Mirarse en el espejo de Pepe
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En su primer mandato, el presidente entrante de Uruguay, Tabaré Vázquez, abrió el camino del rechazo al neoliberalismo que propugnaron tradicionales partidos de la derecha, vía que prosiguió su sucesor del Frente Amplio, José “Pepe” Mujica, quien contribuyó a que los ciudadanos uruguayos vivan mejor, el crecimiento del nivel de vida, la baja del desempleo y la disminución de las desigualdades.
Mujica, quien siempre se negó a residir en la casa presidencial para hacerlo en su “chacra” campesina, ha utilizado esta para albergar a los “sin techo” en invierno y ofrecérsela a Naciones Unidas para refugiar a niños abandonados.
Este guerrillero, que pasó 14 años en prisión –siete de ellos incomunicado-, y luego fue diputado, senador, presidente y ahora exmandatario, siempre afirmó que la tarea más importante de los gobiernos latinoamericanos debe ser luchar contra la pobreza y la desigualdad, por acercar la cultura a todos sus habitantes, dar vivienda y un mejor nivel de vida a sus ciudadanos, y que solo superando estos problemas, se puede aspirar a una sociedad de corte socialista.
Y del dicho al hecho: La pobreza pasó del 39% al 11%, y la indigencia quedó reducida a medio punto porcentual; en las mejoras en la economía destaca, entre otras cuestiones, la reducción del 13% al 6% del desempleo y el radical cambio en la matriz energética, que permitirá a Uruguay producir 30% de su generación eléctrica en base a fuente eólica y exportar el excedente a Brasil.
En lo social, la legalización del aborto y de la tenencia de marihuana, lo cual, según su experiencia, ayudará a la promoción de inversiones para aprovechar sus cualidades medicinales.
Lo más importante que “me llevaré del gobierno es el cariño de los humildes”, dijo en entrevista con Telesur. “Andar por la calle y que me griten 'Pepe'; esas cosas que obviamente son chicas para el mundo, son muy grandes para mí", aseveró. El Presidente reivindicó a la república como organización social de iguales y criticó la jerarquía que en las sociedades modernas se pretende dar a la institución presidencial.
Solo vilipendiado injustamente, por supuesto, por la ultraderecha, ha recibido elogios de hasta mandatarios que no comulgan con sus ideas y mucho menos con su ejemplo de austeridad; con su posición de recibir a presos que Estados Unidos tiene en el territorio que ocupa ilegalmente en Guantánamo, ni con su decidida posición de apoyo a la Revolución Cubana y su estrecha amistad con su líder histórico, Fidel Castro.
Del Comandante en Jefe dijo que vive una ancianidad “muy útil”, al término de un intercambio en el que compartieron durante cuatro horas en La Habana sobre el peligro en aumento de guerra nuclear, la grave amenaza del calentamiento global a la humanidad, y en el que Fidel le informara de sus experimentos para encontrar hojas verdes que los animales puedan convertir en proteína en sustitución del descomunal consumo de granos que hoy exige la ganadería.
De lograrse esa sustitución, coincidió Mujica, los granos que hoy comen los animales podrían alimentar a millones de seres humanos, liberando a la vez de una carga onerosa en divisas a los países pobres.
Tabaré Vázquez, quien ya demostró que tiene experiencia y buenas condiciones y un enorme arraigo popular, puede seguir el ejemplo de Pepe Mujica, su compañero del Frente Amplio, y ¿por qué no?, mirarse en su espejo.
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