Yarisley Silva: Oro, reinados… reencarnaciones

Yarisley Silva: Oro, reinados… reencarnaciones
Fecha de publicación: 
26 Agosto 2015
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Yelena Isinbayeva ha fijado su retorno competitivo en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Yarisley Silva, paso a paso, desde el 2011 se ha colado en la élite de la pértiga femenina. Este miércoles, luego de coronarse con 4.90 metros, confesó que ansía incorporar el cetro olímpico a su palmarés.

Por ahora la pinareña de 28 años, 1.65 metros y 61 kilogramos, ha heredado el reinado de la zarina rusa de las alturas. Cuba posee una bailarina entre las nubes, capaz incluso de desafiar la cota para certámenes del orbe, fijada en 5.01 por Isinbayeva desde la versión de Helsinki 2005. El listón no se antojó aliado de nuestra ardilla.

¿Nervios? Parece no tenerlos. Basta susurrar su técnica, darse una inyección de autoconfianza, buscar una seña de su mentor, Alexander Navas, en el graderío, y listo: en medio de un torbellino de adrenalina venció 4.70, y luego otra vez in extremis los 4.90 inalcanzables para cualquier otra garrochista en la campaña del 2015.

Boquiabierto el galo Lavillenie, para quien el título del orbe se ha antojado un lenguado escurridizo en cuatro comparecencias, como lo fue para el mítico Sergey Bubka el olímpico. Enmudecido el Nido de Pájaro, también la brasileña Fabiana Murer (4.85) y la griega Nikoléta Kyriakopoúlou (4.80), plata y bronce por ese orden, quienes abrieron sus banderas y patentaron un abrazo en honor a la grandeza de «Yarita».

Tercera ocasión en la que rebasó los 4.90, tras la clarinada en Hengelo, Holanda, 2014; luego, los 4.91 del pasado 2 de agosto en Beckum, Alemania, y ahora en el momento decisivo. Primera herencia.

Segundo acto: Julius Yego

Jan Zelezny viajó en el tiempo hasta el año 1996. Justamente en esa campaña corrió, cruzó sus piernas y la jabalina voló, tanto como hasta los 98.48 metros que aún se antojan primacía universal. En Moscú 2013 festejó la coronación de su pupilo y coterráneo Vítězslav Veselý (87.17). En el Nido de Pájaro los dardos dignos de preseas hicieron blanco más allá de ese límite. Muy pocos se lo explicaban. Lo cierto es que con 87.41 y una secuencia sumamente estable, el germano Thomas Roller tuvo que conformarse con la cuarta plaza.

Sí, conformismo y estupefacción. El keniano Julius Yego mereció cintillos de impresionante, no solo por sus 92.72 dorados que se convirtieron en el tercer registro de todos los tiempos (además de Zelezny, le antecede el finés Aki Parviainen (93.09)). Sucede que el tercer intento mágico de Yego tuvo sus orígenes en videos. Sí, sin asomo de tradición en la jabalina de su país, Yego dio los primeros pasos en el aprendizaje de su técnica por TV, específicamente descargando videos de competencias de YouTube.

El de la capital china se convirtió en el pulso más excelso de certámenes del orbe. Escoltaron a Yego el egipcio Ihab Abdelrahman El Sayed (88.99) y el experimentado finlandés Tero Pitkamaki (87.64). Para tener una idea de la magnitud finalista, nueve de los 12 involucrados lanzaron sobre los 83 metros.

Otra herencia sólida, Zelezny ganó tres cetros olímpicos. Por Yego, distante del pedigrí de los fondistas kenianos, aún habrá que esperar.

Ni James ni Merrit… Van Niekerk

Desde hace buen tiempo, y pese a un 2014 semianónimo, sobre el granadino Kirani James reposaba la condición de cuatrocentista dominante. Hegemonía que había tejido tras múltiples exámenes airoso sobre su archirrival estadounidense LaShawn Merrit. Esta vez ninguno de los dos saboreó la guinda. Se les atravesó el sudafricano Wayde van Niekerk; salió de la curva con «motores fuera de borda» y estampó respetables 43.48 segundos que le merecieron el liderazgo del ranking universal, además. Tal fue su esfuerzo, que abandonó el estadio en camilla. James (43.78), de seguro no encuentra la respuesta a la derrota aún, busca las claves y se refugia en el bronce, por detrás incluso de Merrit (43.65). Reinado escamoteado, más bien.

África continuó con su estela dorada por intermedio de otra keniana. Impecable, un remate de ensueño, al más puro estilo de Ezekiel Kemboi. Adivinaron, se trata de los 3 000 con obstáculos femeninos, donde la también representante de Kenya Hyvin Kiyeng Jepkemoi (9:19.11) no podía permitirse dejar escapar el vellocino en una prueba que consideran su modalidad ícono, orgullo nacional.

Completo la fecha con una lección de cómo sacudirse algún fantasma preliminar. Clase dictada por la checa Zuzana Hejnová (53.50 segundos), que demostró por qué es considerada la mejor corredora de 400 c/v.

Eso en el plano de las herencias. La mañana de jueves atestiguará otra. El francés Teddy Tamgho mirando los toros desde la barrera. Hablamos del triple, donde Pedro Pablo Pichardo se clasificó primero con estirón de 17.43 metros, escoltado por Christian Taylor (17.28). Una rivalidad tan campal en 2015 como la que sostienen los bólidos Usain Bolt y Justin Gatlin. Una mañana para enervarse nuevamente, desterrar a Morfeo y seguir cada ataque felino a la tabla.

La Mayor de las Antillas tuvo otras gratas noticias, salidas de las piernas de la ochocentista Rose Mary Almanza (2:01.33 minutos). Su crono fue el número 23 entre las agraciadas semifinalistas, pero le bastó para llegar a la meta segunda en el cuarto heat. Las presencias en la siguiente instancia se completaron con Jhoannis Portilla (13.43 segundos en 110 c/v).

El resto de nuestros atletas no pudo hacerse justicia. Los velocistas Roberto Skyers (20.23) y Reynier Mena (20.56) no soportaron las semifinales de los 200; su homóloga Arialis Gandulla (23.35) quedó en preliminares. Tampoco avanzó en el martillo Yirisleydis Ford (69.43-puesto 15), ni Jordan O'Farrill (13.64 en los 110 c/v), muy por debajo de sus 13.19 cimeros.

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