Barcelona sigue de fiesta y prolongó su buen momento con otro título y a la espera de lo principal. Otra vez de la mano de Lionel Messi , quien sigue brillando. En el Camp Nou, venció 3-1 a Athletic Bilbao , con dos tantos de Leo, y se quedó con la Copa del Rey.

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El equipo catalán lo definió en el primer tiempo, con los tantos de Messi, el primero un golazo tras dejar cuatro hombres en el camino, y Neymar. En el segundo tiempo, Leo hizo el tercero para liquidar el encuentro. Sólo hubo tiempo para el descuento del Bilbao por Iñaki Williams.

Ahora, Barcelona se concentra de lleno en la final de la Champions League del sábado próximo en Berlín ante Juventus. Ambos equipos llegan con el título de Liga y la copa de su país para intentar lograr el triplete.

Messi jugó desde el inicio al igual que Javier Mascherano y, con sus dos goles, conquistó el 25° título de su carrera, el argentino que más ganó en la historia. Fue la 27ª vez que Barcelona levanta la Copa del Rey, el que más veces la consiguió.

El partido

La final duró el tiempo que Messi tardó en hartarse de la persecución que el entrenador del Athletic, Ernesto Valverde, ordenó sobre él y, con una jugada fabulosa, burló la pegajosa marca de Mikel Balenziaga y a tres defensores más para batir a Iago Herrerín con una obra de arte.

El tanto de Leo fue tan maravilloso que la hinchada azulgrana, en franca minoría respecto a la bilbaína pese a jugar en casa, tardó cinco minutos en sobreponerse a su asombro y empezar a aplaudir al crack argentino.

Messi agarró el balón cerca de la mitad del campo, superó a los cuatro defensas del Athletic que le salieron al paso y, tras un último recorte, batió al arquero vasco por el palo corto.

Neymar avisó ya en el minuto 9 con un gol que el árbitro anuló con dudoso criterio; amenazó a los 25 con un remate que salvó Herrerín, y concretó a los 35, al rematar cerca del punto de penal un medido centro de Suárez desde la derecha tras una jugada del croata Iván Rakitic.

Por entonces, y al dictado de Messi, el equipo dirigido por Luis Enrique era ya un vendaval ofensivo que el Athletic no sabía cómo parar. Pudieron, sin embargo, los vascos recortar distancias antes de la pausa en una contra que concluyó Iñaki Williams con un disparo que rozó el travesaño del arco defendido por Marc-Andre Ter Stegen.

A la final de Copa le restaban aún 45 minutos, pero estaba sentenciada. Nada, ni siquiera el fabuloso aliento de la hinchada rojiblanca que no paró de animar durante todo el partido, pudo voltear el marcador.

Con la final de la Champions ante a la Juventus en el horizonte cercano, los azulgrana ahorraron esfuerzos, rebajaron el ritmo de partido y, más que generar ocasiones y juego, aprovecharon las contras que el Athletic les concedió para amenazar.

Luis Enrique movió el banco. Xavi, el capitán que minutos más tarde levantó el segundo título azulgrana en una semana, entró por Andrés Iniesta, aquejado de algunas molestias. El técnico del Barcelona no quiso arriesgar.

Se rondaba la hora de partido y, con la emoción futbolística muy rebajada, la final era, sobre todo, un pulso festivo entre las dos hinchadas, que siempre encontraron motivos para celebrar.

La del Barcelona, un nuevo título que acabó de sellar, cómo no, Messi, con un gol que ilustró su insaciable voracidad: el crack argentino se adelantó a toda la defensa del Athletic para rematar, pierna en alto, un centro de Dani Alves que la zaga vasca creyó inocuo. Y la del Athletic, el gol del honor anotado por Williams a los 79' con un perfecto cabezazo.

El tanto del Athletic animó los compases finales y caldeó los ánimos de algunos jugadores vascos, que provocaron broncas absurdas. Nada, sin embargo, se movió ya. Gobernado por el genio de Messi, el Barcelona conquistó su 27 Copa del rey y el sexto doblete de su historia, la mejor medicina para viajar hacia Berlín en busca del triplete.