Estadounidense propone matrimonio a su novia al concluir Marabana
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Cerca de cinco mil corredores, incluidas mil 400 extranjeros, convergieron en esta capital para correr las pruebas del Marabana, aunque la media maratón genera las historias más curiosas.
Por ejemplo, el estadounidense Shaun Baker sorprendió a todos al cruzar la línea de meta: jadeante, sudoroso y feliz le propuso matrimonio a su novia, Haldy Fong, quien no imaginó mejor regalo de cumpleaños.
"Creo que La Habana es una ciudad super-romántica, especial para emprender esta nueva y emotiva carrera", comentó Baker a Prensa Latina, aún aletargado entre el esfuerzo físico y el esperado "sí".
Ambos vinieron desde San Francisco, y como muchos otros estadounidenses que vinieron a correr, quedaron seducidos por Cuba y su gente, atrapados por una vivencia que echó por tierra cualquier prejuicio.
Victoria Balfour nació en Londres pero vive en California, y confesó que pensaba toparse con un ambiente opresivo, y ha descubierto un país donde se respira libertad, la gente es abierta, cercana y amistosa.
Eso lo sabía Julio Travieso, líder de los "tamaleros", un grupo de estadounidenses que hace ocho años participa en esta fiesta deportiva, ideal para unir pueblos.
"El escenario actual es muy propicio, y creo que el próximo año podrían venir más de mil corredores de Estados Unidos", aventuró Travieso, un amante de esta pintoresca prueba.
Desde el lejano Japón vino un entusiasta de la Guerra de las Galaxias que corrió la media maratón vestido como un guerrero Jedi, con sable de luz incluido, en tanto el cubano Nelson García completó la ruta descalzo, y con su arnés de pintor.
Como él, otros corredores que sufrieron el efecto del salitre o la rotura del calzado terminaron la carrera a la usanza de Abebe Bikila: con los pies desnudos sobre el asfalto habanero, bendecido por la mañana nublada.
De hecho, el clima fue benévolo, mucha humedad pero nada de sol, pese a lo cual muchos europeos eran la imagen del bochorno al cruzar la meta, enrojecidos y acalorados.
Más allá del esfuerzo y el cansancio, los rostros en la llegada eran de satisfacción, alegría y una palabra unificó a las 62 nacionalidades aquí presentes: "ÂíLlegué!"
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