En Cuba el mundo del videoclip tiene varios nombres ya grabados en su historial gracias al desempeño de sus realizadores en la promoción y solidez de ese género que se ha vuelto imprescindible en nuestra producción audiovisual.

alt

Arturo Santana es uno de esos nombres, pero la noticia que lo acompaña esta vez no tiene que ver con los clips sino con algo que se asevera mucho más complejo: hacer cine, y en este proyecto se ha sumergido.

“Bailando con Margot” es el nuevo largometraje de ficción que acompaña al cine cubano y la ópera prima de Santana.

La película es tan ecléctica como la ciudad en la que se desarrolla, La Habana. Y el eclecticismo es notable es todas sus dimensiones: las historias, los distintos ambientes, los géneros cinematográficos, el reparto (en el que encontramos actores debutantes como Yeniset Soria junto a figuras consagradas como Mirtha Ibarra y Erdwin Fernández)…

Durante un descanso de rodaje en el Teatro Martí, Santana conversó con Cubasí.

¿Cómo ha sido para Santana la transición del video clip al cine?

Yo creo que la transición ya existía porque yo tengo unos cuantos documentales, cortos de ficción y comerciales, y desde todos estos materiales ya yo saltaba de un género a otro e iba complejizando las cosas. O sea que para mí el salto no ha sido tan brusco.

Aunque no puedo negar que es muy distinto eso a pararse delante de un largometraje de 50 llamados, cuatro épocas y decenas de actores y centenares de figurantes.

La emoción ante una película como esta es distinta, hay que estar pensando en las escenas desde el primer día hasta el último del rodaje.

¿Cuáles son esas cuatro épocas que refleja “Bailando con Margot”?

En la actualidad hay un señor en un asilo, él es una suerte de detective que comienza a recordar un momento en su vida. Ese recuerdo es la trama de la película, que se remonta al amanecer del 31 de diciembre de 1958. A su vez, esa fecha nos traslada a 1918, luego salta a los años 20, a los 30 y regresa al 58. Todo eso transcurre mientras ese hombre recuerda sentado en una silla de ruedas en un portal.

¿De qué va “Bailando con Margot”?

Es una película de unas dos horas, pero si dura un poquito más y aún late no pienso cortarle. La historia gira en torno a una anécdota de este detective y dicha historia quizás fue real o una ilusión, no importa. El protagonista es quien realiza la investigación sobre el robo de una marina de Romañach el 30 de diciembre de 1958 en la casa de una elegante viuda habanera (es una historia de ficción).

Las pistas que este detective encuentra lo lanzan al pasado, y en ese pasado se descubre quién era esa viuda, cuál fue su entorno, quién fue su esposo, cómo llegó a donde está… Y mientras se nos revelan estos detalles de la personalidad de la mujer se va desarrollando la pesquisa sobre el robo del cuadro. Todo coincide con el 31 de diciembre del 58.

El detective es un personaje que permaneció en Cuba, que tiene en su mente las explosiones de tres guerras y la historia que él mismo investigó. “Bailando con Margot” tiene que ver también con una historia de amor. O sea que el filme tiene de varios géneros.

Con el viaje al pasado tenemos del cine musical, deportivo, detectivesco y gansteril.

santana1

El cine negro no es muy común en la producción audiovisual en Cuba, al menos en los últimos años…

“Bailando con Margot” proviene de un proyecto que yo tenía desde hace 20 años, en el que se entrelazaban tres historias de boxeo. La gaveta y el tiempo dieron cuenta de todo eso. Un día apareció la posibilidad de hacer la película y la retomé con otros ganchos como el musical y los ambientes mafiosos.

Cuando un autor concibe una obra casi siempre tiene un espectador ideal. ¿Cuál sería ese espectador para Santana y ahora que se está rodando cuál cree que sea el gancho de “Bailando con Margot”?

Uno hace el cine que le toca. Yo imaginé que esta no sería mi ópera prima sino la tercera o cuarta película, por la complejidad que tiene. Pero la vida me dijo “es ahora o nunca” y estoy sobre ella.

Yo tenía otros proyectos aprobados por la industria que tratan más la realidad actual e inmediata. La vida me obligó a saltar. Creo que el espectador podrá entender ese salto porque quizás también necesita historias de esta índole, contadas de forma espectacular, historias de amor y quizás necesita ver cine que se hace en otras latitudes pero con su identidad.

Esos proyectos suyos que debieron ser los primeros en filmarse, ¿quedan atrás?

Están ahí, pero he saltado tanto sobre mí mismo que tendré que ver cómo regreso a ellos. También tengo un nuevo proyecto de género y quizás ese sea el próximo.

¿Se terminaron los videoclips para Santana?

No ruedo videoclips hace 19 meses y lo extraño muchísimo porque es un género que disfruto mucho. Me siento libre en él y me ha permitido, desde la ficción, trabajar mucho la síntesis, la elipsis, la supra realidad de la imagen, el cuidado de las puestas, en fin, que le agradezco mucho al videoclip. Ojalá pueda hacer otro que me guste.