venganza “por cada mártir con la ayuda de Alá.
Observadores en Kabul y otras capitales ya pronosticaron una agudización de la crisis entre las fuerzas de ocupación estadounidenses y el pueblo afgano.
La situación estalló en febrero pasado cuando militares del Pentágono quemaron en una de sus bases ejemplares del libro sagrado de los musulmanes, El Corán.
El suceso provocó semanas de violentas protestas y ataques con un saldo de 30 muertos, así como seis soldados estadounidenses ajusticiados por colegas afganos.
En Washington, un comunicado del presidente Barack Obama expresó: “ofrezco mis condolencias a las familias y seres queridos de aquellos que perdieron la vida, y al pueblo de Afganistán, que ha soportado demasiada violencia y sufrimiento”.
La nueva masacre no es un hecho aislado, ni allí ni en países como Iraq o Libia, donde una intensa y frívola propaganda de la Casa Blanca lo incluyó en el arsenal justificativo de sus intervenciones.
Tal cinismo lo demuestra el caso de Iraq, donde el 12 de julio de 2007 un helicóptero norteamericano Apache que sobrevolaba un barrio de Bagdad abrió fuego y mató a 12 personas, entre ellas Namir Noor-Eldeen y Sabed Chemagh, representantes de la agencia británica de noticias Reuter.
Veinticuatro horas más tarde, el ejército estadounidense describió el suceso como parte de un enfrentamiento entre sus tropas e insurgentes iraquíes.
Después, el 28 de noviembre de 2011, un avión de la OTAN arrancó la vida a 24 soldados de Pakistán y el hecho movilizó allí a miles de personas indignadas e impulsó a la quema de banderas de Estados Unidos, de muñecos y fotos de Obama.
¿Conocerán estos acontecimientos quienes desde Washington ordenaron evitar la presencia de Cuba en la próxima titulada Cumbre de las Américas porque “no es un país democrático” ?
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Manuel Ramon Aguilar Fernandez
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