Argos Teatro: Locos de amor
especiales
Todo lo circundante se pierde, oscurece, se turbia. No sabría decir ni en qué cuidad o en qué año transcurre esta historia. Dejan de importar el espacio y el tiempo para ocuparse solamente del amor, del caos y la locura que trae consigo. No hay ruidos o señalamientos al entorno, ni siquiera hay entorno; solo están ellos, y un sentimiento que los destruye, pero del que no son capaces de escapar.
Dos directores jóvenes: ella, Yailín Coppola, actriz de profesión; él, Yeandro Tamayo, realizador y teatrista han elegido Locos de amor, de Sam Sherperd para encausar a la compañía de Carlos Celdrán hacia una nueva puesta. Por primera vez Argos Teatro decide hablar solamente del amor, no ambicionan otra cosa que dejar en la piel de los actores la locura, la desesperación, el vacío provocados por una emoción obsesiva, perturbadora, patológica, casi. Con esta obra Argos teatro decide únicamente estar atento a la lírica, a la emoción.
María (Rachel Pastor) y Eduardo (Caleb Casas) son seres atormentados, solitarios, atados por una pasión atípica e incestuosa. Una relación basada esencialmente en el poder que implica el amor mismo, el poder de uno sobre el otro, que espera, confía, que es engañado una y otra vez; pero que vuelve a esperar, a confiar. Los actores encarnan dos personajes que se mueven en un ciclo tortuoso, que huyen y vuelven, que abandonan siempre para al final regresar como serpiente que se muerde la cola.
Los directores de Locos de Amor explican que desde el inicio siempre se pensó en Rachel para dar vida a María, mientras que las condiciones físicas de Casas concordaban con la imagen que se buscaba proyectar de Eduardo. El resultado: las interpretaciones inquietan, emocionan.
Se trata de una obra que seduce porque está plagada de locura y contradicciones, y para la cual se acertó en la elección de Caleb Casas como protagonista, en una actuación que probablemente catapultará su regreso al teatro después de varios años fuera de Cuba.
Es un relato que puede reescribirse desde la mirada o experiencia de cada uno de los espectadores. Locos de Amor es una historia tan común como la pasión misma, de la que, aun carente de cualquier sentido, cuesta desligarse. Argos no nos trae un relato ajeno, más bien nos acerca a lo que Buesa llamaría emociones compartibles.
De izquierda a derecha: Yeylín Copola, Yeandro Tamayo, Rachel Pastor, Caleb Casas.
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