La mayor amenaza terrorista en EEUU es… el hombre blanco

La mayor amenaza terrorista en EEUU es… el hombre blanco
Fecha de publicación: 
15 Julio 2015
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Decapitaciones, turbantes y banderas negras; mapas de Oriente Medio cubriéndose lentamente por una mancha de aceite, conspiraciones desarticuladas... 14 años después del ataque contra las Torres Gemelas y el Pentágono, la mayoría de los norteamericanos siguen viendo el terrorismo islamista como el mayor peligro para su país. Según una encuesta de Gallup, el 84% considera al ISIS una “amenaza crítica”, seguido del “terrorismo internacional” y el “desarrollo de armas nucleares en Irán”.

Sin embargo, desde el 11 de septiembre de 2001, los supremacistas blancos y grupos de extrema derecha han atentado más del doble de veces en territorio norteamericano que los islamistas radicales, y dejado más muertos. Así lo refleja un estudio de la fundación New America: 19 ataques contra siete; 46 víctimas mortales frente a 28.

“Los supremacistas blancos pasan desapercibidos todo el tiempo. No son noticia”, dice a El Confidencial Joshua Inwood, profesor de Geografía y Estudios Africanos en la Universidad de Tennessee y experto en racismo y radicalismo. “Para los estadounidenses resulta más fácil comprender la amenaza existencial de radicales fuera de nuestras fronteras, y más difícil la amenaza doméstica de los supremacistas blancos. Una de las razones es que a mucha gente, particularmente blanca, le haría cuestionarse su posición en la sociedad”.

Según el Southern Poverty Law Center, en Estados Unidos hay 784 “grupos de odio” activos. El estado que más tiene es California (54), seguido de Florida (50) y Nueva York (44). “Muchos grupos de odio dependen de factores económicos y de clase para reclutar miembros”, continúa Joshua Inwood. “Donde vemos una mayor concentración es en zonas rurales económicamente desfavorecidas. Estos grupos están fuertemente asociados con la clase trabajadora blanca”.

No es el primer estudio que compara las dos amenazas y llega a una conclusión parecida. Una encuesta hecha por las universidades de Duke y Carolina del Norte a 382 departamentos de policía en todo EEUU refleja que el 74% de los agentes identifican la “violencia antigobierno” como el principal riesgo, frente al 39% que habla de “violencia inspirada por Al Qaeda o parecidos”.

Pese a las cifras, la política antiterrorista sigue centrada sobre todo en combatir el yihadismo. “Las percepciones de amenaza violenta en Estados Unidos son un producto de la ideología más que de la realidad”, explica por email Arun Kundnani, experto en islamofobia, violencia política y vigilancia, y autor del libro The Muslims Are Coming! Islamophobia, Extremism, and the Domestic War on Terror. “Desde hace décadas, los americanos han sido repetidamente engañados por expertos y comentaristas para quienes todo el terrorismo es terrorismo islámico”.

Washington lleva 14 años librando dos guerras que se han ramificado en programas de torturas y cárceles ilegales durante la era Bush y en más ejecuciones selectivas con Obama. También ha tomado medidas en casa: invirtiendo centenares de millones de dólares en escáneres para los aeropuertos, reforzando la vigilancia policial y violando el derecho a la privacidad de sus ciudadanos con un plan masivo de escuchas ilegales que sigue vigente.

Desde hace décadas, los americanos han sido repetidamente engañados por expertos para quienes todo el terrorismo es terrorismo islámico

“Desde el 11-S, Estados Unidos ha expandido constantemente su vasto sistema de vigilancia doméstica: la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) acumula información sobre cada aspecto de nuestra vida digital” continúa Kundnani. “El FBI dirige al menos 15.000 informantes pagados para espiar y los departamentos de policía locales llevan operaciones centradas en las comunidades musulmanas. No es exagerado decir que el nivel de espionaje gubernamental a los musulmanes en Estados Unidos se parece al de los alemanes orientales bajo la Stasi”.

El informe de New America intenta responder a otra pregunta: ¿hasta qué punto los programas de la Casa Blanca han logrado, aunque sea de manera ilegal, reducir los ataques islamistas en territorio norteamericano?

El estudio indica que, de los 312 acusados de pertenecer a organizaciones yihadistas en EEUU, solo 18 fueron detectados bajo al programa de escuchas de la NSA: un 5,8%. La mayoría fueron percibidos por “medidas tradicionales de investigación” (180) y en “circunstancias sin esclarecer” (93). Del total, 21 participaron en “complots que no fueron evitados”.

Ni siquiera los escáneres de los aeropuertos resultan útiles. Este año, un equipo de agentes encubiertos del Departamento de Seguridad Nacional burló las aduanas de los mayores aeropuertos del país con armas y explosivos en el 95% de los casos. Aun así, volar en avión sigue siendo seguro. El último altercado terrorista a bordo de un avión a EEUU tuvo lugar en 2009, cuando un nigeriano de 23 años confesó haber intentado detonar explosivos en un vuelo a Detroit.

El macabro recuento de New America incluye dos casos recientes y casi paralelos de radicalismo: el de Dylan Roof, presunto autor de la masacre racista en la iglesia afroamericana de Charleston, en Carolina del Sur, y Dzhokhar Tsarnaev, el joven musulmán de origen checheno que mató a 4 personas en el maratón de Boston de 2013 y que acaba de ser condenado a muerte.

El director del FBI, James Comey, volvió a alertar esta semana sobre el peligro de los llamados “lobos solitarios”: terroristas que no pertenecen a ninguna estructura de mando. “Nos enfrentamos a una amenaza muy nueva”, declaró en el Comité de Inteligencia del Senado. “Osama Bin Laden jamás habría soñado con hablar simultáneamente a cientos de americanos, encontrarles y darles una tarea de manera que no fuese visto por las fuerzas de seguridad, y hacerlo a la velocidad de la luz”.

Comey aseguró que el FBI había desmantelado una conspiración para atentar en territorio norteamericano el pasado 4 de julio, arrestando a 10 personas que habrían sido influenciadas por el ISIS vía internet. “La edad de oro de la comunicación nos plantea enormes desafíos”, dijo. Se refería sólo al terrorismo islamista.

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