Jeb Bush: Su fino techo de cristal
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Puntualizó que lo hizo durante un almuerzo brindado en Miami por el Comité de Acción Política Estados Unidos - Cuba Democracia.
Según el Herald, solicitó a los cubanos «que no perdieran las esperanzas», pues la transición hacia la democracia será más fácil cuando no estén los hermanos Castro.
Associated Press (AP) adelantó que pronto el exgobernador de la Florida anunciará si va a competir por la Casa Blanca en 2016.
Jeb también criticó a Obama porque, según él, excedió su autoridad cuando en noviembre eliminó unilateralmente la amenaza de deportar a millones de personas.
Sin embargo, al recordar que ya está virtualmente en campaña para 2016, giró y dijo que apoya buscar soluciones para muchos carentes de la documentación adecuada.
Bush habló este lunes durante una reunión organizada por The Wall Street Journal, un encuentro privado al que asisten multimillonarios hombres de negocios.
Antes, lo involucraron en graves sucesos.
Por ejemplo, el 18 de julio de 2004, y firmado por Edgar González Ruiz, el sitio Red Voltaire informó lo siguiente:
«Darlene Novinger, una hermosa mujer que trabaja para el FBI, descubrió durante una investigación que George Walker Bush y dos de sus hijos estuvieron consumiendo drogas y recurriendo a prostitutas en un hotel de la Florida cuando el primero era vicepresidente».
En otro momento, González Ruiz escribió que el comportamiento de los Bush «es una abultada historia de delitos»…
Pero el capítulo que más retrató a Jeb, cuando era gobernador de la Florida, fue el de las famosas elecciones del año 2000.
Al opinar sobre tal episodio, el expresidente James Carter manifestó a una radioemisora de Miami que se sintió «avergonzado» al respecto.
¿Quién lo explicó mejor? Un periodista de la BBC de Londres, Greg Palast, el cual desnudó lo sucedido en aquel estado sureño.
Palast investigó de manera especial las anomalías que impidieron votar a miles de personas.
Analista además del periódico británico The Guardian, utilizó lo acopiado en la elaboración de un libro, The Best Democracy Can Buy (La mejor democracia que el dinero puede comprar).
La obra indica cómo la oficina del gobernador, Jeb Bush, contrató a la empresa DBT, por cuatro millones de dólares, para que eliminara de las listas electorales a los criminales no autorizados para votar.
También demostró que esa misma oficina exigió a la DBT que extendiera tal relación «al máximo», incluyendo votantes con nombres similares o nacidos en igual fecha que los malhechores.
El periodista británico reconoció que, en un principio, creyó eran 57 000 nombres, pero después la DBT aceptó que llegaban a unos 94 000.
Así, desde la oficina de su gobernador-hermano, Jeb, ganó George Bush la entonces decisiva plaza de la Florida, y con ella la presidencia.
El día que se erija un monumento a ese gigantesco fraude electoral, será indispensable garantizarle un rincón en este a Jeb Bush.
Fue con esos antecedentes que propuso mantener las sanciones del «embargo» a Cuba.
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