No quiero cuentos con la pelota cubana

No quiero cuentos con la pelota cubana
Fecha de publicación: 
16 Febrero 2015
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Esta Serie del Caribe fue una clase magistral de relatividad, digna de Einstein. Si no, veamos algunos ejemplos:

*Uno de nuestros narradores afirmó rotundamente, en un cuarto inning, que el lanzador cubano había hecho hasta ese momento 51 lanzamientos: 25 strike y 25 bolas. (¿Habrá una tercera opción?)

*En el juego semifinal contra Venezuela, “Cuba (o Vegueros reforzados) fue un equipo hasta el quinto inning (en que perdía 4 a 0), y otro después del batazo de Cepeda”; nuestros narradores también fueron otros, ajustándose en menos tiempo. Los bateadores cubanos necesitaron 5 entradas, los narradores adecuaron sus ideas en instantes; en el cuarto inning decían una cosa (echando pestes de nuestra pelota) y finalizando el quinto, lo contrario. Parecía una transmisión de TV Alzheimer.

*El director del equipo de Venezuela declaró, antes del juego contra nosotros, que los cubanos se sacaban outs ellos solos: Dios lo castigó (Cuba le hizo el mayor carreraje del torneo).

Parece que el pana no se toma en cuenta las estadísticas, pues el equipo Cuba que –según él– lo integran bateadores que se sacan los outs ellos solos, fue el líder de promedio de average colectivo del torneo: 275, seguido, a buena distancia, por República Dominicana, 259, y su Venezuela, que bateó exactamente 20 puntos menos 255 de average. (En lugar de la paja en el ojo ajeno, creo que debió preguntarse ese mánager: ¿quiénes estaban ayudando a sus bateadores a sacarse outs?).

A propósito, el promedio de bateo de Puerto Rico fue 224, y el de México, un palidísimo 188. (No he escuchado a nadie preguntarse cómo pudo llegar a la final un equipo en el que sí sus bateadores se sacan outs solos).

*Desde antes de empezar el torneo, se armó un gran ruido en los canales y prensa deportiva por el refuerzo del equipo Pinar del Río (incluyendo Telesur, y hasta parte de nuestros comentaristas deportivos). Escuché literalmente frases como “Cuba viene armado hasta los dientes”, el “superreforzado team Cuba”, o la Isla trae, en lugar del equipo campeón, a su selección nacional. Lo cual es cierto, pero es lo que se hace en ese torneo por parte de todos los países participantes, llevan lo mejor de sus ligas y hasta cogen libremente, y sin rubor, de otras.

Para suerte nuestra, alguien entrevistó a uno de los periodistas especializados de Puerto Rico, quien dijo, refiriéndose a los cubanos:

Ustedes tienen mucho complejo con los refuerzos y eso aquí es natural, el equipo de Puerto Rico solo tenía a ocho originales de los Cangrejeros de Santurce, los otros 20 son refuerzos tomados en los play off y para la Serie del Caribe, incluyendo otras ligas. Y, ciertamente, vimos y enfrentamos hasta lanzadores estadounidenses y otros jugadores foráneos a los países participantes de refuerzo.

En el torneo de Puerto Rico (como en todas esas ligas) se van reforzando los equipos en cada paso de la serie, se van tomando jugadores que traen de otras partes, o de los equipos que van quedando. O sea, play off semifinal, se refuerza abiertamente con jugadores de las selecciones que quedaron eliminadas; y para el play off final, escogen nuevamente de los que se fueron en la semifinal.

Para la Serie del Caribe, ese superreforzado team campeón escoge nuevos refuerzos de su propia liga y de otros países; así llegaron a este campeonato que se toma como lo mejor de la región, más que un evento de equipos campeones; el concepto es “club”, como en el fútbol europeo, en el que contratan al que le haga falta, de donde sea. Puerto Rico, por ejemplo, llegó con solo ocho Cangrejeros, de 28 jugadores. Y es que, como dijo el periodista, el concepto es de club, no importa de dónde provengan los jugadores.

*“Tenemos mucho que aprender, los profesionales lo hacen todo bien, porque tienen oficio”; “cuando tienen que sacrificarse, se sacrifican, hacen su trabajo, y lo hacen bien, corren de maravillas las bases, tiran adonde tienen que tirar”… Menos mal que toda regla tiene su excepción, gracias a lo cual -si bien la defensa estuvo a buen nivel- vimos no pocas veces tiros adonde no hacía falta, corredores despistados… En el último juego, por ejemplo, pudimos sacar out en segunda al corredor, con un toque de sacrificio fallido (falló un perfecto). Igual debemos agradecer que el tercera base de Puerto Rico metiera la pelota en el jardín derecho con el rolling pegado a la raya de Frank Camilo, en aquel extra inning que nos clasificó a la postre. (Y vaya usted a saber cómo es posible que el cátcher azul fuera al bate, y no un emergente, en ese momento).

Un dato muy interesante: el equipo Cuba fue el líder no solo en bateo, también en fildeo (lo cual no quita que tuviéramos tensiones, nerviosismos y errores mentales que dan la falta de fogueo internacional a buen nivel).

Creo que a nuestros narradores y periodistas deportivos les vendría bien un toquecito relativista (pequeñito, un tin na' má), cuando se van a referir a los de las ligas mayores y menores (al fin y al cabo estamos entre humanos ¿no?). Vamos, que no es tan difícil, solo agregar un “casi” cuando vayan a alabar a los profesionales con aquello de que “todo lo hacen a la perfección”. Me tienen ya hasta la coronilla con eso de que tenemos que aprender de ellos. Tenemos que aprender, es verdad, la vida es aprender.

*El director mexicano declaró tras el juego que nos dio el campeonato, que a sus Tomateros les faltó solo un hit (la clásica abuela bicicleta) para ganar, por ahí se podría inferir que a Cuba le sobró uno (digamos que el jonrón de Yulieski); igual le pasó a Cuba en el juego inicial contra los mismos Tomateros: le faltó un hit  (como seis veces que tuvieron hombres en posición anotadora con un out o sin él).

*Un slogan de estos días: “Cuba tiene que modernizar su béisbol, se ha quedado atrás”. Ok, de acuerdo:… ¿Y Puerto Rico, que ganó un solo juego -en el que además, no se decidía nada, pues el contrario estaba clasificado, o sea, que de puro trámite?

*Nuestro comentarista, Reinier, la echó buena, cuando lo entrevistó el especialista deportivo de Telesur (canal al que amo incondicionalmente); haciéndose el  problemático (el de Telesur), dijo –cual presionado por el estado de opinión- que se veía precisado a hacerle una pregunta: ¿Crees que es justo este sistema de competencia en el que Cuba con tres victorias y tres derrotas fue el campeón? Respuesta de nuestro Reinier: ¿AHORAAAAAAA! (Y su reflexión más o menos fue que cuestionarse la victoria ahora no vale, eso había que haberlo dicho antes del torneo y nadie lo cuestionó, ni el año pasado, que fue injusto también con varios equipos). Mientras fueron otros los que clasificaban y ganaban por los pelos, no hubo protesta; ahora que es Cuba, está mal el sistema. Y realmente no es justo, pero todos los equipos se prepararon para ese torneo injusto, pues el sistema y las reglas estaban hechos de antemano. Cuba ganó los juegos que tenía que ganar, jugando mejor que los que se pintaban de mejores, así de simple.

Y para cerrar los relativismos: mientras Cuba estaba perdiendo, todos los medios hablaban maravillas de los equipos y las ligas en el torneo. Terminando de ganar Cuba, los especialistas empezaron a desinflar a los rivales y ahora parece que le ganamos a una partí'a de viejos jubilados. Así pasa en cada Clásico, los rivales son monstruos hasta que Cuba gana un partido, en ese momento aparecen agravantes como que faltaba fulanito o no están en forma deportiva.

En las Series del Caribe fuimos los mejores, y no dudo que lo sigamos siendo. Otro de los argumentos que dio Reinier (al comentarista deportivo de Telesur) es que Cuba siempre reinó en la Serie del Caribe, ganó siete de 12 torneos en que participó hasta 1960. Si le sumamos el retorno ahora, Cuba ha ganado ocho de 13 torneos en que ha participado. Hemos visto como se subraya que Cuba alzó nuevamente la copa tras 55 años, y a veces no se aclara que ese es el tiempo en que no participaba.

Está bueno ya de bobería

En Cuba se juega si no el mejor, un béisbol de tú a tú con cualquier pelota del mundo, incluyendo las Grandes Ligas, a pesar de que tenemos el peor torneo de todos los punteros del mundo, lo cual trae consigo errores técnicos, tácticos, de arbitraje, dejadeces, aparte de otros males, como calidad de los terrenos, y otros de carácter material o conceptuales, entre ellos la cadena inexistente (o casi) en las diferentes edades, dígase torneos escolares, universitarios, de sindicatos… en fin, que casi no se juega pelota de torneos, los equipos se arman prácticamente en escuelas de deportes. No obstante, miremos la concreta, más allá del mareo mediático del sistema estadístico y de propaganda que caracteriza al gran show. Todo lo que no sea resultado en el terreno es especulación; no se puede dar o quitar categoría sobre la base de supuestos.

Encuentros de Cuba con equipos de Grandes Ligas: En 1999 se dio el primer encuentro del béisbol revolucionario contra Grandes Ligas USA, al enfrentarse el team Cuba con los Orioles de Baltimore en el estadio Latinoamericano; los Orioles ganaron tres por dos en 11 entradas, un juegazo. El partido de vuelta, allá en Baltimore, fue un festival de batazos a favor de Cuba, los apabullamos (si mal no recuerdo, 10 o 12 carreras por seis). Hubo igualmente entonces muchas justificaciones, como que en el primer juego ellos estaban en pretemporada; no enfatizaban que los peloteros cubanos tuvieron que adaptarse unos días antes del partido (cinco o seis días solamente) al bate de madera, pues nuestras series se estaban jugando con bate de aluminio, muchos de esos peloteros nunca habían utilizado el madero. También es bueno recordar que en el segundo juego ya los Orioles habían comenzado la temporada. Cuba no enfrentó más equipos completos de Grandes Ligas hasta el I Clásico; allí dividimos, ganando siempre el bueno con los trabucos de Puerto Rico y República Dominicana, dejando en el camino también a Venezuela.

En el II Clásico derrotamos igualmente a todos los equipos con peloteros de la Gran Carpa, especialmente a México, a quien le ganamos dos veces inobjetablemente. Perdimos únicamente con Japón, que ha sido el bicampeón del Clásico y que es un equipo en esencia de su Liga Profesional, si bien sus representantes en el torneo estadounidense igualmente brillaron. En el tercer Clásico, si bien no clasificamos, a la siguiente etapa perdimos, sin tener que avergonzarnos, en un gran juego en que remontamos, sacamos ventaja y la perdimos al final. Y esto no nos conforma, claro está, y ya se habló bastante del caso.

Estos resultados no dejan espacio a la duda, la balanza está a nuestro favor: la única conclusión posible es que, cuando menos, la pelota que se juega en Cuba, la calidad de sus peloteros, está al mismo nivel que cualquier pelota del mundo; si hemos ganado o dividido frente a esos equipos, no hay manera de afirmar que ellos son mejores. Ahora, eso no quiere decir que la Serie Nacional de Béisbol tenga el mismo nivel que las Grandes Ligas (por supuesto), por una sencilla razón matemática, de concentración de talento. Allí se concentran los mejores de todos los rincones del mundo. Saquemos cuentas claras con respecto a las dos potencias que nos acompañan en la cima beisbolera.

–La Liga Profesional de Béisbol Japonesa (NPB, por las siglas en inglés de Nippon Professional Baseball) está compuesta por 12 equipos para una población de 127 millones de habitantes. En la Liga Japonesa hay un equipo cada 10 millones 583 333 habitantes (sin contar que cada equipo puede incluir hasta cuatro extranjeros en sus nóminas).

–Las Grandes Ligas USA están compuestas por 30 equipos para 305 millones de habitantes. En las Grandes Ligas USA hay un equipo cada 10 millones 166 666 habitantes (a esto habría que sumarle los peloteros que compran de todos los demás países donde se practica el deporte, lo cual daría al menos el triple en cuanto a  millones de seres humanos de los que escoge cada equipo).

–El torneo de Cuba, la Serie Nacional de Béisbol, se hace con 16 equipos para una población de 11 millones de habitantes. En Cuba tenemos un equipo por cada 687 500 habitantes. Sin un solo pelotero de otras ligas. Una diferencia abismal de concentración de calidades.

Veamos entonces las estadísticas al revés para valorar mejor: de acuerdo con la proporción de peloteros por habitantes que se juega en Cuba, las Grandes Ligas USA serían un torneo con 443 equipos. La japonesa tendría 184 equipos.

Si analizamos bien las estadísticas, podemos tener idea de las dimensiones de la pelota que se juega en nuestro país. Aun creando una serie con cuatro equipos, sería proporcionalmente descompactada la nuestra en comparación con los torneos de esas potencias. En realidad, lo más cercano sería un torneo de dos equipos, y aun así las Ligas de japoneses y norteamericanos tendrían más concentración de talento.

Y, oiga, arme usted ese hipotético campeonato cubano, piense en solo cuatro equipos –no digo dos, que sería el verdadero equivalente–, haga las nóminas tentativas y verá los trabucos que tiene y la cantidad de peloteros de gran nivel que tendrían que quedar esperando en la bolsa de reserva de la serie; saque sus nóminas y responda la pregunta titular: ¿La pelota cubana es o no de Grandes Ligas?

Y sobre el Caribe, veamos las ligas de nuestros iguales, nuestros hermanos. Tengamos en cuenta que estas ligas asumen libremente peloteros de otras ligas y países, cosa que no hemos aceptado en Cuba (hasta ahora); como se sabe, no hay un solo jugador de otro país.

–La Liga Venezolana de Béisbol Profesional, o LVBP, está formada por ocho equipos sacados de una población de 30 405 207 (más de 30 millones de personas), o sea, arman un equipo cada 3 millones 800 000 habitantes.

–La Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente, anteriormente Liga de Béisbol Profesional de Puerto Rico, está compuesta por seis equipos con una población de 3 548 millones (2014), casi 4 millones. Es la única (aparte de Cuba) que saca un equipo de menos de 1 millón de habitantes, exactamente cada 591 333, pero como Estado Libre Asociado de los Estados Unidos, es prácticamente parte del sistema de béisbol del Norte, y asimilan peloteros de diversas ligas.

–La Liga Mexicana de Béisbol, LMB (afiliada a las Ligas Menores de los Estados Unidos bajo la clasificación 'AAA'). La conforman 16 equipos para una población de más de 112 millones de habitantes, o sea, un equipo cada 7 millones de habitantes.

–La Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana, LIDOM. Los equipos incluyen jugadores de las Grandes Ligas, Ligas Menores, Japón, México y otras. Está conformada por seis equipos para una población de 10,4 millones de habitantes (población similar a la de Cuba), y tienen un equipo cada 1 millón 733 333 habitantes (ten en cuenta que incluyen buena cantidad de jugadores de otras ligas).

REPITAMOS EL NUESTRO: –El torneo de Cuba, la Serie Nacional de Béisbol, se hace con 16 equipos para una población de 11 millones de habitantes. En Cuba tenemos un equipo por cada 687 500 habitantes. Sin un solo pelotero de otras ligas. Una diferencia abismal de concentración de calidades.

Por matemática elemental, y sin tener en cuenta el por ciento de jugadores de otros lados que cada una de esas ligas asimila (que en algunas es más del 50% de jugadores importados), nuestro campeonato debería ser de dos equipos, para tener concentración similar. ¿Habría pitcheo o no en nuestra serie? ¿Se jugaría o no un béisbol de muchísimo más nivel?

Esto no quiere decir que lo único que hace falta es concentrar las fuerzas, acorde con las proporciones de las otras ligas de importancia en el mundo, pero lo cierto es que si usted selecciona 28 peloteros de 100 disponibles, y otro lo saca de 1 millón de jugadores, este último debe tener un equipo mucho más fuerte, más selecto.

Nuestros narradores suelen criticar a los directores por no emplear el pitcheo clasificado, con abridores, caminadores, cerradores… pero es que en realidad, con la poca concentración de nuestro béisbol, no cuentan con lanzadores de calidad en cantidades como para sostener una especialización. Otro gallo cantaría con un torneo de cuatro equipos, por ejemplo.

Saque su cuenta, imagine la concentración por habitantes que nos toca (sin traer de otros lados), un torneo cubano de dos o cuatro equipos; haga las nóminas, juegue a armar su serie ideal de dos equipos con los jugadores que tenemos y verá qué clase de trabucos.

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